Una de las fechas emblemáticas en nuestro calendario nacional es el 15 de septiembre, día en que se conmemora nuestra independencia de España.
Este 15 de septiembre cumplimos 197 años como país independiente. Dentro de 3 años, en septiembre del 2021, cumpliremos doscientos años. Dos siglos. Es una oportunidad propicia para desarrollar una reflexión profunda sobre nuestro nacimiento como país independiente, sobre nuestra trayectoria histórica, nuestros conflictos, tropiezos, retrocesos y adelantos y, particularmente, sobre nuestro futuro. De dónde venimos, dónde estamos y para dónde vamos.
El momento presente es propicio para esa reflexión pues, de nuevo, el pueblo derrama su sangre y transita un calvario en lucha por su libertad.
El punto de partida de toda reflexión debe ser el conocimiento de nuestra historia. Todos celebramos el 15 de septiembre como aniversario de nuestro nacimiento como país independiente, inicialmente como parte de la patria centroamericana, y destacamos como próceres a los firmantes del Acta de Independencia, documento que efectivamente se suscribió en esa fecha, en la ciudad de Guatemala.
Por encima de las verdades oficiales que se fueron consagrando con el tiempo, es importante puntualizar dos hechos que no son muy conocidos, aunque son hechos de mucha significación. Primero, que no es cierto que la independencia fue resultado de un proceso pacífico. La suscripción del acta, tal vez los fue, pero la independencia, propiamente, estuvo precedida de luchas y sacrificios. Segundo, que sobre los ¨próceres¨ puede afirmarse que ni son todos los que están, ni están todos los que son. Reconocemos como próceres a algunos que en realidad no lo fueron, y hay otros que dieron su vida por la independencia y las historia ni siquiera registra sus nombres.
Evoquemos algunos de los episodios históricos que se produjeron como preludio de la independencia.
En 1811, diez años antes de que se suscribiera el acta de independencia, se produjeron levantamientos populares en León, Granada y Rivas. Dichos levantamientos tenían el propósito de declarar la independencia.
El desenlace de estos enfrentamientos se encuentra en la raíz de buena parte de los episodios trágicos que le tocó padecer, posteriormente, a los habitantes de la naciente república de Nicaragua. Los protagonistas de esos episodios, algunos verdaderos próceres, fueron derrotados y, como suele ocurrir, fueron desterrados de la memoria y desaparecidos por la historia oficial. La historia oficial no los reconoce como próceres.
El primer alzamiento se produjo en León, en diciembre de 1811. Los leoneses exigían la destitución de José Salvador, que fungía como intendente colonial, es decir, era la autoridad que representaba al rey de España.
También exigían la rebaja de impuestos, la abolición de la esclavitud y, en definitiva, la independencia.
El Obispo de León, Nicolás García Jerez, se puso a la cabeza de quienes defendían el orden colonial. El obispo, utilizando su poder religioso y también sus poderes terrenales, tuvo la habilidad para sofocar y desmantelar el inicial movimiento independentista.
Sobre los acontecimientos, el obispo envió una carta secreta al máximo representante de la corona española, el capitán general, José Bustamante, que residía en Guatemala, dando cuenta de la naturaleza del levantamiento de los leoneses. La carta del obispo dice: ¨Desde el principio se pensó en una absoluta independencia y en formar una especie de república en toda la provincia…¨.
Es decir, no se trataba de desórdenes por asuntos puntuales, sino que se perseguía un objetivo de mayor alcance: declarar la independencia. Si bien lograron la destitución del intendente español, no lograron su propósito de declarar la independencia. A la postre, el mismo obispo García Jerez, fue designado como representante de la corona española, en sustitución de José Salvador.
Y vean ustedes lo que son las cosas. De un lado, el obispo García Jerez al frente de quienes sofocaron ese primer levantamiento por la libertad. De otro lado, uno de los principales instigadores del levantamiento también provenía de la iglesia católica, se trataba de fraile Mercedario, Benito Miguelena. Quien recuerda al fraile Miguelena?
Ayer, igual que hoy, hubo religiosos defensores de la opresión y religiosos luchadores por la libertad.
En el caso de Granada, el levantamiento fue más prolongado y violento. Se extendió desde diciembre de 1811 hasta abril de 1812. Dado que la sublevación de Granada tuvo un desenlace más dramático, un desenlace que, por cierto, explica en buena medida la historia de confrontación que ha caracterizado nuestra historia como nación independiente, dejaremos el relato para nuestra próxima audición.
Por hoy lo que nos interesa resaltar es que tanto en León como en Granada se produjeron levantamientos desde el año 1811, diez años antes de la firma del acta de independencia. La independencia estuvo precedida de luchas, de luchadores y luchadoras, porque también hubo mujeres. Fueron derrotados y por eso ignorados por la historia oficial que, como suele ocurrir, es escrita por los vencedores. Nuestra obligación es reivindicar su aporte histórico.
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