En días recientes el régimen de Ortega ha ofrecido pruebas fehacientes del respeto que le merecen los derechos humanos de los nicaragüenses.
Por un lado, se ausentó de las sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, realizadas en Panamá los días 9 y 10 de diciembre. Es un total contrasentido que, por un lado, reciba al Secretario General de la OEA y aparezca disfrazado de estadista y, casi en los mismos días, evidencie su desprecio por uno de los instrumentos fundamentales del sistema interamericano. En el marco de la OEA uno de los compromisos más importantes es la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
El segundo hecho notorio es que mientras a nivel mundial se celebró el Día Internacional de los Derechos Humanos, para el régimen pasó de noche. Para quienes lo han olvidado, en Nicaragua existe una Procuraduría de Derechos Humanos, que es el órgano oficial de promoción y defensa de los derechos de la ciudadanía. ¿Alguien Sabe qué actividades realiza esta institución? ¿Alguien sabe el nombre de la persona que se encuentra a la cabeza de la Procuraduría? En otros países es un cargo prestigiado, es el famoso ombudsman, aquí, es un órgano inútil y ocioso. Ah…pero vayan a ver la página en internet de esa institución…entre las principales noticias aparece el siguiente titular: Trabajadores de la Procuraduría saludan natalicio del comandante Daniel…qué tal…se les olvidó el día internacional de los derechos humanos pero no se les olvidó el cumpleaños del monarca. Es el signo de los tiempos.
Por supuesto, la demostración reciente más lacerante del régimen en materia de derechos humanos fue el ensañamiento de sus fuerzas represivas con los pobladores que pretendían participar en la caravana y en la marcha del primero de diciembre. Ortega desplegó todos sus aparatos para impedir el ejercicio de derechos legítimos.
Porque lo primero que debemos tener claro en este asunto de los derechos humanos es que no son una concesión de un gobierno, de un partido o del Estado, mucho menos de un individuo. La comunidad mundial ha asumido el compromiso de respetar derechos que el ser humano tiene por la sola condición de nacer, y en buena medida aún antes de nacer.
Entre estos derechos está, ante todo, el derecho a la vida. Y así lo proclama la Declaración universal: toda persona tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
Los derechos esenciales incluyen también el derecho al debido proceso, a la propiedad, a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, a la libertad de opinión y de expresión. A la libertad de reunión y de asociación.
El reconocimiento y el respeto a estos derechos es resultado de una larga y sufrida lucha a lo largo de la historia de la humanidad, en las más diversas latitudes del globo. La diferencia entre civilización y barbarie, entre una dictadura y un régimen democrático, en buena medida se desprende del grado de respeto a la persona humana y a sus derechos.
Es muy importante que los nicaragüenses nos preparemos para colocar en el centro de nuestras preocupaciones el respeto a los derechos humanos. Los derechos de todos, hombres, mujeres, jóvenes, niñez, adultos mayores. No quisiéramos hacer oscuros presagios, pero es lo que se ve venir: El régimen se verá obligado, cada vez más, a recurrir a la represión. No la tiene fácil. Por un lado, la abstención masiva del 6 de noviembre evidenció para todos que solo tiene el respaldo de una minoría, por otro lado, se evaporaron los recursos que le permitían repartir dádivas manipulando las penurias de la gente, para contenerla mientras caía el maná de los grandes megaproyectos. Ahora, ni fondos petroleros venezolanos, ni canal, ni ninguna de las quimeras con que engatusaron a tanta gente. Solo le queda la represión para contener el malestar social.
Defiende hoy los derechos de los demás, dice el lema que proclamó Naciones Unidas en materia de derechos humanos. Muy atinado, porque Hoy puede tocarle a otros sufrir los atropellos del régimen. Mañana puede tocarnos a nosotros.
Edgar Espinosa
Bien, recordemos que recibes lo que das. Es una ley natural y del universo. Así es que van a recibir lo que merecen los opresores, criminales, traidores y violadores y lo que reciba para atrás, no va a ser de la mano de Dios. Es ley y lo sello.