La historia, en distintas épocas y en distintos países, muestra que los episodios de crisis provocan que salga a la superficie lo más perverso que anida en grupos sociales o en personas. La crueldad, la cobardía, la mentira, el ensañamiento, lo rastrero, la brutalidad y el crimen. Pero los momentos de crisis también provocan que en otros seres humanos afloren sentimientos nobles: la generosidad, la valentía, la dignidad, la solidaridad, la abnegación.
En el trágico episodio que todavía transitamos en nuestro país, tenemos evidencias palpables de ambos comportamientos. Lo más perverso de nuestra sociedad se exhibe causando repudio a nivel mundial. Pero también, la extraordinaria lucha que a mano limpia despliegan los nicaragüenses para conquistar su libertad ha provocado admiración y solidaridad por parte de pueblos, gobiernos y organizaciones internacionales.
Son miles los ejemplos dignos de encomio. Jóvenes. Mujeres. Varones. Ancianos. Ancianas. Nos hemos referido a algunos que consideramos emblemáticos.
En esta ocasión quisiéramos detenernos en Lucía Pineda Ubau y Verónica Chávez, dos mujeres nicaragüenses que merecen el reconocimiento de todos.
Ambas son periodistas.
A Lucía, los nicaragüenses la conocimos primero como reportera. Siempre haciendo las preguntas incómodas, sin parar mientes en lo encumbrado que se sintiera el personaje que entrevistaba. Como Jefa de Información de Cien por Ciento Noticias, se caracterizó por informar los distintos ángulos de la noticia, sin cortapisas ni autocensuras. Pero, si el momento lo demandaba, no tenía reservas para salir a la calle a cumplir funciones de reportera. Su último reportaje nos estrujó el corazón: narró los últimos momentos de la invasión al canal, segundos antes de su captura.
Verónica, también es periodista, con un estilo diferente, pero con la misma garra y el mismo compromiso con su profesión. Una nota particular sobre Verónica es su faceta como empresaria. Junto con Miguel Mora, día a día, de desvelo en desvelo, fueron construyendo una empresa de comunicación exitosa. Exitosa y poderosa empresa, a un punto tal que provocó la furia y el temor del régimen. Temor y odio y ánimo de venganza.
Admirable la fortaleza de Verónica. Admirable la fortaleza de su fe. Admirable su decisión y su compromiso con el pueblo, a pesar del riesgo físico y del riesgo patrimonial.
Lucía y Verónica, además de ejemplo vivo de la mujer nicaragüense, son expresión patente de un gremio que ha dado ejemplos de compromiso con su profesión. Agresiones físicas, muerte, persecución, robos, cárcel y exilio es el precio que el régimen dictatorial de Daniel Ortega impuso e impone a los periodistas por cumplir con su trabajo.
Lucía y Verónica están hechas con el material de dignidad, coraje, carácter e integridad con el que construiremos la nueva Nicaragua.
Con la recuperación de la libertad de nuestra patria, el pueblo se encargará de abrir en pampas las puertas de Cien por Ciento Noticias. Y Lucía y Miguel y Verónica volverán a su trinchera de siempre. No cabe duda.
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