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Sólo queremos que nos traten como humanos…

cafetalerosEl pasado viernes tuve oportunidad de participar, en conjunto con diputados de la bancada democrática, en un encuentro con cafetaleros y con productores de granos básicos de los distintos municipios de Jinotega. Asistieron más de 200 productores. Quisiera compartir con ustedes algunos de los planteamientos que expresaron estos nicaragüenses, porque además de ser un asunto relevante para ellos, también lo es para todo el país, dada la importancia que tiene el café en la economía nacional:

Falta un plan para enfrentar la roya. Hasta ahora el gobierno no ha presentado ningún plan. En efecto, a fines de enero el ministro de agricultura anunció que en los días inmediatos se presentaría un plan nacional. No pasó nada. A comienzos de marzo el gobierno volvió con el mismo cuento del plan pero la realidad es que a esta fecha los productores de café se encuentran desarmados frente al ataque de roya. Y así, de amago en amago, se acercan las lluvias, los productores en angustia y el gobierno impasible.

Mientras en Guatemala, Costa Rica y Honduras se declaró emergencia fitosanitaria y en El Salvador se encuentra en ejecución un plan de acción, en Nicaragua nada. Estamos hablando del principal cultivo de exportación de Nicaragua y el principal generador de empleo en el campo.

Faltan insumos. Para combatir la roya los insumos más urgentes son fungicidas y fertilizantes. Un cafetalero ilustró la situación afirmando que mientras para ellos la roya era una maldición, para los importadores de agroquímicos era una bendición porque se está multiplicando el uso de estos insumos. La utilización de agroquímicos demanda asistencia técnica, de la cual están huérfanos. Al menos solicitan que se les recomienden insumos genéricos que puedan adquirir en condiciones de precio y calidad adecuadas.

Falta financiamiento. El banco produzcamos brilla por su ausencia. Los intereses de la banca comercial son muy altos. Además, ante los problemas con la legalización de las propiedades muchos están impedidos de acceder a créditos bancarios.

Además, los caminos productivos dejan mucho que desear. Mencionaron también que los ahogan las tarifas de energía eléctrica.

En el caso de los productores de granos básicos el drama es con el frijol. Con el cierre que impuso el gobierno a las exportaciones de frijol, se perdieron los mercados externos y ahora no hallan cómo venderlos pues el precio que están pagando los comerciantes es 250 córdobas el quintal. Un precio que no les permite ni sacar sus costos de producción, ni la comida de los próximos meses.

Desde ahora, los campesinos visualizan la  amenaza de la delincuencia a causa del desempleo, la falta de ingresos y el hambre. Un cálculo rápido permite llegar a la cifra de 100 millones de córdobas que, sólo en jornales, perderán los cortadores de café del departamento de Jinotega. Esto tiene repercusiones en el consumo, en el comercio y en la actividad económica local.

Esta realidad, en un departamento como Jinotega, tan importante en la producción de café, sin duda es semejante en los otros departamentos productores como Matagalpa y Nueva Segovia.

La amenaza es de menos producción, menos empleo, menos ingreso y mayor pobreza y delincuencia. Y el gobierno sigue cruzado de brazos. Irónicamente, en el caso de los frijoles, la intervención de la mano torpe del orteguismo tiene crucificados a los productores. En el caso del café es la pasividad y la falta de acción. En ambos el factor común es la ineptitud.

Pero hay otro problema, los productores alegaron que el COSEP no los representa, pero ellos tampoco están suficientemente organizados para presionar con fuerza por sus demandas. Es evidente que, al igual que con desarticulación o co-optación de las organizaciones sindicales, también en el campo el orteguismo ha avanzado en la desarticulación de las organizaciones gremiales.

Es perentorio que el gobierno se mueva. Que el ministro de agricultura al menos muestre la cara. Y sobre todo, que tengan un poco de sensibilidad hacia esta población. Como afirmó un campesino jinotegano en el encuentro “sólo queremos que nos traten como humanos”.

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