El Banco Interamericano de Desarrollo, el BID, acordó otorgar un crédito al gobierno de Daniel Ortega por 43 millones de dólares, destinado a financiar la ejecución del proyecto denominado “Respuesta inmediata de salud pública para contener y controlar el coronavirus”.
Uno podría preguntarse si esta operación representa un salvavidas financiero para el régimen, o bien, si es una expresión de apoyo o reconocimiento al régimen, o que Ortega logró burlar los alcances de la NICA ACT. O las tres cosas juntas.
Hemos leído atentamente tanto el convenio como el proyecto y nuestra conclusión es que, en realidad, esta operación financiera más bien es una evidencia del nivel de desconfianza que existe a nivel internacional, en relación al régimen.
Desconfianza en cuanto a la transparencia en la administración de fondos, porque no van a disponer de un centavo. Desconfianza en cuanto al sistema de salud, porque toda la parte técnica del proyecto se asigna a la Organización Panamericana de la Salud, con medidas y protocolos que contradicen las fanfarronerías y manipulaciones de Ortega y del Ministerio de Salud. Desconfianza en cuanto a los procedimientos de adquisiciones y contrataciones, porque todo lo relativo a infraestructura, provisión de insumos y equipamiento será ejecutado por la UNOPS, una entidad de naciones unidas especializada en la ejecución de proyectos. Y desconfianza en los sistemas de evaluación y seguimiento, porque esa tarea será asignada a la organización conocida por las siglas PCI. En términos prácticos es que como si no existiera gobierno.
Tampoco se trata de que el régimen está esquivando los alcances de la NICA ACT porque, precisamente, una de las excepciones consignadas en esa ley es que no afecta a créditos o donaciones destinadas a fines humanitarios, y la pandemia es obviamente un caso patente de necesidad humanitaria del pueblo nicaragüense.
Encontraron una fórmula para contribuir con la salud del pueblo nicaragüense, atando a la vez las manos a las corruptelas e incompetencias del régimen. Pero esa fórmula significará más de 3 millones de dólares en costos adicionales.
Qué ocurrirá después, en el proceso de ejecución, naturalmente no lo podemos saber. Pero, tratándose de un asunto de vida y de muerte, de la salud y sobrevivencia de los nicaragüenses y de un dinero que más tarde o más temprano tendrá que pagarse a costa de los bolsillos de los nicaragüenses, es importante que organizaciones sociales y organizaciones médicas se dispongan a cumplir un papel de auditoría social a fin de que efectivamente cada una de las partes a cargo de la ejecución de este proyecto cumplan con la responsabilidad que les corresponde.
Como este régimen todo lo politiza y en todo busca como extraer réditos políticos, seguramente intentarán utilizar las actividades del proyecto para montar una campaña de propaganda. Es importante que retengamos la información anterior para desnudar y salir al paso a los intentos de manipulación que, como decíamos, con toda seguridad intentarán montar.
Finalmente, hablando del #coronavirus, es notorio que una parte de la población está bajando los brazos en relación a medidas de prevención de la #pandemia y actuando como si ya pasó todo.
Cierto es, que los datos del Observatorio Ciudadano muestran que, como resultado de las medidas de prevención que de manera masiva aplicó la población, atendiendo las recomendaciones de organizaciones médicas y sociales, se ha logrado aplacar, en parte, la primera embestida de la pandemia. Pero es muy importante tener en cuenta que este virus ataca, por así decirlo, por oleadas.
Tenemos múltiples ejemplos actuales, en otros países, sobre el recrudecimiento de los contagios con lo que llaman la segunda ola.
No vayamos muy largo. Aquí nomás en Costa Rica, cuyo sistema de salud ha sido puesto de ejemplo a nivel mundial por el éxito que tuvo en la contención de la primera oleada. Ahora, la segunda ola ha provocado, en un solo mes, más estragos que los ocasionados en los cuatro meses anteriores, saturando hospitales y obligando a imponer de nuevo fuertes medidas de restricción.
Con todo y las medidas, el número de contagiados se triplicó en un solo mes. Y el número de fallecidos, fíjense bien, se multiplicó por diez, en un solo mes.
Si esto es en Costa Rica, podemos imaginar lo devastador que puede ser en nuestro país una segunda embestida del virus. Así que, debemos continuar o retomar las medidas de prevención que ya conocemos: distancia social, lavarse las manos, mascarillas y evitar espacios cerrados con otras personas.
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