Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… ¡Yo no sé!
…Y el hombre… Pobre… ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada…
(César Vallejo)
Hoy 10 de septiembre es “Día mundial para la prevención del suicidio”. Es un tema escabroso, desagradable y lúgubre. Pero no podemos volverle la espalda. Hay una dimensión individual o familiar: nadie está exento a nuestro alrededor. Y una dimensión social. Las cifras así lo indican.
La Oficina de Naciones Unidas contra la droga y el delito estimó una tasa global aproximada de 7 homicidios por cada cien mil habitantes. Mientras, la Organización Mundial de la Salud, OMS, acaba de publicar un informe que estima una “mortalidad global” de 16 por cien mil, a causa de suicidios. En otras palabras, es más alta la mortalidad a causa de suicidios que homicidios. Por supuesto, estos índices varían de continente a continente y de país a país.
Pongan atención: ese informe de la OMS consigna que en Nicaragua la tasa es de 9.1 por cien mil habitantes (mujeres 4.8; hombres, 13.5). Si aceptamos las declaraciones de la policía de que la tasa de homicidios es de 8.7 por cada cien mil habitantes debemos concluir que, en nuestro país también, los suicidios son una causa de muerte más frecuente que los homicidios. Esto significa que como sociedad tenemos un problema que se mantiene soterrado.
En el mismo reporte de la OMS se muestra que en materia de edad la mayor frecuencia de suicidios ocurre en la edad 30-49 años. De manera preocupante, también se muestra una elevada tasa entre los jóvenes de 15 a 29 años.
Es muy útil conocer las consideraciones de la OMS sobre este problema global, por razones de espacio me limitaré a unas pocas aseveraciones:
• “A nivel mundial, la prevención del suicidio es una necesidad que no se ha abordado de forma adecuada debido básicamente a la falta de sensibilización sobre la importancia de ese problema y al tabú que lo rodea e impide que se hable abiertamente de ello. De hecho, solo unos cuantos países han incluido la prevención del suicidio entre sus prioridades.
Es imperativo pues tomar conciencia del tema y exponerlo a debate público.
• “El suicidio es un problema complejo, en el que intervienen factores psicológicos, sociales, biológicos, culturales y ambientales.”
Seguramente se trata de una omisión de la OMS pero es obvio que uno de los factores claves es económico, así que agreguémoslo.
• “Aunque tradicionalmente las mayores tasas de suicidio se han registrado entre los varones de edad avanzada, las tasas entre los jóvenes han ido en aumento hasta el punto de que ahora estos son el grupo de mayor riesgo en un tercio de los países, tanto en el mundo desarrollado como en el mundo en desarrollo”…
Ya anotamos que en el caso de Nicaragua también se registra la misma tendencia.
• Es evidente que la prevención del suicidio requiere también la intervención de sectores distintos del de la salud y exige un enfoque innovador, integral y multisectorial, con la participación tanto del sector de la salud como de otros sectores, como por ejemplo los de la educación, el mundo laboral, la policía, la justicia, la religión, el derecho, la política y los medios de comunicación.
En otras palabras, la sociedad en su conjunto debe asumir la carga de las respuestas, aunque es obvio que el gobierno dispone de las mayores responsabilidades por cuanto se requiere una política pública multidimensional.
Finalmente, es importante tener en cuenta los trastornos prioritarios que han de observarse y atenderse, de acuerdo a las recomendaciones de OMS:
• Depresión: poca energía, fatiga, problemas de sueño o apetito; estado de ánimo triste o ansioso en forma persistente, irritabilidad; falta de interés o de placer en actividades que solían ser interesantes o placenteras; dificultades para llevar a cabo su trabajo usual, actividades escolares, domésticas o sociales.
• Psicosis: Conducta anormal o desorganizada (por ejemplo, lenguaje incoherente o sin sentido, apariencia inusual, abandono de sí mismo, apariencia descuidada); Ideas delirantes (una creencia falsa sostenida con firmeza o sospechas injustificadas); síntomas maníacos (varios días de estar anormalmente contento, con demasiada energía, hablando en exceso, muy irritable, con falta de sueño, con comportamiento temerario.
• Trastornos por uso de drogas
• Trastornos de la conducta (niños y adolescentes) Falta de atención y / o distracción excesiva, suspende las tareas repetitivamente antes de terminarlas y cambia a otras actividades; actividad excesiva, andar de un lado a otro, dificultad extrema para permanecer sentado, hablar en exceso o inquietud desmedida; Impulsividad excesiva; con frecuencia hace cosas sin previsión o cautela; conducta repetida y continua que molesta a otros (por ejemplo, rabietas generalmente frecuentes y graves; conducta cruel, desobediencia persistente y grave, robo); cambios repentinos de conducta o en las relaciones con compañeros, incluyendo aislamiento y enojo.
• Trastornos por uso de alcohol
• Autolesión/suicidio: Pensamientos, planes o actos de autolesión o suicidio.
Es hora de comenzar a ponerle mente a este asunto.
aura lila
Temas como este por ejemplo, deberian ser tomados en cuenta para elaborar Politicas de Estado en donde se guie a la poblacion para salvar vidas. Sinembargo, vemos como ejemplos varios, senal directa lo contrario, el suicidio viene a ser metodo provocado por tantisima desesperacion en personas que no encuentran solucion a tantisimos problemas, producto del atraso, de faltos de trabajo, de vivienda, de lo mas necesario para la existencia de todo ser humano. El suicidio en nuestro suelo patrio, ha sido no solamente corporal, sino que en todas las formas psiquica-social impuesta por gobierno CIEGOS, SORDOS Y MUDOS. Que sirva de campanada para politicos inertes, para pueblo sonoliento, para malos hijos en toda la nacion.
Manuel
Diputado Sáenz:
No luce tan obvio «que uno de los factores claves es económico». Sería bueno saber si efectivamente hay o no hay una correlación que ponga a lo económico como factor clave, como una variable significativa dirían los matemáticos.
Pero el punto no es una mera cuestión de semántica: Para ser precisos en las respuestas ante los suicidios, hay que tener suma claridad en sus causas.