Con el torbellino de acontecimientos se me había quedado en el tintero el siguiente comentario sobre un hecho que no podemos dejar pasar:
Como una expresión del aislamiento internacional del régimen genocida de Ortega, en el acto del 19 de julio únicamente estuvo acompañado por el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, y por el canciller de Venezuela, Jorge Arreaza. Nada que ver con el desfile de personajes y mandatarios, que en otros tiempos asistían a esa celebración. No debe extrañar esta compañía, pues todos sabemos que los gobiernos de Cuba y Venezuela son de la misma calaña que el gobierno de Ortega. En ambos casos de oprime a los pueblos, se masacra a los pueblos, se asesina, se encarcela, se persigue, se exilia a quienes luchan por la libertad.
Está bien que los compinches expresen solidaridad con Ortega. Al fin y al cabo son, como decíamos, de la misma calaña. Lo que debemos repudiar es que vengan a ofender a los nicaragüenses, en nuestra propia tierra.
Como son muy pocos los que escuchan los discursos de ese día, probablemente la gran mayoría de los nicaragüenses ni siquiera se percataron de las ofensas y el injerencismo de los representantes del madurismo y del castrismo.
¿Qué dijo el canciller de Cuba?
Haciendo gala de la hipocresía que caracteriza a los representantes de estos regímenes, el delegado del gobierno castrista comenzó citando un documento denominado Proclama de América Latina como Zona de Paz, suscrito en el marco de la CELAC, la comunidad de estados latinoamericanos y caribeños. Dicho documento llama a «respetar plenamente el Derecho Internacional, la solución pacífica de controversias, a desterrar el uso y la amenaza del uso de la fuerza; a respetar la obligación de no intervenir directa o indirectamente en los asuntos de cualquier estado…” Todos esos principios son encomiables.
Sin embargo, a renglón seguid,o el representante del castrismo olvidó lo que acababa de decir y comenzó a intervenir abiertamente en los asuntos de los nicaragüenses. No solo a intervenir sino además a ofender al pueblo nicaragüense.
Recitando por aquí y por allá frases de Fidel Castro, como si fueran frases bíblicas, se dedicó a llamarnos mentirosos, manipuladores y terroristas.
Nosotros repudiamos la presencia del representante del régimen castrista, rechazamos su intervencionismo y repudiamos sus palabras denigrantes hacia el pueblo nicaragüense.
Por su parte, el representante de Nicolás Maduro fue todavía más allá en su intervencionismo. El representante madurista dijo:
«Y sepa, Presidente Daniel Ortega, que si el Pueblo Bolivariano, l@s Revolucionari@s de Venezuela tuviésemos que venir a Nicaragua a defender la Soberanía y la Independencia nicaragüense, ofrendar nuestra sangre por Nicaragua, nos iríamos como Sandino a las montañas de Nueva Segovia para defender la Independencia la Independencia de la Nicaragua…»
Para que la dibujemos más despacio, el representante de Maduro amenazó con venir a matar nicaragüenses, en defensa del régimen de Ortega.
Probablemente el canciller Arreaza en su vida a reventado un cachinflín, sin embargo vino aquí con sus bravuconadas a amenazar con derramar sangre de nicaragüenses.
Las ofensas y el injerencismo de los representantes de los regímenes criminales de Cuba y Venezuela, disfrutaron de la tolerancia, el beneplácito y hasta el aplauso de Ortega y su séquito.
Despotricaron contra lo que llaman injerencismo de los gobiernos latinoamericanos que han alzado su voz en defensa de los derechos humanos de los nicaragüenses.
Despotricaron contra el injerencismo de la OEA, por la resolución que adoptó el Consejo Permanente.
Y por supuesto, despotricaron también en contra de Estados Unidos.
Hipócritas. Son unos hipócritas. Hablan de soberanía. Hablan de no intervención. Hablan de no injerencismo. Pero para los otros. Para ellos, se reservan el derecho exclusivo a intervenir en el común propósito de aplastar las aspiraciones de libertad de los pueblos.
Si para Ortega estos injerencismos merecen aplauso, para el pueblo nicaragüense merecen repudio. Y es lo que expresamos hoy. Repudio a los representantes del castrismo y del madurismo que vinieron a ofender al pueblo nicaragüense en nuestra propia tierra.
Dejar una respuesta