El primero de junio celebra en muchos países el día internacional de la niñez. Son muchas las obligaciones de la sociedad y del Estado para con la niñez, pero hay dos esenciales porque son decisivas para que las nuevas generaciones puedan crecer con oportunidades. Se trata de la salud y de la educación.
Ambas, salud y educación, además de tener que ver con la niñez, también se encuentran estrechamente relacionadas con el bienestar de las personas, individualmente consideradas, con el bienestar de las familias y también tienen que ver el desarrollo económico del país.
Una población sana, si se trata de la niñez, de la adolescencia o la juventud, es una población que aprende mejor. Una población sana, cuando se trata de adultos, es una población que trabaja con mayor productividad. Por su parte, una población con mayor nivel de educación, por lo general tiene mejores hábitos de cuido e higiene y en consecuencia es una población más sana. Y por supuesto, una población con mayor nivel educativo trabaja con mayor productividad. Salud y educación, entonces, además de su importancia en sí mismas, también mantienen una estrecha interrelación.
Por supuesto, tratándose de un gobierno que sigue basando su propaganda en proyectar la mentirosa imagen de que es un gobierno de los pobres, esconde datos fundamentales en ambos sectores.
Vamos a desnudar un poco esta propaganda del régimen. Para ello utilizaremos información divulgada por instituciones de seriedad reconocida.
En materia de educación, el centro de investigación FUNIDES dio a conocer, en febrero de este año, un estudio sobre la calidad de la educación en Nicaragua. Se trata de un estudio que amerita un examen más detallado. Por hoy nos limitaremos a proporcionar dos datos: El primero es el gasto público anual en educación primaria, esto es, el gasto que se dedica a la educación de la niñez. Son 180 dólares por estudiante. En el caso de la educación secundaria el gasto por estudiante es de 119 dólares. Así aislada esa información nos dice poco. Las luces rojas se encienden cuando lo comparamos con otros países. Para no ir muy largo. Aquí nomás en Costa Rica, el gasto público por estudiante de secundaria equivale a 2 369 dólares. Lo repito. En Nicaragua 119 dólares por estudiante, en Costa Rica 2369 dólares. Y en el caso de primaria, 180 dólares por estudiante en Nicaragua y 2374 dólares en Costa Rica. Son datos que proporciona el estudio de FUNIDES.
Con estos datos ¿Será posible comparar la calidad de la educación de Nicaragua con la de Costa Rica? Francamente, resulta bastante penoso intentar comparaciones. Pero si la comparación con Costa Rica pueda resultar demasiado desproporcionada, vayamos a El Salvador. En este país la inversión por estudiante de secundaria ascendía a 417 dólares y 363 dólares en el caso de los estudiantes de primaria, según el mismo estudio.
Sin elevar la inversión pública en educación y sin mejorar la calidad de esa educación, no hay manera de superar el atraso. Porque el atraso se comienza a superar con inversiones sostenidas para que crezca y se desarrolle una niñez sana y con más y mejor educación.
Ahora pasemos a la salud. El diario La Prensa dio a conocer, hace algunas semanas, la siguiente información: De acuerdo al informe de ejecución presupuestaria correspondiente al 2016, analizado por otro centro de investigación, en este caso, el IEEPP, el gasto público, destinado a medicamentos fue menor a 8 dólares por persona. Un gasto anual de 8 dólares por persona en medicinas suena bastante poco. Pero la luz roja se enciende nuevamente cuando lo comparamos con el gasto que en el mismo concepto realizan nuestros vecinos. El promedio de gasto público en medicinas que realizan los países vecinos es de 40 dólares por persona. Es decir, cinco veces más que en Nicaragua. Y aquí no estamos hablando de la calidad de las medicinas. Es de conocimiento público que buena parte de las medicinas que se proporcionan en los centros de salud pública son medicamentos genéricos, importados de la India, de pésima calidad, que están engordando los bolsillos de quienes se encuentran en el negocio, a costas de la salud de la población.
Así estamos con el gobierno de los pobres. En Costa Rica el presupuesto público por estudiante de educación secundaria es aproximadamente 20 veces mayor que en Nicaragua. Y en materia de medicinas, el promedio de gasto en nuestros vecinos es cinco veces mayor.
Se trata de una evidencia más de la verdadera naturaleza de la economía solidaria, cristiana y socialista. Se trata de la realidad que debemos transformar si queremos tener un mejor futuro.
Dejar una respuesta