Hoy, primero de mayo, quiero saludar a las mujeres y hombres que día y noche, sábados y domingos, trabajan intensas jornadas en las zonas francas para llevar el sustento a sus hogares.
Saludar a los maestros y maestras que, a pesar de las condiciones adversas, se esfuerzan por llevar el pan de la enseñanza a nuestra niñez y juventud.
Un saludo también a quienes desde el llamado sector informal, en sus pequeños talleres y microempresas, en sus pequeños comercios y pulperías, en los semáforos y como trabajadores ambulantes, en las calles, se mecatean de sol a sol, para salir adelante.
A las secretarias, dependientes, oficinistas, cajeros, contadores, técnicos y profesionales que en empresas grandes y pequeñas, dedican lo mejor de sus empeños para vivir con dignidad.
Un saludo a los taxistas, buseros y transportistas que en aquellos sofocones que implica su trabajo luchan por el pan nuestro.
A los profesionales, hombres y mujeres, que por cuenta propia o en condición de asalariados disponen sus habilidades y talentos para defender y mejorar sus condiciones de vida.
A los trabajadores del campo, donde las oportunidades escasean y donde la crisis del café y los frijoles amenazan con empeorar su situación, también va nuestro saludo y nuestro mensaje de esperanza.
Por supuesto, un saludo y un mensaje de aliento también a quienes cada día se despiertan con el agobio del desempleo, con el apremio de encontrar una oportunidad que les permita enfrentar las urgencias de sus hogares.
Todos, trabajadoras y trabajadores, empleados, subempleados y desempleados, merecen un presente digno y un futuro mejor.
Empleos estables, salarios decorosos y respeto a su condición de ciudadanos con derechos son las condiciones mínimas para tener un presente digno y un futuro mejor.
Pero las condiciones de los trabajadores no mejorarán mientras una camarilla imponga altos precios a los combustibles y a las tarifas de electricidad.
La condición de las familias de los trabajadores no mejorará mientras no haya oportunidad de una educación de calidad para sus hijos.
La condición de las familias de los trabajadores no mejorará mientras los salarios reales sigan retrocediendo, como ocurre en el presente: los salarios reales han retrocedido al nivel del año 2001, más de diez años atrás.
La condición de los trabajadores no mejorará mientras no exista verdadera libertad sindical, que permita a los trabajadores organizarse y defender sus derechos sin temor a ser despedidos y sin caer en las garras de organizaciones sindicales corruptas.
La condición de los trabajadores no mejorará, mientras no haya justicia. Mientras no haya respeto a los derechos ciudadanos y a nuestro derecho a elegir libremente a nuestros gobernantes.
El día internacional de los trabajadores es propicio para recordar que la vida digna, el salario digno, los empleos dignos, hoy, como ayer, nunca han sido resultado de la generosidad de los poderosos. Cada derecho ha sido resultado de una conquista. Y cada conquista resultado de una lucha.
El día internacional de los trabajadores es propicio para recordar que derechos que no se defienden son derechos que se pierden.
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