En su primera conferencia de prensa, como presidente electo de Argentina, Mauricio Macri repitió varias veces la expresión ¨cambio de época¨, y hasta utilizó la frase ¨pequeña revolución¨ para referirse al proyecto político que encabezará a partir del 10 de diciembre, bajo la bandera de ¨Cambiemos¨.
El entusiasmo que ha despertado en algunos sectores el triunfo de Macri transforma la afirmación del presidente electo en una interrogante: ¿la derrota del ¨kirchnerismo¨ inaugura en realidad una nueva época en América Latina?
Veamos.
La historia latinoamericana revela que a pesar de las distancias geográficas y de las diferencias entre los países que conforman esta extensa región, operan vasos comunicantes, invisibles, pero de eficacia aparentemente inexorable. Las transformaciones políticas, económicas y sociales llegan en oleadas -a manera de ciclos- en las cuales resaltan los rasgos comunes por encima de las singularidades.
En un período en que no existían telégrafo, teléfono, televisión, radio, ni internet, todas las colonias que integraban el imperio español, en el transcurso de solo diez años proclamaron su independencia. De Argentina a México, pasando por Centroamérica, la casi totalidad de las colonias españolas se constituyeron en repúblicas, por medio de enconadas guerras, previas o posteriores.
Las nuevas repúblicas, una vez declaradas, en su proceso de afianzamiento como estados nacionales padecieron anarquía, confrontaciones intestinas y dictaduras. Un retrato de la época es Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón, el general Santa Anna, de México, quien fue presidente once veces y enterró con honores a su pierna cercenada. Los ¨macondos¨ florecieron en toda la región.
El siglo XX encontró a los países latinoamericanos marcando el paso, al transitar, con sus más y con sus menos, por las mismas etapas.
Todos se incorporaron al mercado mundial como exportadores de materias primas. Menudearon dictaduras, folclóricas unas, sanguinarias la mayoría. Más tarde, ya entrado el siglo, se generalizó la estrategias de industrialización por sustitución de importaciones, como vía al desarrollo. Emergieron los populismos como formas políticas de dominación en casi todos los países. Asimismo, junto a los cambios y la modernización en las estructuras económicas surgieron nuevos actores sociales: movimientos obreros y clases medias.
El agotamiento de esta estrategia de desarrollo se tradujo, igualmente en la mayoría de los países, en agitación social y brote de movimientos guerrilleros, de izquierda, en paralelo con la entronización de dictaduras militares al amparo de la llamada doctrina de seguridad nacional. Dictaduras subordinadas, en el marco de la guerra fría, a los intereses estratégicos de Estados Unidos. Las décadas de los sesenta y setenta fueron de convulsión social, represión, golpes de estado y violencia insurgente, a lo largo y ancho de la región.
El decenio de los ochenta es época de crisis económica -la famosa deuda externa que afectó a todos- al extremo que en la historia económica de la región se le conoce como la ¨década perdida¨. La respuesta fue también unánime: sin excepción, todos los países adoptaron la receta neoliberal condensada en el denominado ¨consenso de Washington¨, bajo la tutela del FMI y del Banco Mundial. Es el tiempo de los famosos programas de ajuste estructural: Privatizaciones, apertura externa, liberalización comercial, reducción de gastos sociales.
La buena noticia es que por primera vez en la historia floreció una primavera democrática en la región. Gobiernos popularmente electos sustituyeron a las férreas dictaduras militares.
El agotamiento de la recetas neoliberales -que provocaron empobrecimiento y profundizaron las desigualdades económicas y sociales- propició, al inaugurarse el siglo XXI, un proceso igualmente novedoso en la historia política de la región: El arribo generalizado por la vía electoral de gobiernos de izquierda con distintos tonos: izquierda democrática en Uruguay, Brasil, Chile, Perú, Costa Rica, Paraguay, El Salvador, Chile y Uruguay, a la par de populismos autoritarios en Ecuador, Venezuela, Bolivia y Argentina. Todos llegaron de la mano del ¨consenso de los comodities¨ y el boom de los precios internacionales de las materias primas.
El caso de Nicaragua no encuadra en ninguno porque su principal rasgo es un hibridismo retrógrado en ruta más hacia el siglo XIX que al siglo XXI.
Desde esta perspectiva replanteamos la interrogante ¿La derrota del kirchnerismo marca el ocaso de los regímenes de izquierda en América Latina y abre una ¨nueva época¨? ¿El desplome de los comodities abre un nuevo ciclo?
Indudablemente, el triunfo de Macri, por la vía electoral, representa un golpe de timón en uno de los países más grandes de América Latina. Rompe con 12 años de continuismo. Pero la profundidad y velocidad del cambio está por verse: casi la mitad de los argentinos no votó por Macri; no tiene mayoría en el congreso; y las realidades económicas y sociales imponen un marco muy difícil de superar sin concretar acuerdos con la oposición. Por hoy no parece estar a las puertas el retorno de un proyecto de derecha puro y duro que a fin de cuentas sería un retorno al pasado.
A nivel regional todavía es temprano para proclamar el ¨cambio de época¨. Sin embargo, si juntamos el deterioro del gobierno brasileño, parece indudable que variarán los alineamientos políticos que hasta ahora favorecían a los ¨socialismos del siglo XXI¨.
¿Cómo se sitúa Nicaragua en este contexto? Es indudable que el realineamiento ofrece una oportunidad para lucha democrática en nuestro país, pero no decisivo. Lo decisivo sigue siendo la capacidad de movilización interna.
Por cierto, tenemos a la vuelta de la esquina las elecciones legislativas en Venezuela. Un triunfo de la oposición, sumado al de Macri, sí permitiría avizorar un cambio de época.
Esperamos que así sea. Y que el péndulo de la historia se coloque en su justo medio: democracia con prosperidad y oportunidades. Libertades con igualdad social.
Entonces podríamos proclamar el Cambio de Época. Con mayúsculas.
jorgehjimenez
“La memoria es también mirar al futuro”
CFK inauguró seis edificios en el Espacio para la Memoria y recordó el día en que el ex presidente Néstor Kirchner anunció la recuperación de ese lugar. Habló de derechos humanos, inclusión social y gobernabilidad.
Por Victoria Ginzberg
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner fue ayer a la ex ESMA para cerrar un círculo que se abrió el 24 de marzo de 2004, cuando el presidente Néstor Kirchner anunció en ese mismo lugar, pero del lado de afuera, que el predio en el que había funcionado el centro clandestino de detención más emblemático del terrorismo de Estado se convertiría en un espacio para la Memoria. “El comenzó con la recuperación de la memoria, la verdad y la justicia, pero además, le hemos agregado la libertad, libertad para todos, libertad de vivir, de ser felices, de amar, de querernos, de querer al país, libertad para seguir siendo lo que queramos ser y que nunca nadie más crea que nos la van a venir a robar porque vamos a luchar por esa libertad. En nombre de esa libertad no nos detuvimos en recuperar un sitio, en estos años hemos recuperado la dignidad con el matrimonio igualitario, el derecho a la identidad de género. Eso es libertad, que nadie te diga a quién tenés que elegir amar; que nadie te diga qué tenés que ser.”
La Presidenta llegó al espacio para la Memoria y los Derechos Humanos para inaugurar seis edificios. Vestida con una túnica de color crudo y calzas, entró en la Casa Nuestros Hijos, la Vida y la Esperanza, de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, donde la recibió un grupo de percusión, ya que allí funciona una escuela de música popular. CFK bailó, abrazó a las Madres y a las Abuelas y recorrió el lugar acompañada del secretario de derechos humanos, Martín Fresneda; el secretario general de la Presidencia, Eduardo “Wado” de Pedro; el ministro de Justicia, Julio Alak; el titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Oscar Parrilli, y la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, entre otros funcionarios. Luego fue al nuevo edificio de la Secretaría de Derechos Humanos, donde le dieron cartas, firmó banderas, fotos y posters, se sacó muchas selfies y saludó a los trabajadores del lugar. Muchos lloraban emocionados. En la sede de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, bautizada 30.000 Compañeros Presentes, la esperaba un grupo de cooperativistas del programa Ingreso Social con Trabajo, ya que fueron ellos los que llevaron a cabo las refacciones de las construcciones del Espacio para la Memoria. Como destacó luego CFK, el 70 por ciento de ellos son mujeres y todos fueron capacitados a través del ministerio de Desarrollo Social. Los otros lugares que quedaron inaugurados ayer son la sede del Consejo Federal de Derechos Humanos, el Instituto de Políticas Públicas de Derechos Humanos del Mercosur y el Polo Productivo, donde se capacitan los cooperativistas.
La Presidenta se subió al escenario levantado en la Plaza de Armas de la ex ESMA sosteniendo en alto un casco blanco que le habían regalado los trabajadores. Antes de que CFK empezara a hablar, la locutora anunció la promulgación de la ley que creó la comisión bilateral que elaborará un informe sobre la política económica y financiera de la última dictadura e identificará a los actores sociales que colaboraron o se beneficiaron con el terrorismo de Estado. También dijo que se aprobó la presentación ante la Unesco la propuesta para que el Sitio de Memoria que funciona en el Casino de Oficiales sea considerado Patrimonio de la Humanidad. Fresneda y Alejadra Naftal, directora del Sitio, entregaron a la Presidenta un boceto usado durante la elaboración del proyecto museográfico. Luego, representantes de organismos de derechos humanos le dieron a CFK un premio a los “hacedores de la memoria”.
“No soy una hacedora de memoria, simplemente no me hago la estúpida ni miro para otro lado –dijo luego CFK–. La memoria está en cada una de las Madres, las Abuelas, los HIJOS, los 119 nietos recuperados, que son la demostración de que la memoria no es solamente hacer justicia y verdad con el pasado, sino que es esencialmente mirar hacia el futuro para recuperar todo lo que nos arrebataron.”
CFK empezó su discurso emocionada, después de ver un video con imágenes de Néstor Kirchner del 24 de marzo de 2004. “El –un integrante de la generación diezmada–, que 30 años exactos antes de haber hablado ante la Asamblea Legislativa había estado en la Plaza junto a otros miles de compañeros que hoy no están, él vino a recuperar esta casa. Cuando ingresamos a ella por primera vez fue muy fuerte, mucho dolor, mucha tragedia, era una vibra fuerte que por momentos sentías que no lo ibas a poder soportar. Sin embargo, no nos quedamos detenidos en el tiempo, al contrario avanzamos hacia el futuro porque decidimos transformar tanto dolor, tanta tragedia y tanta ausencia en amor, en alegría, en música, en presencia.”
Al mencionar a los cooperativistas, dijo que hay quienes creen que a los argentinos no les gusta trabajar, pero lo que pasa es que “hay argentinos que nunca fueron capacitados, que ni siquiera pudieron estudiar”. “Los llaman planeros o choripaneros, porque dicen que son subsidiados, muy pronto muchos argentinos se van a enterar que ellos, que criticaban a los otros porque decían que tenían subsidios, también tenían subsidios que les pagaba el Estado. Y son subsidios bastante más injustos”. La Presidenta señaló que “ha habido un formidable plan comunicacional regional para convencer a los sectores que han ascendido socialmente de que el resto –si no lo ha hecho– es porque no quiere trabajar o no sirve, y que los que han ascendido lo han hecho sólo por mérito propio, no producto también de políticas públicas que los han acompañado en el esfuerzo y el trabajo”.
“Si de algo me enorgullezco –continuó– es de que este proyecto político vino a dar y reparar derechos a todos los argentinos, porque en los procesos de inclusión social no hay posibilidad de hacer distinciones porque son políticas universales.”
La Presidenta se sentó junto a Alicia Kirchner, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto; Marta Vásquez, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora; Lita Boitano, de Familiares; De Pedro y Carlos Pisoni, integrante de HIJOS, y subsecretario de Promoción de Derechos Humanos. Pero en el escenario estaba también buena parte del gabinete, diputados y referentes de organismos de derechos humanos como Horacio Verbitsky, presidente del CELS.
La Presidenta resaltó que cuando asumió Néstor Kirchner los derechos humanos no estaban en agenda. “En ningún focus group surgía que eran una preocupación de los argentinos. Somos una generación que no necesita focus group. Tenemos una lectura de la realidad y tenemos convicciones para transformar esa realidad, que fue lo que nos permitió darle a la Argentina el lapso de gobierno de mayor estabilidad y gobernabilidad política, institucional, económica y social de la que se tenga memoria. Porque la gobernabilidad es la de la integración y de la inclusión social”.
CFK destacó el ejemplo de los familiares de desaparecidos que nunca utilizaron la violencia ni pidieron venganza y contó que se sorprendió al ver que entre los HIJOS se recurre al humor negro, al que vinculó a alguna forma de defensa. “Cuando en el 2001 vino el corralito todos se lanzaban histéricamente contra los bancos con martillos y querían romper los bancos, está bien, tenían razón, se habían quedado con la plata y era una reacción por ahí correcta. Pero a estas mujeres se les quedaron con los hijos y los nietos y, sin embargo, nunca hicieron nada. Y todavía hay hijos que buscan a sus hermanos, todavía hay abuelas que buscan a sus nietos. Sabemos que los desaparecidos no los podemos devolver, pero por lo menos hemos hecho un acto de memoria, de verdad y de justicia”, señaló.Antes de irse, CFK recordó que en ese predio funcionan también el Canal Encuentro y Pakapaka y reivindicó el dibujo animado de Zamba. Se retiró entre aplausos, rodeada de personas que la seguían para saludarla. En el escenario, el diputado Horacio Pietragalla y Taty Almeida, de Madres, gritaron en el micrófono: “30 mil detenidos desaparecidos presentes”. Y todos contestaron “ahora y siempre”.
jesaenz
Muy bueno el artículo. Parte de los vacíos que portamos como país: carecemos de memoria porque la verdad no ha salido a luz.
Carlos Chamorro.
Que se siente Cristina que se siente.
jesaenz
En realidad creo que la derrota ya era de antes, porque aún si ganaba Scioli, de todos modos ya Cristina había perdido.