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Somoza y Alemán «niños de pecho» ante corrupción del orteguismo

Lo que voy a decir no es en descargo ni de los Anastasio Somoza, ni de Alemán, quienes en materia de corrupción mostraron un desempeño descollante, para desgracia de nuestro país, pero, a decir verdad, a la hora de compararlos con la desmesura de la camarilla gobernante quedan como niños de pecho. Sigamos refiriendo algunos, y repito, solo algunos, de los casos escandalosos que muestran la charanga sin parangón que la camarilla gobernante ha realizado con los recursos públicos.

Vamos con la refinería el supremo sueño de Bolívar. Ya sabemos que la refinería quedó, efectivamente en sueños, pero aún sin construirse dejó una buena tajada. De acuerdo a las estadísticas del Banco Central, la inversión en los tanques de almacenamiento -que al final fue lo único que construyeron- superó los quinientos millones de dólares. Quedan dos preguntas flotando en el ambiente ¿En verdad invirtieron más de quinientos millones de dólares en esos tanques, o eso es lo declararon y se embolsaron su buen paquete? La siguiente pregunta es, está bien, asumamos que la inversión fue de quinientos millones de dólares ¿Quiénes son los multimillonarios dueños de esa empresa?

Y a propósito de la cooperación petrolera venezolana, sin duda se trata del mayor fraude la historia económica y política de Nicaragua y seguramente de la historia de Centroamérica. Retornemos a las estadísticas del Banco Central: el total de los flujos financieros derivados de la cooperación petrolera superaron los 5000 mil millones de dólares al cerrar el 2018. Lo repito porque es bueno grabar estas cifras: cinco mil millones de dólares. Y decimos se embolsaron porque se los apropiaron como si fueran fondos privados.

Este fraude tiene otra cara que todavía está pendiente de ver por entero: ocurre que aprovechando el control que tienen de las instituciones del Estado, mediante distintas truculencias están otorgando créditos a determinadas instituciones como ENABAS, ENATREL, ENACAL, Aeropuerto, alcaldías; resguardo los fondos como deuda pública y además cobrando onerosas tasas de interés. Por ejemplo, una deuda que ya estamos pagando es el crédito por 200 millones de dólares que otorgaron hace algunos años al INE con el pretexto de evitar que subieran las tarifas eléctricas. El contrato inicial de crédito fijó una tasa de interés del 9% anual. Es bueno que usted sepa que en la tarifa que usted paga allí va la amortización de ese créditos más los respectivos intereses. ¿Quiénes son los flamantes acreedores que se embolsan esos pagos?

Quisiera alertar sobre este punto porque si estos personajes no tienen empacho en reprimir, perseguir, encarcelar y arrebatar la vida a los nicaragüenses con el afán de mantenerse en el poder, menos que lo tengan para descargar sobre las espaldas de los nicaragüenses el peso de la deuda con Venezuela. Y este debe ser también parte de un consenso de la oposición: el desconocimiento de la deuda con Venezuela, con independencia de las triquiñuelas que pueda implementar la camarilla gobernante para transformar la deuda privada en deuda pública.

Siguiendo con Venezuela, hay una dimensión que ha sido poco estudiada. Estamos hablando de las relaciones comerciales. Durante varios años, antes que la economía venezolana cayera en picada, ese país fue un destino privilegiado de las exportaciones nicaragüenses, a tal punto que se convirtió en pocos años en el segundo socio comercial de nuestro país. Se exportaba de todo, café, lácteos, ganado, frijoles, carne, azúcar, entre otros productos. En los años dorados oscilaron los cuatrocientos millones de dólares anuales. Sin embargo, transacciones que por su naturaleza deberían estar en manos de las empresas exportadoras nicaragüenses, el régimen las monopolizó. Establecieron una empresa llamada ALBALINISA por medio de la cual se canalizaba la totalidad de las exportaciones hacia Venezuela. Ningún empresario podía exportar si no era a través de esta empresa.

Los abusos con este comercio llegaron a tal punto que dieron lugar a una queja por parte de autoridades venezolanas.

¿Qué hacían estos zánganos? Como los precios que pagaba Venezuela venían con copete, es decir, con sobreprecios, compraban productos en otros países y se los vendían a Venezuela como si fueran originarios de Nicaragua para aprovechar el sobreprecio. En efecto, un documento en poder del medio de comunicación nicaragüense Confidencial revela lo siguiente: “En la compensación con Nicaragua se han recibido productos provenientes de otros países (triangulación): de El Salvador (café); de Argentina (caraotas negras); de Honduras (aceite de palma); de Guatemala (novillos), y de Brasil (azúcar refinada)”.
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El documento agrega: “Esta triangulación vulnera los principios de Petrocaribe de promover la producción nacional en los países beneficiarios y eliminar la intermediación. La Corporación Venezolana de Alimentos (CVAL), ha manifestado la necesidad que los productos a compensar por los países sean originarios.»

En otras palabras, los zánganos de aquí se llevaron en el saco hasta a los mismos venezolanos.

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