Con la economía de los países ocurre muy parecido a lo que pasa con la economía de las familias. Para conocer la situación económica real de una familia no basta con ver si acaban de construir un segundo piso en su casa, si tienen carro del último año o si salen de paseo cada fin de semana. Es indispensable conocer cuál es la magnitud y sostenibilidad de sus ingresos y sobre todo cuánto adeudan por tarjetas de crédito, cuánto deben a los bancos o, si para llevar ese tren de vida, están hipotecando o vendiendo sus propiedades.
En el caso de los países, además de los indicadores habituales como Producto Interno Bruto, exportaciones o tasa de inflación, es preciso ver cómo se comportan otros indicadores, menos visibles pero determinantes en el largo plazo, como la balanza de pagos y la deuda pública.
Hablemos de la deuda pública.
La deuda pública es la que debe el Estado. Podríamos decir que es la deuda que debemos todos, porque más tarde o más temprano debemos pagarla todos los ciudadanos por vía del presupuesto. Esto significa más impuestos, o menos educación y salud. Cada uno de nosotros debe cargar con “un pedacito” de esa deuda. La deuda pública se divide en deuda externa y deuda interna.
Quienes tienen suficiente edad recordarán que en la década de los noventa y en los primeros años del dos mil, el tema de la deuda externa estuvo en el primer lugar de la agenda del país durante varios años. Los titulares de los medios de comunicación a menudo se dedicaban a las renegociaciones con el Club de París, a los planes de ajuste con el Fondo Monetario Internacional, al programa para acceder a la Iniciativa para los Países Pobres Altamente Endeudados, la famosa HIPC; en fin, después de muchas idas y venidas de los gobiernos de turno, y sacrificios de la gente, se logró la ansiada condonación de la casi totalidad de la deuda externa.
Esa condonación permitió liberar recursos y destinarlos a sectores sociales y productivos. También permitió pagar puntualmente la deuda a los acreedores internos. Porque sólo la deuda privada interna no se renegoció. Mientras la deuda con el INSS quedó enterrada.
La deuda pública es pues un indicador esencial sobre la salud de la economía en el largo plazo. Sin perdernos mucho, la crisis europea actual tiene buena parte de su origen en la imposibilidad de afrontar los adeudos de los países con sus acreedores internacionales.
Veamos entonces cómo estamos en materia de deuda pública. ¿Saben cuánto es la deuda pública total a diciembre del 2012? es de 5.412 millones de dólares. Es una cifra abultada. Podemos decir que, otra vez, ya vamos bastante adentro del berenjenal. De ese total, la deuda externa es de 4.289 millones de dólares.
Si consideramos que la Población Económicamente Activa es aproximadamente tres millones de nicaragüenses concluimos que la deuda per cápita asciende a la módica suma de 1804 dólares. Casi dos mil dólares.
Si nos remitimos al total de la población, que al finalizar 2012 ascendía aproximadamente a 6 millones de seres, significa que cada niño o niña que nace, de entrada nace con 902 dólares de deuda.
El problema no solamente es el monto de esa deuda sino que sigue creciendo, y al crecer, comienzan a elevarse también los intereses y el pago que debe hacerse a los acreedores. Mientras más recursos se destinan al pago de la deuda, menos recursos para educación, salud, caminos productivos.
Para que se den una idea, en el 2012 el servicio de la deuda pública fue 633 millones de dólares para deuda interna y 99 para deuda externa. Eso equivale a la totalidad del presupuesto de educación y salud, juntos. Cierto es que ese monto incluye algunas operaciones bancarias que, a fin de cuentas, son motivadas por deudas. Pero la cantidad puede darles una idea de la importancia de la deuda pública.
Por desgracia, a la par de la deuda pública, también pesa la deuda privada, que asciende a 4376 millones de dólares. Esa cifra incluye la deuda con Venezuela originada en las turbias operaciones con la cooperación petrolera.
¿De dónde vienen esas deudas y a quiénes le debemos? Ese es cuento para otro escrito.
Es posible que el orteguismo, con su habitual astucia de ratón, piense que esa deuda no tendrá que pagarse y, como no nos cuesta, hagámoslo fiesta. Pero no es así. Ni fue así. Siempre hay paganos en la fiesta. Y casi siempre, los paganos son los que menos poder y menos recursos tienen. Es preciso pues ponerle mente a este asunto de la deuda pública.
Nikarahuak Yacinto de La Roca
Doctor SAENZ : Casi siempre es así.
O sea, lo que no cuesta hagámoslo Fiesta!
Y casi todos los gobiernos del mundo sean de derecha o de la seudo izquierda social democracia (exceptuándose algunos países responsables tales los países nórdicos) en general crean deuda y mas deuda como que los recursos fueran infinitos.
Hasta que el dia “x”, la matrix global del sistema financiero y económico internacional les pasa la cuenta a todos estos países. Es como el cuento de “la Cigarra y la Hormiga”.
Lo que es alarmante en el caso de Nicaragua, es la irresponsabilidad de nuestra actual clase gobernante, quienes habiendo recibido en sus manos un país relativamente poco endeudado, han hecho literalmente «explotar» en su calidad de gobierno, la deuda pública externa e interna del país, sin olvidarse la deuda externa privada, que habría que analizarla tambien a “la lupa”.
Nicaragua tuvo la suerte que se realizaron negociaciones con el Club de París en aquella época y sobretodo en un contexto económico internacional que era otro. Hoy en día sería sumamente difícil hacer lo mismo. Se tuvo también la suerte que los planes de ajuste con el Fondo Monetario Internacional fueron positivos para Nicaragua y que finalmente se consiguió acceder al programa para la Iniciativa de los Países Pobres Altamente Endeudados, la famosa HIPC.
Los parámetros eran difíciles de reunir en su conjunto pero un país tan maltratado como Nicaragua accedió a ser clasificado en las normas de la HIPC.
Es así que finalmente, tal como dice el Doctor SAENZ, se logró la ansiada condonación de la casi totalidad de la deuda externa de Nicaragua. El remanente de la deuda externa del país era mínimo y no supimos aprovechar esta oportunidad histórica única de cancelarla de una vez por todas, pagándose definitivamente nuestra deuda con el extranjero. Aunque la deuda cero es casi inimaginable de alcanzar, existen países que tienen superávit y no déficit estructurales en sus cuentas con el exterior.
Es así que Nicaragua entre más deuda fabrica más hipoteca su futuro.
Se es fácil ser gobernante despilfarrando los recursos públicos de la nación.
Lo difícil es administrar las cuentas del país eficientemente y al quitar el poder, dejar la nación con una sana economia y estabilidad financiera.
Siempre volvemos al mismo discurso:
Se necesita en Nicaragua una estructura profesional, apolítica, con funcionarios bien pagados para evitar posible futura corrupción, que tengan amor de nación y que substituya algún día a la actual Contraloría de la Republica. Un centavo gastado en un mango deberá ser registrado, supervisado y controlado. Y un chelín gastado en un jocote deberá ser también anotado. Ojala algún día nuestra clase política deje sus querellas y puedan instaurar en Nicaragua, «las instituciones» que nos lleven por las vías del desarrollo y del progreso.
Me parece Doctor SAENZ, que una auditoria más de las cienes o miles que tienen que hacerse en Nicaragua, se impone en este caso. Pues no es normal que las generaciones futuras hipotequen su futuro por culpa de una camarilla.
Aura Lila
Este endeudamiento eterno nuestro, es el enriquecimiento tambien eterno de los que ocupan la silla presidencial del pais. Culpables somos los ciudadanos que no tenemos suficiente corage para decirle a todo usurpador de bienes, Basta Ya.
Endeudan al pais porque saben que no actuamos como corresponde.
Jorge A. Toledo Aguilar
En estos datos no esta registrada la deuda caribe del Estado al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social que durante cincuenta y seis años no le ha pagado por aporte estatal y mucho menos resgistrado, ni el INSS ni el Miniserio de Hacienda y como el Banco Central solo procesa cifras «oficiales» no las computa.
Franc
Muy bueno Enrique, sigue asi, demostrando las barbaridades de la actual clase gobernante incluyendo por su puesto a oposicion de mentira en el parlamento. sin embargo son necesarias las voces como la tuya para poder entender hasta donde llegan estos barbaros y para que la gente tenga conciencia de que la historia vuelve a repetirse con los mismos actores, talvez asi despertamos del letargo en que se encuentra la mayoria de la poblacion que esta esperanzada a conseguir algo de esta administracion, por eso es que hasta las encuestas salen altas, porque el pueblo todavia tiene esperanza no se sabe en que, porque a como van las cosa cada dia que pasa la vida sera mas dificil en este pais.
Leonel Ojeda
Ante esa abultada Deuda Pública, se hace necesario impulsar UNA AUDITORÍA SOCIAL DE LA DEUDA, tal como el cuestionamiento que hace el Articulista, adicional a ello se hace necesario IMPULSAR UNA LEY DE NULIDAD DE LA DEUDA PÚBLICA, teniendo como fundamento la DOCTRINA DE LA DEUDA ODIOSA, ILEGITIMIDAD DEL RÉGIMEN, EL ROMPIMIENTO DEL ORDEN INSTITUCIONAL POR PARTE DEL RÉGIMEN, EL DESTINO DE LOS FONDOS, EL INTERÉS QUE GENERAN ESOS PRÉSTAMOS Y EL CONSABIDO CONSENTIMIENTO Y CONOCIMIENTO DE LOS ORGANISMOS LLAMADOS: BANCO MUNDIAL, FMI, BCIE, Y OTROS MÁS EN FACILITAR DINERO A UN GOBIERNO CUESTIONADO EN SU LEGITIMIDAD Y EL MAL USO DE DICHOS FONDOS CONTRASTÁNDOLOS CON EL ESTADO DE COSAS EN MATERIA DE MEJORÍA MICROECONÓMICA, POLÍTICA Y SOCIAL DE LA NACIÓN NICARAGUENSE. Solo así la población nicaraguense, se podrá quitar de encima esa odiosa deuda que los Sandinistas de los 80 y los Orteguistas actuales dejarán como herencia a la nación.- También hay que cuestionar la Deuda Interna generada a partir del cobro de los Famosos CENIS, de los cuales el FALSO OPOSITOR LLAMADO EDUARDO M. Y SU GRUPO, ASÍ COMO EL GRUPO DE BANPRO, han sacado jugosas y exquisitas ganancias del erario de la nación.- La lucha sigue, la patria vive.-
Manuel Salvador
Uno de los elementos alrededor de la deuda pública es que no tiene doliente. No hay a quien le duela el robo, el endeudamiento, el mal uso de los fondos públicos. Hay una especie de ficción de que «ese es un problema del gobierno» (probablemente generado en que la gente nunca ha sido gobierno, en este país no ha habido ni democracia ni Estado de derecho) cuando la realidad es que es una deuda de la cual se lucran unos pocos, pero que tarde o temprano la pagamos TODOS.