Una de las noticias internacionales de mayor repercusión en los últimos días es la estrepitosa caída de los precios internacionales del petróleo. La tendencia al declive se venía marcando a lo largo de los últimos meses, pero el derrumbe se precipitó a causa, principalmente, de la recesión mundial que se viene encima. Además, fracasó el acuerdo que habían alcanzado los países exportadores de petróleo para frenar su producción y por esa vía reanimar los precios.
Más allá de la conmoción internacional, la pregunta que nos concierne es cómo repercute esta situación en nuestro país.
Para comenzar diremos que existe un contubernio entre la camarilla gobernante y las empresas que controlan el negocio de los combustibles. Abusando del poder político y del poder económico vienen exprimiendo los bolsillos de consumidores y empresas nicaragüenses, desde hace años, mediante la imposición de un sobre precio a los combustibles. Millones y millones de dólares se han embolsado en concepto de sobre ganancias.
El problema es que la gente solo siente que le sacan el dinero del bolsillo pero no sabe quién ni cómo.
A lo largo de estos años se han dedicado a dar atol con el dedo, pretendiendo engatusar a la población de dos maneras. Por un lado, que los precios del combustible son resultado del libre mercado. Se trata de un vulgar embuste porque en este campo no hay ningún libre mercado. El monopolio que ejercía ALBANISA de las importaciones de petróleo, sumado al control sobre el almacenamiento y buena parte de la distribución, más el abuso del poder político, ha permitido a la camarilla en el poder coludirse con Puma Energy y UNO para imponer márgenes de sobre ganancia, muy por encima de la que obtienen las empresas que se dedican al mismo negocio en los otros países centroamericanos. De otro lado, cada semana anuncian, unas vces, disminuciones y, otras veces, aumentos. Así dan la impresión de que están ajustando los precios internos a los precios internacionales, pero cuando uno revisa el comportamiento a lo largo de lo meses el embuste sale a la luz.
Cuando decimos que han bolseado fraudulentamente a los nicaragüenses lo decimos con fundamento. Hay datos que lo demuestran. No vamos a abundar en esto porque ya lo hemos abordado en otras ocasiones. Vamos a actualizar un poco. Para no ir muy largo, comparemos con los precios de El Salvador a lo largo del segundo semestre del 2019: En gasolina super, la diferencia de precios en junio era de 34 centavos de dólar el galón; en septiembre la diferencia creció a 35 centavos de dólar, para diciembre se había ensanchado a 44 centavos de dólar. O sea, no solo existe una apreciable diferencia en los precios sino que esta diferencia se amplió a lo largo del semestre. Otro tanto podemos señalar sobre el diesel: en junio la diferencia era de 19 centavos de dólar por galón; para septiembre se estiró a 30 centavos de dólar y en diciembre a 31 centavos de dólar por galón.
¿Quién puede explicar esta diferencia de precios? No se puede hablar de que el tamaño de la economía salvadoreña es drásticamente mayor que la nicaragüense. No se puede hablar de que los costos de transporte de las importaciones de petróleo y derivados son más altas en El Salvador porque este país ni siquiera tiene costas en el Caribe. No se puede hablar de que la capacidad de almacenamiento es menor en Nicaragua. En fin. De lo único que se puede hablar es que aquí hay un contubernio de un grupo que tiene la capacidad de imponer mayores precios que en los vecinos. Es la única razón que explica por qué las distribuidoras transnacionales, que también distribuyen combustible en otros países centroamericanos, a los nicaragüenses nos venden a precios más altos que a hondureños, salvadoreños o guatemaltecos.
¿De dónde sacamos esos datos? Son datos oficiales del Comité de Cooperación en Hidrocarburos de América Central. ¿Por qué utilizamos los precios sin impuestos? Porque son los que evidencian la tajada que se embolsan.
Para que tengamos una idea de cuánto se embolsan basta multiplicar la cantidad de galones de combustible que se consume por año, por ejemplo en gasolina super, por el sobreprecio que se embolsan por cada galón.
Pues bien, si los precios del petróleo se derrumbaron, si la economía nicaragüense viene de dos años consecutivos de declive, si las previsiones del Fondo Monetario Internacional son que el desempeño económico de nuestra economía será en el 2020 peor que en el 2018 y peor que en el 2019, cualquier gobierno responsable aplicaría medidas para amortiguar el impacto de estas crisis.
Lamentablemente en nuestro país, además de tener en el poder a una camarilla irresponsable, son además beneficiarios de un negocio que les permite embolsarse millones y millones de dólares como resultado de estos precios fraudulentos. No hay manera de que por su propia voluntad reduzcan los márgenes de sobre ganancia.
Primero lo hacían de manera directa y abierta por medio ALBANISA y DNP. Con las sanciones norteamericanas se inventaron unas empresas que nadie sabe cómo están operando. De lo que no hay duda es que siguen ordeñando los bolsillos de los nicaragüenses, ahora de manera encubierta.
¿Qué repercusiones tendrían una adecuación de los precios internos a los precios internacionales?
Beneficiaría a todos.
En primer lugar a los consumidores, pues al disminuir los costos de transporte, la tendencia sería a que disminuyan los precios de los productos de consumo. Por consiguiente, aumentaría el poder de compra de los salarios.
Beneficiaría a las empresas, pues al disminuir sus costos, desahogaría sus presupuestos, mejoraría sus márgenes y favorecería mejores condiciones para sobrevivir en medio de esta borrasca.
Beneficiaría también a los trabajadores que tienen empleo pues, al disminuir la presión sobre las empresas, se facilitaría el sostenimiento de los trabajos. Además, abriría esperanzas para los desempleados y subempleados.
A nivel macro, al aumentar la capacidad de consumo de la población, aumentarían las ventas y la actividad del conjunto de la economía.
Pero esos beneficios le tienen sin cuidado a la camarilla en el poder. Ellos, por supuesto, prefieren seguir embolsándose esas ganancias fraudulentas. Precisamente esas son las razones por las que se aferran desesperadamente al poder.
Dejar una respuesta