Ayer martes se realizó el juicio militar en el que se condenó a Yadder Nicolás Montiel Meza, teniente primero del Ejército de Nicaragua. Montiel es médico y se desempeñaba como jefe del puesto médico del estado mayor del Quinto Comando Militar Regional, con sede en Juigalpa.
Al oficial se le condenó por delitos “en contra del decoro militar”. De acuerdo al escrito presentado por la Fiscalía Militar el teniente Montiel se encontraba de vacaciones en casa de su suegra, el 24 de diciembre, y al observar la represión desatada por la policía en contra de los campesinos que protestaban en defensa de sus tierras, expresó la siguiente frase: “que estábamos como en los años ochenta, en presencia de una navidad roja, ya que se estaba tiñendo con sangre de nuestros hermanos campesinos, que están defendiendo sus derechos”.
La expresión de esa frase constituye “el hecho punible” según el escrito de acusación en contra del médico militar.
El artículo en que se basa la condena es el 175, inciso c, que dice así: “El que cometiere actos de conducta deshonesta, indecente, indecorosa o inmoral que resulte en perjuicio del buen orden y disciplina del Ejército”.
Para que nos entendamos bien, para sus acusadores, es conducta deshonesta, inmoral e indecente la frase que expresó el militar al observar la represión en contra de los campesinos.
Tan grave considera el hecho el Ejército que el oficial se encuentra, según el mismo escrito acusatorio, en condición de “arresto preventivo en el calabozo”. Así dice, en el calabozo. Para que nos aclaremos un poco más, cuando se comete un delito militar el artículo 147 del código de procedimiento militar establece que mientras dura el juicio pueden adoptarse 8 posibles medidas cautelares, que van desde el compromiso de no abandonar su domicilio, pasando por la prohibición a abandonar el país, hasta llegar a la más grave de estas medidas, que es la prisión preventiva. Pues bien, tan grave considera el ejército la frase que expresó el oficial que le decretaron la medida más punitiva: prisión preventiva. Tiene más de dos meses en el calabozo.
El delito tiene una pena máxima de dos años de prisión y esa es la pena que solicitó la fiscalía militar. Dados el desenvolvimiento del caso lo más seguro es que sea esa la pena que se imponga al militar.
Por supuesto, causa repudio este acto de represión política que comete régimen por la vía del ejército. Pero hay enseñanzas que podemos extraer de esta situación:
La primera, es la que se venía venir. La instrumentalización del ejército como órgano de represión política, sometido a los designios del régimen dictatorial.
La segunda, que una de las especies más despreciables del somocismo eran los orejas, a quienes también se les llamaba sapos. Pues bien, aquí estamos ante el retorno de los sapos. Porque, en la expresión popular, sapearon al militar. Así que, cuidado con los sapos porque junto al chikungunya también circula una venenosa especie de sapos.
La tercera, es que hay sin embargo un hecho esperanzador. No podemos echar a todos los militares en el mismo saco. Tenemos también militares decorosos, aunque se expongan a una acusación indecorosa. Porque seguramente hay muchos otros oficiales y soldados que piensan igual que Yadder Montiel. Y más tarde o más temprano harán sentir el peso de su decoro.
En este sentido, llama la atención que el Teniente Montiel se bachilleró en Cuba y además estudio medicina en ese país. No basta pues el indoctrinamiento para sofocar la conciencia y la capacidad de pensar.
Ultimadamente, como dijo el compadre ¿quiénes son los indecorosos? ¿Los acusadores, que inventan delitos y se someten a la voluntad del monarca? ¿O el oficial acusado por el delito de expresar su solidaridad con los campesinos reprimidos?
Todos los que estamos en el bando de la lucha por la libertad debemos expresar nuestra solidaridad con este oficial, un preso de conciencia, un preso político. Y sumarnos al bando de los indecorosos. De los indecorosos comprometidos con la libertad.
Invito a que emprendamos una campaña con el lema ¡TODOS SOMOS YADDER!
Coloquemos pintas, rótulos. Hagamos plantones con mantas o cartulinas. Elaboremos camisetas y calcomanías. En fin, hay suficiente imaginación para emprender cualquier acción sin ser coordinado o instruido por nadie. Que sea bateo libre.
A fin de cuentas no se trata de un lema vacío, porque efectivamente, todos los que pensamos como Yadder estamos expuestos a correr más tarde o más temprano el mismo rumbo. Además de un acto de repudio al régimen y de solidaridad con un prisionero político, también es un acto de autodefensa.
Mauricio Solorzano
He votado por Daniel en todas las elecciones, porque creí en el, Pero veo que Daniel se transformo de Sandinista a Somocista, sigue paso a paso las enseñanzas de Anastacio Somoza Garcia. TODOS SOMOS YADDER.
jesaenz
Es una desgracia, Mauricio, pero estamos ante una versión revisada, corregida y aumentada. Saludos,