Política y Realidades nacionales

Política

manolo cuadra

Ahora les ofrezco otro artículo de Manolo Cuadra publicado hace casi sesenta años pero que pareciera escrito para hoy. Se refiere a la necesidad de que los ciudadanos participen en política. Su argumentación es impecable. Con este artículo inició sus publicaciones en el diario Flecha.

Con la presente nota esta columna cambia de domicilio; pero el suscrito traslada a su nuevo albergue de FLECHA las armas que brillan en su panoplia de escritor. El itinerario ha sido igualmente modificado en orden a la visita que debe a sus lectores: Se trata de una visita mañanera, llevándole la repercusión del tema cardinal del día, ahora literario, mañana deportivo, otrora económico, pero siempre, siempre, invariablemente político porque, parodiando al poeta que filosofaba a ratos “¿Qué civilización que es, no es política?”
Desde Aristóteles, los pueblos entran a la cultura por la política, o se detienen en sus umbrales, paralizados por la barbarie. Roma y Athenas en el pasado, como hoy Washington y Moscú, fueron metrópolis esencialmente políticas. El foro romano que oía los periodos de Cicerón, fue la primera derivación del Agora griego, desde donde Temístocles decía sus arengas y Anacreonte soltaba el enjambre de sus abejas de oro y miel.
Hay un falso concepto de la política porque, desgraciadamente, esta actividad científica ha pasado a manos de ignorantes condicionados y arribistas inmorales.
El puñal no es malo en sí, sino por la mano que lo blande. Cuando el hierro derriba a César, queda santificado; pero cuando el plomo quitó la vida de Lincoln, toda la humanidad se sonroja. Así es la política. Alguien ha hecho creer que es inmoral. De eso se aprovechan los inmorales y además del arma que es, los bandidos la convierten en monopolio.
Se cree que el modesto ciudadano que vive de su trabajo no debe intentar ejercerla bajo pena de quedar para siempre infamado. Y hay que reaccionar contra esa idea, fomentada mañosamente por quienes pretenden que la política es una suerte de BLACKJACK, buena sólo para los gangsters. Hay que enseñarle también al pueblo a blandirla como una espada, para agredir, o un escudo para defenderse…..
Este magisterio que implica hacer política, es, ante todo, para gente bien. Y hacer política en el taller, en la calle, en el corrillo, es obligación. Aún más: debe hacerse en el hogar mismo, y sería saludable, antes de sentarse a la mesa de escaso o abundante yantar, explicar a la población doméstica que si abundante o escaso se sirve, débese a la política.
Prueba: el sistema arancelario propuesto, acaba de ser favorablemente cambiado. Los diarios supieron comprender que el asunto, aparentemente aduanero, tenía una textura invariablemente política.
Los pobres sobre todo, los asalariados, los individuos de la economía “subdesarrollada”, deben elevar a términos de acción “política”, por que todo lo que existe sobre la faz de la tierra lo es: el precio del maíz, el sube y baja de las carnes, las franquicias para montar juegos prohibidos, el aguardiente bebido en barra y la mancebía que funciona en la contratapa de un edificio para investigaciones de algo.
Una casta de hombres audaces, despreocupados, enérgicos y sin principios ha hecho de la política, durante más de cien años, un floreciente negocio particular y formado con esa substancia un gran trust internacional. Una chusma frecuentemente mal informada de lo que significa “política” los ha dejado hacer.
Es tiempo que esta chusma se convierta en pueblo y pida participación en el juego donde se exponen sus dividendos. Porque política es civilización. En su Guerra de las Galias Cesar habla de los belgas con admiración, pero—agrega—es lastima que no se rijan por la política.
Es hora. La hora del pueblo en la política.

Flecha, año XIV, No 4315, Managua, jueves 30 de junio 1955, p.1

  1. Manuel

    Brillante. Por eso hay que escribir, escribir, escribir. Siempre queda algo. ¡A recuperar el concepto y la práctica política decente!

  2. Andres Zùñiga

    solamente deseo redactar un pensamiento de Dante Alighiere relacionado con el presente artìculo: «los lugares màs ocuros del infierno estàn reservados a los que mantienen la neutralidad en los tiempos de crisis morales»

  3. Y esto es lo que escribió Thomas Belt en 1873 (el texto a continuación es traducción mía):

    „… No existen fábricas en Granada, pero sí muchas tiendas de comerciantes que importan artículos de Inglaterra y de los Estados Unidos y exportan los productos nativos: añil, cueros, café, cacao, azúcar, hule, etc. Algunos de estos comerciantes son muy ricos y venden al menudeo y al por mayor. Uno de los ricos más reputados de la ciudad me ofreció en venta unas pocas cajas de candelas. La mayor ambición de cada quien parece ser tener una tienda, salvo cuando estalla la pasión revolucionaria, cada siete u ocho años; entonces, por algunos meses, los negocios se paralizan y la población se divide en dos bandos que alternadamente se persiguen o son perseguidos, pero rara vez se traban en una batalla de verdad.

    Uno de esos intentos revolucionarios ocurrió durante mi estadía en Nicaragua: todo el país estuvo en estado de guerra civil por más de cuatro meses, y casi todos los hombres aptos para portar armas fueron enlistados en los ejércitos que se formaron. Pero, según creo, no hubo ni veinte bajas en el campo de batalla durante todo ese tiempo. El pueblo de Juigalpa fue tomado y reconquistado, sin que nadie recibiera el más leve rasguño. La táctica de los ejércitos es maniobrar de aquí para allá, hasta que el grupo contrincante se siente debilitado y toma la decisión de retirarse. De este modo se deciden las batallas, sin necesidad de un solo disparo, salvo el que se dispara pero hasta que el ejército enemigo se ha retirado.

    Nunca vi en Centroamérica el menor signo de patriotismo, sino de partidarismo egoísta, dispuesto en cualquier momento a lanzar al país en un estado de guerra, siempre que exista la posibilidad de obtener un pequeño botín. Los Estados de Centroamérica sólo el nombre tienen de repúblicas; en realidad son oligarquías tiránicas. Muestran excelentes constituciones y leyes, en el papel, pero tanto sus funcionarios administrativos como sus magistrados son corruptos. Desde luego, y lo confieso, existen honorables excepciones, pero son tan pocas que no pueden contrarrestar tantos abusos. No existe verdadera Libertad. El partido en el poder controla las elecciones y pone a sus correligionarios en todos los puestos municipales y otros empleos. Algunos de los presidentes no vacilan en enviar a sus advesarios políticos a la cárcel durante los períodos electorales. Supe de un caso bien comprobado: Un votante fue colocado desnudo en el centro de la plaza, con los brazos completamente extendidos y sus dedos pulgares introducidos en los cañones de mosquetes colocados verticalmente a cada lado; así lo mantuvieron por varias horas, bajo el sol ardiente, hasta que él aceptó dar su voto por el partido en el poder. Un cambio de gobernantes sólo puede llevarse a cabo mediande una de esas que llaman revoluciones, pues contra toda la maquinaria de una república, la voluntad del pueblo sólo puede hacarse escuchar a traves de una guerra civil.

    Pese a las altisonantes frases de igualdad entre los hombres, las clases bajas son mantenidas en un estado que se aproxima a la esclavitud. Los pobres indios tejen y trabajan afanosamente; cultivan la tierra y son casi los únicos que producen algo. Y a pesar de eso, durante los estallidos revolucionarios son arreados como ganado, forzándolos a tomar las armas. La América Central declaró su independencia en 1821, constituyéndose en república bajo el nombre de Estados Unidos de Centroamérica. La confederación formada por Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica se desintegró en 1898. Desde entonces las intentonas revolucionarias se han sucedido y los Estados, excepto Costa Rica, han desmejorado en producción y riqueza.

    Sería poco generoso de mi parte, al condenar a los partidos políticos de Centroamérica, no recordar aquí a los numerosos indivíduos que ven con alarma y pena la decadencia de sus países. Sin embargo, de acuerdo con la opinión pública, no se les escucha, o sólo se les oye con indiferencia. Parece como si en la raza latina hubiera una incapacidad radical para comprender lo que nosostros consideramos una verdadera economía política. Para ellos, la voluntad de la mayoría no es la ley de la tierra, sino la ley del mejor armado. No pueden comprender que una república no tiene más derecho divino que una monarquía; que un país que tenga por cabeza a un monarca hereditario, si gobierna de acuerdo con la voluntad del mayor número de sus habitantes, es más libre que una república donde una minoría manda por la fuerza de las armas. Ellos hacen un principio de lo que es un simple detalle de gobierno -sea jefe de Estado electo o por herencia-; pero el principio fundamental del buen gobierno, a saber, que la voluntad de la mayoría debe ser la ley de la tierra, es pisoteado y considerado como el sueño de un iluso“.

    Thomas Belt: «The Naturalist in Nicaragua», 1873, traducida al español en 1975 por el Dr. Jaime Incer Barquero bajo el título «El Naturalista en Nicaragua».

    • Muchas gracias por compartir este pasaje, Arturo. Es el mismo retrato, sólo que ahora la foto es en colores y puede circular por internet. Saludos, enrique sáenz

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