Algunas intervenciones que en tiempos recientes he escuchado o leído de los jerarcas del poder en nuestro país, y los hechos que vivimos a lo largo del año recién pasado y el que comienza, me llevaron a rememorar algunos párrafos contenidos en el libro “El Corazón del Hombre” escrito por el psicoanalista Erich Fromm.
Erich Fromm fue uno de los psicoanalistas más renombrados del siglo XX. Publicó una vasta obra aplicando el psicoanálisis a la sociedad. El libro mencionado, El Corazón del hombre, intenta escarbar en los aspectos más valiosos del ser humano como el amor, la bondad, el afán de libertad, pero también en los aspectos más perversos como la maldad y todas las taras que conducen a la violencia, tanto a nivel individual como a nivel social.
Los párrafos que bien podrían llevar como subtítulo el poder y la locura dicen lo siguiente:
Un ejemplo particular del narcisismo que está en la frontera entre la cordura y la locura puede verse en algunos hombres que alcanzaron un grado extraordinario de poder…Nos dice Fromm… Los césares romanos, los Borgia, Hitler, Stalin, Trujillo: todos ellos presentan ciertos rasgos análogos. Llegaron al poder absoluto; su palabra es el juicio definitivo sobre todo, incluidas la vida y la muerte; parece no haber límite en su capacidad de hacer lo que quieren.
Ese es el primer párrafo, ahora viene el segundo:
Son dioses, sin más limitaciones que la enfermedad, la vejez y la muerte. Tratan de encontrar solución al problema de la existencia humana con el intento desesperado de trascender sus limitaciones. Tratan de fingir que no hay límite para su concupiscencia y su poder, y duermen con incontables mujeres, matan a innumerables hombres, construyen castillos en todas partes, “quieren la luna”, “quieren lo imposible”…sigo leyendo a Fromm… Esto es demencia, aun cuando sea un intento de resolver el problema de la existencia fingiendo que no se es humano. Es una demencia que tiende a crecer durante toda la vida de la persona afectada. Cuanto más trata de ser dios, más se aísla de la especie humana, este aislamiento la hace más temerosa, todo el mundo se convierte en enemigo suyo, y para hacer frente al miedo resultante, tiene que aumentar su poder, su crueldad y su narcisismo. Esta demencia cesariana no sería más que mera locura si no fuera por un factor: por su poder…
Hasta aquí el segundo párrafo. Solamente agregaría que la desgracia es que ese poder desmesurado siempre es motivo de sufrimiento y tragedia.
La historia de Nicaragua registra prototipos de esa psicopatía que han ejercido el poder. En tiempos lejanos y en tiempos cercanos.
Como dijo el maestro, al buen entendedor, por señas, y al que le caiga el guante que se lo plante.
Edgar Espinosa
Siempre he mencionado que el actual megalómano tiene trastornos psiquiátricos y que el problema nacional a nivel político que trasciende a lo social y económico, no está solamente en él, sino en toda su corte. Todos en el entorno está contagiado con falsas perspectivas de lo que es la responsabilidad de conducción de un país y es porque todos ésos adláteres inescrúpulosos, indignos de llamarse ciudadanos honestos, sucumben ante tanta necesidad imperiosa. Y qué! El comer hoy es lo que cuenta porque en el futuro mediato cualquier cosa puede suceder. Esa es la filosofía. El pueblo está aburrido de tanto malandro y va a explotar en algún momento. No queremos seres anormales llevando los asuntos del pais porque para eso es que hubieron tantos muertos. Para que exista trabajo, justicia, para que cienes de miles no tengan que ir a buscar trabajo al exterior, etc., etc. Lo primero que reclamamos y exigimos para buscar el equilibrio es alternabilidad en el asunto del manejo de la cosa pública. Es anormal que un anormal en este S.XXI esté en la conducción de nuestro país. Hay que parar ese estigma nacional. Hay que re-escribir nuestro destino sobre las rocas y sobre las aguas de nuestros ríos aunque hayan sacrificios.