Temas Sociales

Agarremos la palabra al COSEP

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Recientemente el COSEP presentó el documento denominado Agenda 2020. Entre los puntos de esa agenda incluye promover una “Alianza Nacional” por la educación. Todos estamos claros de que la educación es la clave del desarrollo de los países. En consecuencia correspondería aprovechar el planteamiento de esa organización gremial.

La mejora en la educación es condición necesaria para que los países superen el atraso, que el sistema económico eleve su competitividad y las empresas aumente su productividad; igualmente, es condición necesaria para que las familias eleven sus condiciones de vida y las personas abran oportunidades de bienestar y prosperidad.

Entonces ¿Qué hacer, en concreto, para mejorar la educación?

El punto de partida es promover un compromiso nacional para colocar la educación como primera prioridad del país. No se trata del compromiso de un gobierno, sino del compromiso de la sociedad en su conjunto. Para comprometer al conjunto de la sociedad es preciso alentar un debate que informe, sensibilice y anime a la presentación de propuestas que posibilitan empujar en dirección de colocar la educación como primera prioridad, de manera auténtica.

En nuestra opinión, ese compromiso nacional debería concretarse:

Primero. Asignar mayores recursos a la educación básica. Es perfectamente factible asumir el compromiso de elevar, cada año, el equivalente a un medio por ciento del PIB en el presupuesto educativo, hasta llegar a una asignación equivalente al 7% del Producto Interno Bruto, que es un estándar internacional.

¿Y de dónde saldrían los fondos? Asignando, por ley, una proporción mayor en la masa de dinero proveniente del aumento ordinario anual en los ingresos tributarios. Se completaría recortando partidas a instituciones ociosas como el Consejo Supremo Electoral, INE, o Procompetencia, por ejemplo.

Segundo. Utilizar los recursos con eficiencia, pertinencia,  eficacia y transparencia.

¿Cuál sería el destino de estos recursos?

Mejorar la calidad y condición de los maestros. Para ello es indispensable aumentar los salarios, acercándolos gradualmente al promedio centroamericano. Además, implantar un conjunto de incentivos materiales y morales, que incluyan un programa completo de formación profesional. Solamente de esa manera podremos retener a los maestros normalistas, calificar a los maestros empíricos, elevar su competencia y atraer más jóvenes a la noble profesión del magisterio.

Además de los aspectos materiales y formativos, es imperativo realizar un esfuerzo sostenido, desde todos los sectores, para restaurar el prestigio social de la profesión magisterial. En otro tiempo el maestro y el magisterio en sus distintos niveles era dignificado y respetado. Debemos volver a esa dignificación y a ese respeto.

Mejorar la infraestructura escolar. En este caso es esencial elevar las capacidades técnicas e institucionales del Ministerio de Educación. Hasta ahora lo observado es falta de planificación, falta de transparencia en las licitaciones, falta de capacidad de ejecución y de supervisión.

Además de la rehabilitación de centros escolares, deben mejorarse bibliotecas y laboratorios, y ampliar las conexiones a internet y la utilización de las nuevas tecnologías en la educación. ¿Qué si es posible? Muchos de nosotros estudiamos en institutos públicos, en el año del aguacate, y teníamos biblioteca y laboratorio.

Transformación profunda de los contenidos curriculares y métodos pedagógicos. No basta con mejorar la condición de los maestros, mejorar la infraestructura y ampliar el acceso a herramientas tecnológicas Es menester realizar una adecuación y modernización de los contenidos, y reforzar las asignaturas en el campo de las ciencias. Varias investigaciones nacionales demuestran que existe un divorcio entre las demandas de la economía nacional y las capacidades de los egresados, en los distintos subsistemas educativos. De ahí proviene una de las grandes frustraciones con el acceso al empleo. Ello requiere también aumentar el rigor y los niveles de exigencia académica.

La merienda escolar es una contribución esencial, en particular para los segmentos más pobres de la población, que posibilita atraer y retener a la población escolar, mejorar el rendimiento, favorecer la integración de la comunidad educativa, responsabilizar a la familia y contribuir a la nutrición y salud de la niñez. Preservar y optimizar este programa es clave. A la par, la mochila escolar, zapatos y uniformes.

Un programa de becas de excelencia en el exterior, en carreras científicas, estratégicas para el desarrollo del país. Además de los fondos públicos el programa se alimentaría de recursos privados, mediante incentivos y descuentos fiscales a las empresas privadas que contribuyan.

  • Reformar la gestión, orientación y contenidos de la educación técnica (INATEC) y adecuarlo a los requerimientos del sector empresarial.

Las líneas de acción propuestas, para ser eficaces requieren la adopción de las siguientes condiciones:

  • Despartidarizar la educación. En el caso de Nicaragua el vicio más pernicioso del sistema educativo es la burda manipulación de maestros y estudiantes con fines partidarios. Mientras esa manipulación persista será estéril cualquier compromiso sobre otros aspectos de la educación. Esta despartidarización supone también restaurar el valor del esfuerzo, la aplicación y la excelencia de los estudiantes.

Armonizar los tres subsistemas educativos (educación básica, educación superior y formación técnica) sobre la base de parámetros objetivos, a partir de las necesidades de desarrollo económico y social del país.

• .Participación y transparencia en la gestión. Al tratarse de una prioridad nacional deben asegurarse espacios para la participación en los distintos planos, a nivel de escuelas, a nivel de circuitos escolares, a nivel de municipios y a nivel nacional. Expertos, familias, organizaciones gremiales y sociales deben disponer de espacios de expresión.

Una educación afianzada en valores. Se trata de promover capacidades técnicas y científicas. La responsabilidad, la promoción de la excelencia, la honradez, el trabajo. Pero también ciudadanos y ciudadanas, conscientes de sus derechos y comprometidos con su presente, con su futuro, con su familia y con su país, a partir de una escala positiva de valores.

Por supuesto, como ejes transversales deben asegurarse la gratuidad y la equidad en el acceso, primordialmente la equidad de género, entre los principios fundamentales.

No son estas todas las medidas posibles y necesarias. Tampoco estamos descubriendo el agua tibia. Pero si se trata de proponer, aquí están unas propuestas para mejorar nuestra educación.

  1. Edgar Espinosa

    Si «algún día» Nicaragua intenta salir del empantanamiento y atolladero socio-cultural en que la tiene el orteguismo, lo primero primero que se debe hacer es despartidarizar la educación. Básico y primordial.

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