CRÓ-NICAS

¿Historia de una frustración o enigma descifrado? El caso de David Green

El pasado lunes asistí a la presentación del libro “David Green: el enigma descifrado”, escrito por el periodista deportivo Edgard Rodríguez. Para quienes tienen menor edad ese nombre probablemente no signifique nada. Quienes somos un poco mayorcitos, aún aquellos que no estuvieron relacionados con el deporte, sí recordarán a David Green.

Un atleta con potencial excepcional, como para triunfar en cualquier deporte, desde el basquetbol hasta el atletismo. De hecho, impuso un record en salto largo. Él optó por el béisbol y se destacó muy tempranamente hasta aterrizar en grandes ligas. Provocó elogios, a un punto tal que llegaron a comparar su talento con uno de los mejores peloteros latinos de todos los tiempos. Nada más y nada menos que con Roberto Clemente.

Recuerdo haberlo visto jugar en el estadio de la UCA. Tenía unas trancas que parecían zancos. En unas cuantas zancadas estaba en primera, o debajo de la bola, corriendo un batazo, desde su posición en el center field.

El libro, más allá del ángulo propiamente deportivo, tiene la virtud de abordar la dimensión humana de Green, cuya historia conocida está más bien asociada a la frustración. Otro autor un poco más ácido tal vez hubiera llamado al libro “historia de una frustración”. Alguien que pudo ser un super-estrella de marca mundial y se quedó a la orilla del camino. Instalado ya en la gran carpa, aparentemente no pudo lidiar con el deslumbramiento de los reflectores y cayó en un torbellino que lo sacó de la senda del triunfo.

El atleta nicaragüense jamás dio una conferencia de prensa hasta que, después de varias décadas, Edgard Rodríguez logró, con paciencia y seriedad, encontrar las claves para ganar su confianza y descifrar el enigma. No profundizaré sobre el contenido del libro porque hay que leerlo para conocer los pormenores.

Lo que quisiera es compartir con ustedes algunas reflexiones que me despertaron el libro y el acto de presentación.

En un medio tan limitado como el nuestro y de tan pocas oportunidades para quienes tenemos un origen humilde, el camino está sembrado de obstáculos casi insuperables. De ahí que el deporte represente para muchos jóvenes pobres la oportunidad de destacar y mejorar sus condiciones de vida. Sin embargo, el éxito no siempre acompaña estos esfuerzos, y cuando el éxito sonríe, es frecuente que las mieles del triunfo les embriaguen y terminen cayendo por nocaut. Cuántos casos podemos contar, principalmente en el boxeo y en béisbol.

Pero también podemos contar múltiples casos de quienes pudieron combinar deporte y educación. Y ahí está el detalle a resaltar: el papel de la educación. Destacados deportistas de otro tiempo, hoy son destacados profesionales. La educación marca la diferencia. La educación.

El segundo aspecto a subrayar es el reconocimiento a los periodistas deportivos. Son de los pocos profesionales que investigan y escriben. No exagero al afirmar que en los años recientes se publican más libros de deportes que de sociología, ciencias o de economía, para citar tres materias de relevancia para nuestro país. Bien por los escritores deportivos. Mal por los profesionales de otras ramas.

El tercer aspecto tiene que ver con la dimensión humana. Un participante en el acto puso sobre el tapete el papel de la opinión pública, que puede construir ídolos con pies de barro, o derribar también con un micrófono, unos abucheos o unos escritos la imagen de un atleta. Tal como lo reconoció Edgard Rodríguez, abordar la dimensión humana de los atletas debería ser una pauta de conducta de los cronistas deportivos. Por mi parte agrego que no solo los cronistas deportivos porque esta es una realidad que se extiende a otros ámbitos. Es fácil construir ídolos de barro, en política, por ejemplo, y fácil también es acabar con la reputación de cualquiera.

La cuarta reflexión es sobre Edgard Tijerino, uno de los presentadores del libro y de su autor. Tijerino, además de ser el mejor cronista deportivo de la historia de este país también ha convertido el ejercicio de su profesión en un magisterio. La generosidad y la capacidad de Edgard para compartir su experiencia y enseñanzas, y cultivar a jóvenes promesas, representan un ejemplo a imitar por quienes han alcanzado un grado de excelencia en su profesión u oficio. Bien sean médicos, ingenieros, economistas o carpinteros. Es difícil ser generoso. Y más difícil aún recoger agradecimientos. Edgard ha tenido la habilidad de que sus discípulos, volando su propio vuelo, reconozcan la guía del maestro. Algo también extraño en nuestro medio.

Si pudiéramos multiplicar atletas con oportunidad de combinar deporte con educación. Si tuviéramos maestros de su profesión u oficio, con la generosidad para compartir enseñanzas y cultivar discípulos. Si tuviéramos medios y periodistas esmerados por la objetividad y enfoques constructivos. Y profesionales que investiguen y escriban…si pudiéramos…como dice el mismo Tijerino,,,póngale sello, seguro que tendríamos un mejor país.

¡Y podemos! Se trata de además de ponerle sello, ponerle mente.

  1. Jorge Luis Picado Mairena

    Saludes Ergard Rodruguez esta bonito tu comentario y punto de vista aunque ya no vivo en Nic siempre te almiro pq SOS el mejor comentarista d Nic

  2. Jorge Luis Picado Mairena

    Ergar q vivan los Tigres d Chinandega

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