Política y Realidades nacionales

¿Qué país nos está dejando Ortega?

 

En nuestro artículo anterior, hacíamos un repaso de la Nicaragua del 2007, cuando Ortega asumió el gobierno. Los hechos testimonian que ningún gobierno recibió el país en condiciones tan promisorias. Paz política y paz social. Una economía en crecimiento, alimentada con flujos crecientes de cooperación internacional e inversiones. Tres demonios funestos, que siempre fueron causa de tragedias a lo largo nuestra historia se consideraban enterrados para siempre: la reelección presidencial; ejércitos partidarios y el desconocimiento a la soberanía popular mediante fraudes electorales.

Con tan favorables condiciones, Nicaragua estaba por primera vez en mucho tiempo ante la oportunidad de dar un salto al futuro en términos económicos, políticos y sociales, y Ortega ante la posibilidad de realizar uno de los mejores gobiernos de nuestra historia.

¿Qué hizo Ortega con tan generosa herencia?

Repasemos ahora qué tenemos, once años después:

  • Una deuda externa total, que bordea los 12 mil millones de dólares. Esta deuda incluye tanto deuda pública como deuda privada. Ortega recibió un país con bajos niveles de endeudamiento y nos tiene, de nuevo hasta el cuello.

  • Una deuda pública creciente, esta es la deuda del Estado que se paga con nuestros impuestos. A más deuda, menos recursos para educación, salud y otros beneficios a la población.

  • La cooperación internacional al desarrollo, tan necesaria para los más pobres, se retiró, a causa de la altanería, la irresponsabilidad y a los fraudes electorales. Es el único país del mundo que expulsó al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD. Se canceló la participación de Nicaragua en la Cuenta Reto del Milenio y los europeos se fueron con sus fondos a otros países.

  • Una tasa de subempleo laboral y desempleo superior al 60%, según cifras oficiales. Cuando Ortega asumió el gobierno el subempleo era del 33% según las estadísticas del Banco Central.

  • Una corrupción generalizada y galopante, a tal punto que Transparencia Internacional coloca al país como el más corrupto de Centroamérica y el tercero, entre los peores, en América Latina. Con la apropiación fraudulenta de los fondos de la cooperación petrolera venezolana, la familia gobernante formó uno de los grupos económicos más poderosos del país.

  • El INSS en quiebra. Lo recibió con superávit de 1700 millones de córdobas y ahora registra un déficit de 2400 millones de córdobas.

  • Los más altos precios del combustible de Centroamérica, las más altas tasas de interés y las tarifas de electricidad más elevadas de la región. Y las tarifas de celular más altas del mundo. ¿Cómo pueden prosperar las pequeñas y medianas empresas nacionales en estas condiciones?

  • Aproximadamente el 80% de la población laboral en la economía informal. La recibió con un 65% y en lugar de disminuirla la acrecentó. Estos trabajadores, varones y mujeres, carecen de todo tipo de protección laboral. Ni salario mínimo, ni vacaciones, ni décimo tercer mes, ni descanso pre o post natal, en el caso de las mujeres. 8 de cada diez trabajadores se encuentran en esa condición.

  • Los verdaderos datos sobre la pobreza se esconden, aunque se conoce que el principal factor para contener los niveles de pobreza son las remesas familiares y no las políticas económicas y sociales del régimen.

  • Mandos de la policía subordinados a la voluntad de Ortega y con signos manifiestos de partidización, así como reversión del proceso de profesionalización del ejército.

  • Concentración de los medios de comunicación en manos de la familia gobernante y acoso permanente a los medios independientes.

  • Una corriente incesante de migrantes al exterior.

  • Desmanteló la autonomía municipal y los mecanismos de participación ciudadana y arrasó con el incipiente desarrollo de las organizaciones de la sociedad civil.

  • Hipotecó al país mediante una odiosa concesión para construir un canal y otros proyectos, otorgada a un empresario chino.

  • Desbarató el sistema electoral y colocó a la cabeza de las instituciones públicas a serviles sometidos a su voluntad.

  • Colocó al país en la peligrosa senda de los conflictos globales al suscribir acuerdos de orden militar y abrir alianzas políticas con Rusia.

  • Violentó derechos laborales, civiles y políticos, y el derecho a la vida al ejecutar sumariamente a decenas de campesinos, antes de la crisis de abril.

Estos factores venían acumulándose a lo largo de los años hasta que rebalsó la paciencia de los nicaragüenses y se produjo el estallido social que el régimen intenta sofocar a sangre y fuego.

En resumen, una oportunidad que Ortega despilfarró con el riesgo de hacernos retroceder todavía más. Cada día que pasa con Ortega en el poder, se acreciente su herencia de muerte, dolor, destrucción y deterioro económico.

Con seguridad, una vez que salgamos de Ortega, podremos restablecer la democracia, el respeto a los derechos humanos, romper el aislamiento internacional y retomar la senda del progreso con oportunidades de prosperidad compartidas. Pero a un costo elevado.

Sin embargo, la herencia que quedará marcada para siempre en la memoria colectiva, la herencia con la que el régimen de Ortega será recordado por las generaciones venideras, es el crimen pavoroso perpetrado en contra de la juventud nicaragüense.

 

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