El diccionario define la palabra tragicómico de la siguiente manera: Situación o acontecimiento en que se mezclan lo trágico y lo cómico.
Y es la palabra que cabe para calificar el rosario de torpezas y arbitrariedades cometidas con el joven mexicano Jobany Torres. Nos referimos a este caso no solamente porque ha captado la atención de la opinión pública nacional y generado amplias repercusiones internacionales, sino porque exhibe en retrato de cuerpo entero al régimen orteguista.
Veamos los hechos.
Se reporta que el joven estudiante de ingeniería en una universidad mexicana, ingresó a Nicaragua en el mes de marzo de este año, en el marco de un programa de pasantías. La pasantía se realizó en una mina en Bonanza, de la empresa minera Hemco. Desapareció el 31 de mayo y fue capturado el primero de junio, en el aeropuerto, cuando se proponía abordar un vuelo de retorno hacia su país. Es decir, apuradamente estuvo desaparecido un día.
Desde la fecha de su captura se le retuvo, incomunicado, en las cárceles de “El Chipote”, violentando la norma legal que obliga a pasarlo a la orden de las autoridades judiciales competentes en el plazo de 48 horas. Fue presentado hasta el 13 de junio y acusado por “Simulación de delito”. El juez le dictó prisión preventiva.
En qué consiste el delito que se le imputa, en palabras simples es inventar la comisión de un delito inexistente. Específicamente, el artículo 473 del código penal establece: “Quien ante autoridad competente simule ser responsable o víctima de un delito o falta o denuncie una inexistente y provoque actuaciones de investigación o procesales se le impondrá de cien a doscientos días de multa”.
El caso adquirió connotaciones internacionales pues ocupó a la cancillería mexicana, la cual emitió un comunicado que indica lo siguiente:
“El gobierno de México solicitó apoyo a las autoridades nicaragüenses para localizar al nacional mexicano, quien se encontraba realizando prácticas profesionales en Nicaragua desde hace tres meses….Las autoridades nicaragüenses indicaron haber localizado al Sr. Torres y tenerlo detenido, pero a pesar de las diversas gestiones realizadas ante autoridades de ese país para conocer la situación física y jurídica del estudiante, no se ha logrado establecer contacto con él…De conformidad con la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, se ha solicitado también acceso al señor Torres a fin de brindarle la asistencia y protección a que tiene derecho, sin que ello haya sido posible hasta el momento…Tras nuevas gestiones de la Secretaría, las autoridades nicaragüenses aceptaron que el Sr. Jobany Torres Becerra regresara a México, pero a pesar del operativo establecido para que dicha repatriación se realizara el día de hoy, no fue presentado en el aeropuerto.
Un nuevo comunicado de la cancillería mexicana expresa en su párrafo final:
El Gobierno de México, a través de la Secretaria de Relaciones Exteriores (SRE), citó el día de hoy a la Embajadora de Nicaragua en México, Tamara Hawkings de Brenes, a fin de transmitirle su preocupación por la falta de acceso consular en que se mantuvo al Sr. Torres durante 13 días, a pesar de lo dispuesto en la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares.
Hasta aquí los hechos. Ahora examinemos el rosario de arbitrariedades y torpezas:
• Detención ilegal, pues estuvo retenido doce días, desde el primero de junio al 12 de junio, sin que se iniciara proceso judicial.
• Incomunicación. No se permitió acceso al detenido ni siquiera a los representantes consulares de su país. Que conste, mantener incomunicado a un prisionero es un grave atropello a los derechos humanos.
• Incumplimiento de la Convención Internacional de Viena, que obliga a los Estados a facilitar las gestiones de los representantes consulares en beneficio de los nacionales del país que representan.
• Prisión ilegal, pues el delito que se le imputa tiene como sanción multa y no prisión.
• Engaño a las autoridades diplomáticas mexicanas al ofrecer repatriar al joven y actuar en sentido contrario, procesándole y dictándole prisión.
¿Dónde está lo cómico?
Bueno, lo cómico está en los argumentos de los funcionarios del régimen.
¿Cómo justifican la gravedad del delito?
Según palabras de la fiscal, el joven “fingió su desaparición para empañar la fama de Nicaragua como un país seguro”. Ese es el delito: el joven “intentó desprestigiar la labor que realiza el gobierno de Nicaragua de mantener la seguridad nacional”.
Un argumento cómico porque no se puede desprestigiar a quien ya está desprestigiado. Este gobierno es indesprestigiable.
Más bien correspondería preguntarse quién o quiénes han provocado más escándalo: el joven en su presunto intento de autodesaparecerse, o el rosario de torpezas y arbitrariedades cometidos por las autoridades del régimen.
Si de cuidar prestigios inexistentes se tratara lo que deberían hacer es echar presos a todos los responsables de esta sarta de disparates y arbitrariedades que exhibieron al régimen, en lo que es, un régimen arbitrario, violador de los derechos humanos y de convenios internacionales. Además, se provocaron roces innecesarios con la cancillería mexicana.
No sería nada remoto que hoy miércoles dieran un bandazo más y el juez de la causa decrete la excarcelación y procedan a la repatriación de Torres.
Finalmente, y en esta parte se pasa de lo cómico a lo cínico, cuando se le preguntó a la fiscal por qué el detenido tenía los ojos morateados, la funcionaria respondió que el joven le confesó que se había agarrado a golpes él solo. Se morateó los ojos él solito.
Si no fuera porque está de por medio la libertad y la integridad física y moral de un ser humano francamente esos argumentos son para reírse. O tal vez no. Tal vez sea para indignarse porque pareciera que esta gente tiene motivos para creer que somos un atajo de idiotas que nos tragamos inocentemente sus patrañas.
MARIO
Muy Buenos su análisis.Saludes.