Un pueblo que desconoce su historia está condenado a repetirla. Por esta razón siempre es útil recordar episodios de nuestro pasado que encierran lecciones para nuestro presente. Y para nuestro futuro.
Hace 46 años, el 22 de enero de 1967, miles de nicaragüenses se concentraron en Managua para reclamar el derecho a elecciones libres. Las fotografías de la época muestran los rostros de jóvenes, de campesinos, de mujeres, de trabajadores, de gente mayor, cobijados por rótulos y mantas que tenían como denominador común el rechazo a la dictadura y la demanda de libertad y democracia.
Esos anhelos de libertad fueron ahogados a balazos, en el mero centro de nuestra capital, en lo que se conocía como Avenida Roosevelt. Nunca pudo saberse la cantidad de nicaragüenses que cayeron como víctimas mortales de la masacre. Tampoco terminó de esclarecerse la responsabilidad que tuvieron los dirigentes de la manifestación.
Para esa fecha, la dinastía somocista llevaba 30 años en el poder.
Siempre ha llamado mi atención una fotografía, de ese día fatídico, donde aparece un joven, de alrededor de dieciocho años, confundido entre la multitud, enarbolando una pancarta que decía “Paz con libertad y Pan”. Una consigna que hoy cobra renovada actualidad. Ese muchacho, si tuvo la suerte de vivir, a estas alturas ya será abuelo o bisabuelo. Seguramente, a ese joven de entonces, abuelo hoy, le tocó padecer otros episodios de lucha, de esperanzas frustradas y de esperanzas sobrevivientes. Cuántos, como él, son, y han sido, testigos y protagonistas de una historia que una y otra vez se expresa en tragedia.
Lamentablemente. Tristemente. A casi medio siglo de distancia, el derecho a elecciones libres y transparentes, que tanto dolor y luto ha costado a las familias nicaragüenses, está siendo pisoteado por el orteguismo, acercándonos, otra vez, a nuestros Escilas y Caribdis: entre la resignación y la tragedia; entre el miedo y la rebeldía.
Un grupo de ciudadanas, ciudadanos y organizaciones sociales y políticas convocaron a una conmemoración en el lugar donde se produjo la masacre. En la proclama que leyeron hicieron un llamado a la unidad de todas las fuerzas comprometidas en el rescate a la democracia. Debemos generalizar esa voz y esa convicción. Pero, sobre todo, convertirla en acción.
Porque la verdad es que sin unidad no hay manera de que podamos enfrentar con éxito al régimen dictatorial. Unidad en la propuesta, unidad en la estrategia y unidad en la lucha.
Y mientras más temprano comencemos, más temprano terminaremos la tarea.
Nikarahuak Yacinto de La Roca
Porqué siempre el ciclo de violencia hace parte del Gueguense ?
Porqué la madre violencia siempre devora a sus hijos sin ningun miramiento ?
Porqué los nicaraguenses somos tan machistas, bien violentos y en general ignorantes ?
Porqué no hemos conseguido crear las estructuras institucionales que nos aseguren el camino hacia una verdadera democracia ?
Porqué siempre las intrigas palaciegas y politicas predominan ?
Porqué nuestros politicos raramente piensan en el sufrido pueblo de Nicaragua y mas bien piensan como sacarle la maxima «lechita» al pais aprovechandose del sistema ?
Porqué siempre se repite aquello de que la oposicion esta desunida y desorganizada ?
Sera talvez por aquello de que cada quién tira por su lado protegiendo asi sus propios intereses y olvidandose al mismo tiempo de que ser Diputado, Ministro o Presidente de la Republica es para servir al pueblo ?
Nicaragua siempre ha contado en sus rangos con buenos hijos que le desean el bien al pais asi como su desarollo economico, pero…son una minoria tan infima que el fruto podrido acaba (a veces) por contaminarlos tambien tipo la tal Bancada Democratico, salvo MRS.
Ya es hora de que la nueva generacion tome las riendas del poder para terminar con tanta corrupcion, pero…sera que la futura generacion estara premunida contra la corrupcion hereditaria que corre en los genes de innumerables hombres politicos de Nicaragua ?