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Narcopreguntas

Los pocos medios de comunicación independientes que todavía quedan han dado a conocer el enjuiciamiento del diputado orteguista, Francisco Sarria.

De acuerdo a lo que se ha publicado, el diputado orteguista era el jefe de una banda que traficaba drogas por el territorio nacional y servía de enlace en el trasiego desde Costa Rica a Honduras.

La total falta de credibilidad del régimen y su reconocida pericia en montar operaciones diversionistas, conduce a que surjan preguntas y dudas como las siguientes:

¿Desde cuándo venía operando este grupo ligado al crimen transnacional?

¿El diputado es el chivo expiatorio de una organización de liga mayor y su enjuiciamiento obedece a que no repartió bien las coimas con los verdaderos patrones y ahora le están pasando la cuenta?

¿Se han incautado bienes, propiedades, cuentas bancarias? Si es así ¿Cuáles? ¿A cuánto asciende el monto? En otros tiempos los aparatos represivos han hecho alharaca con los bienes o dinero presuntamente incautados.

¿Se trata de una operación montada por el régimen con el propósito de evidenciar, por ejemplo, ante las autoridades norteamericanas, que el aparato judicial y de policía se mantienen alertas frente al narcotráfico?

También es una posibilidad. El régimen está desesperado por congraciarse con las autoridades norteamericanas en temas que interesan a esa administración, tales como migraciones y narcotráfico. Y no es remoto que resolvieran sacrificar a un socio menor para enviar una señal a los gringos.

Por otro lado, es evidente que el aparato judicial, la fiscalía y la policía acatan órdenes superiores al tratar el caso con sigilo ¿Cuál es la razón?

En otros casos, sin que mediaran acusaciones tan graves y sin trámite judicial alguno, varios diputados fueron destituidos en menos de 24 horas. En cambio, a Francisco Sarria solamente se le obligó a renunciar a su inmunidad parlamentaria, pero conserva todavía su estatus de diputado.

¿Cuál es la explicación de esta condescendencia?

¿Por qué no ha dicho esta boca es mía el reverendo Osorno, reconocido protector del enjuiciado y eterno aliado del Frente Sandinista?

¿Cuántas organizaciones no gubernamentales que servían de mampara a las operaciones han sido allanadas?

En cualquier caso, más allá de las preguntas y dudas, el hecho confirma la penetración del crimen transnacional en los estamentos políticos ligados al Frente Sandinista. Hay antecedentes notorios de esta vinculación, pero van quedados perdidos en la memoria. Para darnos un pequeño masaje cerebral recordemos las cédulas de identidad extendidas a narcotraficantes por el Consejo Supremo Electoral, o las fotografías de jefes policiales con Henry Fariñas, el nicaragüense involucrado en el episodio en que murió el cantautor argentino, Facundo Cabral, en Guatemala. ¿Recuerdan las fotografías donde Fariñas aparecía departiendo alegremente viandas y bebidas con jerarcas policiales?

¿Cuántas organizaciones semejantes existen enquistadas en el aparato institucional orteguista?

Hay otro punto que no podemos dejar de anotar: los detalles del asesinato y descuartizamiento de Máximo Ríos son verdaderamente macabros y reveladores de un nivel de peligrosidad y criminalidad extremo. A Ríos, un ex presidiario con quien la banda realizaba operaciones y que aparentemente falló en la entrega de un cargamento de drogas, lo golpearon, lo decapitaron y lo cortaron en pedazos que fueron esparciendo en distintos lugares.

Finalmente, llama la atención que las redes sociales, usualmente muy activas en casos y cosas de menor cuantía y muy propensas a enfrascarse en polémicas intestinas, prácticamente han enmudecido frente a estos graves hechos. Solo imaginemos lo que harían los operadores orteguistas si algún miembro ligado a la oposición apareciera, Dios no lo quiera, con vínculos sospechosos. Basta recordar la campaña que montaron recientemente en contra de una institución bancaria.

¿Será que buena parte de la dinámica de las redes está inducida por infiltraciones de los aparatos tecnológicos del régimen y esta vez convenía imponer silencio? O, más bien ¿Será que las redes están perdiendo el norte en la lucha en contra del régimen?

¿O ambas cosas a la vez?

Bien sea que se trate de una pasada de cuentas, o de una operación destinada a congraciarse con los gringos, o de una maniobra para lavarse la cara, el hecho indudable es que estamos hablando de un diputado del orteguismo, señalado de narcotráfico y de asesinato atroz. Ingredientes suficientes para colocar en la picota al régimen y su banda de delincuentes.

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