El año 2014 tuvo un comienzo fatal, en términos políticos. El orteguismo logró imponer las reformas constitucionales que consignan la reelección presidencial indefinida y dan rango constitucional a la entrega de la soberanía nacional y a la indefensión de los nicaragüenses, con el proyecto del canal. Igualmente logró imponer un nuevo código militar, una nueva ley de la policía y, además, designar a sus monigotes en los poderes del estado.
Con estos pilares el orteguismo concluyó el andamiaje político e institucional que, en su diseño estratégico, le asegura, según ellos, dominio absoluto y continuidad indefinida en el poder. La sociedad estuvo al margen de este proceso, y los sectores comprometidos con la democracia no tuvimos suficiente capacidad para ofrecer una resistencia eficaz.
Sin embargo, el año cierra con otros aires. En diciembre se produjeron tres hechos que es preciso resaltar:
• El 10 de diciembre se realizó, con fuerte presencia campesina, una vibrante movilización de protesta en contra del canal. El orteguismo, a pesar de sus intentos no logró impedir la protesta, ni encontró condiciones para reprimirla. A lo más que llegó fue a intentar ahogar la noticia en los medios de propaganda (más que de comunicación) que controla, aunque no pudo evitar que rostros campesinos y pancartas dieran la vuelta al mundo.
• Después vinieron las cédulas. Más de un millón de nicaragüenses se encontraban condenados a la muerte civil, con el vencimiento de sus documentos de identidad. El régimen mostró insensibilidad ante las penurias de la ciudadanía que, en muchos casos quitó la tortilla de su boca para desembolsar los famosos 300 córdobas destinados a seguir engordando la codicia insaciable del titular del Consejo Supremo Electoral. Ante una iniciativa de diputados opositores para extender el plazo de vencimiento de la cédula, los voceros del orteguismo respondieron con menosprecio y con burlas. Pero el malestar y la inconformidad amenazaban con transformarse en ola de protestas y el régimen retrocedió, viéndose obligado a ampliar el plazo y acordar facilidades para otorgar el documento. Debemos seguir presionando para que cumplan el compromiso de rebajar el costo de 300 a 100 córdobas.
• Finalmente, la persistencia de la protesta campesina en defensa de sus derechos, que hizo naufragar el circo montado por el régimen para la supuesta inauguración de “las obras” del canal. Si bien la represión evidenció la voluntad dictatorial del régimen, la presión social condujo a la liberación de los prisioneros ilegalmente detenidos. Por hoy este desenlace certifica el valor de la solidaridad. Aprovecho para enviar un abrazo y una voz de aliento a Octavio Ortega y a los otros líderes que fueron liberados hoy.
Tres lecciones nos dejan estos hechos:
• Que la resistencia al proyecto del canal se ha extendido a amplios sectores de la sociedad.
• Que se ha elevado la conciencia sobre lo imperioso que es la solidaridad para resistir a un régimen represivo. Basta recordar la soledad ante la represión de los mineros de Santo Domingo, los pobladores de Santa Pancha o los productores de Condega para dimensionar esta realidad.
• Que por tercera vez en un mes el régimen perdió su capacidad de iniciativa.
Estos hechos son alentadores, pero no podemos cruzarnos de brazos. Debemos prepararnos para la embestida del régimen que previsiblemente irá en las siguientes direcciones:
1. Ante el fracaso del circo del 22 de diciembre, montarán una campaña mediática que incluirá, seguramente montajes con indemnizaciones de tierras. Veremos a unos cuantos pobladores afines al régimen aparecer cheque en mano con su indemnización y a lo mejor hasta casas para su reubicación. El régimen se propondrá alentar la expectativa de que las expropiaciones serán acompañadas de justas indemnizaciones. Utilizarán el mismo recurso: “casos demostración” que, machacados con propaganda masiva, intentarán fijar la imagen de que no hay problemas con las propiedades. Debemos prepararnos para desenmascarar esas patrañas.
2. Ante la unidad mostrada por los pobladores de municipios y comunidades amenazas por ahora en Río San Juan, Rivas y Nueva Guinea intentarán aislar territorios, impedir el fortalecimiento de lazos y neutralizar liderazgos. En unos casos utilizarán la intimidación y en otros acudirán a la represión focalizada y la cooptación. Halago y chantaje. Garrote y zanahoria.
La policía, las alcaldías y los órganos locales del llamado “poder ciudadano” serán los principales actores de esta estrategia.
3. Intentarán romper las relaciones de solidaridad que se han construido con organizaciones de proyección nacional. En este caso acudirán a la neutralización selectiva, curso en el cual no puede descartarse ningún método.
Cerramos pues con nuevos aires, pero debemos prepararnos para afrontar los desafíos que se avecinan. Y mantener la iniciativa.
Manuel
Diputado Sáenz: En primer lugar, está EXCELENTE la auto-crítica: «no tuvimos suficiente capacidad para ofrecer una resistencia eficaz». La auto-crítica abierta y valiente es muy importante para rehacer rumbos, para analizar compromisos y forma de organización y hacer los cambios necesarios para lograr, más que la resistencia eficaz, resultados concretos a favor del desarrollo, la paz y la justicia en Nicaragua, comenzando por neutralizar las embestidas del régimen.
En segundo lugar, ojo con la violencia del régimen. La policía anda desatada como órgano represivo y hace, además de lo que le dice la dictadura, cualquier acción que se le ocurra al cabeza de delegación que, en su estrechez mental, piensa que si el Gran Jefe hace lo que le da la gana, ¿por qué ellos no? Los pequeños caciques también se están formando en las delegaciones departamentales y municipales de la Policía Orteguista que no tiene ningún interés en respetar la ley. Diputado, para hacerla breve, evitemos el dolor en el pueblo de Nicaragua.