Este fin de semana Radio Corporación celebró el 50 aniversario de su fundación. Al mismo tiempo, el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos, el CENIDH, conmemoró 25 años de fundado. En un país donde menudea lo precario y el cortoplacismo se impone, contar con dos instituciones que han llegado a la madurez, con vitalidad, éticamente robustas y fieles a los principios con que se fundaron, es, en estos dorados tiempos, un verdadero lujo. Sobre todo, cuando solo despojos quedan de la institucionalidad pública.
Frente a un régimen de discursos vacíos y falsificación del lenguaje, estas instituciones restauran el valor de la palabra y la transforman en práctica. La palabra como práctica y como enseñanza.
“La que habla el lenguaje de su pueblo” es la frase emblemática de radio Corporación. Y es mucho más que una frase. Es una práctica, es una enseñanza y encierra un valor. Es una práctica porque una de las características principales de la radio es dar, día a día, voz a los que no tienen voz. Es una enseñanza porque nos muestra una ruta a seguir. Y encierra un valor. Un valor democrático, porque democracia es dar voz al pueblo.
“Derecho que no se defiende es derecho que se pierde”, es la frase emblemática del CENIDH. Y también es una práctica, es una enseñanza y encierra un valor. Todos somos testigos de la conducta cotidiana del CENIDH en defensa de los derechos humanos, con independencia de la condición de quienes se sienten amenazados o son víctimas de atropellos. También es una frase cuyo contenido se expresa en enseñanza y en valor. Muestra un camino y proclama el valor democrático de la acción y de la participación ciudadana.
Campos distintos de actuación, actos fundacionales distintos, pero ambas instituciones comparten un mismo sendero y un mismo norte. La lucha por la libertad, por la democracia y por la legítima aspiración que tenemos a vivir en un país en paz y con derechos plenamente ejercidos.
Más allá de las merecidas celebraciones, ante el déficit de valores que nuestra sociedad padece, es importante resaltar los valores que La Corporación y el CENIDH pregonan con el ejemplo. Pregonan con el ejemplo. Mencionaré algunos:
• El valor del compromiso con los derechos de la gente, en particular con la población más vulnerable.
• El valor de la coherencia, entre lo que se predica y lo que se practica.
• El valor de la perseverancia y de la persistencia a pesar de las adversidades, de las hostilidades y de los obstáculos de todo tipo que han debido enfrentar a lo largo de su trayectoria.
• El valor del trabajo cotidiano y del esfuerzo sin desmayo. Ninguna institución se construye en Nicaragua si prevalece la dejadez y la negligencia.
• El valor de la combatividad. Frente a un régimen como el que se ha impuesto en Nicaragua, la sobrevivencia de instituciones como el CENIDH y la Corporación exigen vivir cada día como un combate.
• Y el valor de la valentía. Porque la piedra de toque del recorrido de ambas instituciones ha sido la capacidad para oponer coraje a las amenazas y la intimidación.
Finalmente, si bien en cada una de estas dos instituciones se reúne un valioso equipo de personas que empujan la carreta, día a día; en ambos casos la solidez de su liderazgo ha sido decisiva. En el caso de Radio Corporación, la gestión de Fabio Gadea Mantilla y de su hermano Carlos Gadea. Y en el caso del CENIDH la Doctor a Vilma Núñez de Escorcia.
Estas tres personas nos enseñan también que el corazón ardiente y los afanes libertarios no son patrimonio de ninguna edad. La juventud anida en el espíritu. Los Gadea Mantilla ya remontaron la línea de los 80 años, mientras doña Vilma dobló la curva de los setenta. Y ahí están, como antorchas encendidas, desafiándonos con su ímpetu, con su determinación, con su coraje y con sus puños crispados.
Celebrar a estas instituciones conlleva, pues, el compromiso de asumir y practicar esos valores.
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