Douglass North, ganador del Premio Nobel de Economía en 1993, en su obra Análisis económico del crimen, la usura, la pobreza, etcétera mostró cómo hasta los hechos más simples de la vida cotidiana pueden ser enfocados desde la economía. Antes, Carlos Marx, comenzó su libro monumental El Capital , por el estudio del elemento más simple del sistema económico: la mercancía. Así que, con alcances obviamente mucho más modestos, no debería extrañar que puedan deducirse algunos rasgos de la economía nicaragüense a partir del papel higiénico. Veamos.
Los registros del comercio exterior de Nicaragua correspondientes al 2011 revelan que las importaciones de papel higiénico ese año ascendieron a 55 millones de dólares (cualquiera puede comprobarlo en la página web del Banco Central). La cifra aislada tal vez diga poco, pero al compararla con otras cifras podemos comenzar a vislumbrar su relevancia.
Comencemos por el sector social: la inversión pública en escuelas, aulas e infraestructura escolar (7.8 millones de dólares en 2011) tendría que multiplicarse por 7 para equiparar el valor de las importaciones en papel higiénico. Mientras, las inversiones en hospitales, equipos, centros de salud e infraestructura en salud (9.8 millones de dólares en 2011) tendría que multiplicarse más de cinco veces para igualar las importaciones del mismo producto.
Sigamos con las actividades agropecuarias. Todos sabemos que son factor clave de buena parte de nuestras exportaciones, empleo y actividad económica. En 2011, las importaciones en maquinaria y equipo para la agricultura fueron, casualmente, las mismas: US$$55 millones. En perspectiva económica podría afirmarse que en materia de compras externas la misma importancia tiene la producción y modernización de nuestra principal actividad económica que el humilde papel higiénico.
¿Qué conclusiones podemos deducir de estos primeros datos? Invito a cada lector a extraer sus propias conclusiones y comprobar que no se requiere ser experto en economía para elaborar análisis económicos. Basta responder la siguiente pregunta: ¿Qué nivel de desarrollo tiene y qué potencialidad puede tener una economía que destina más recursos al papel higiénico que a las inversiones en bienes de capital en salud o educación; e igual compras externas a la operación y modernización del sector agropecuario?
Las cifras también reflejan el atraso de nuestro aparato industrial. Un mercado de US$$55 millones anuales parece sumamente atractivo. Comprar en el exterior semejante suma es negarnos las plazas de trabajo, ingresos y actividad económica que podría generar una planta industrial con suficiente capacidad productiva para cubrir al menos en parte ese mercado. Me froto las manos al imaginar la campaña publicitaria: “¡haga patria consuma lo nuestro utilice papel higiénico nacional!”
Por otra parte, tratándose de un mercado de esa dimensión y de una tecnología más bien simple, uno tiende a creer lo que muchos comentan sobre las limitadas capacidades de nuestros empresarios. ¿Será cierto que carecen de sentido del riesgo, visión estratégica o espíritu empresarial?
Pero el papel higiénico puede llevarnos a discusiones más profundas: El interminable debate sobre el desarrollo económico y las desigualdades derivadas de la división internacional del trabajo. ¿Es viable una economía especializada en producir materias primas, con mano de obra barata, expuesta a los vaivenes del mercado internacional, pero que no es capaz de producir un rollo de papel higiénico?
También emerge la inevitable discusión política: el papel del Estado y el papel del mercado. Hasta ahora, el intervencionismo estatal nos dejó en las ruinas y la operación de un remedo de economía de mercado nos encadena a una economía neolítica, basada en actividades recolectoras (el café es nuestro principal producto de exportación) y pastoriles (la ganadería es el rubro más “dinámico”).
Un Estado más inteligente y un mercado más eficiente tal vez podrían llevarnos algún día a aprender a producir un rollo de papel higiénico.
Vidaluz Meneses
Magnífico, Enrique, ilustrado, accesible y con sentido del humor,una combinación excelente!
jesaenz
Gracias, Vidaluz.
Saludos,
E. Sáenz
Ruth Mercado
Leido, Comprendido es comprensible y esa es la realidad que vivvimos.
Raul Barberena
Diputado Saenz: Interesante comparacion para transmitir su mensaje economico.
Espero contar con futuros analisis economicos inovadores.
Saludos cordiales.
jesaenz
Al contrario Raúl gracias por sus comentarios, y por supuesto que puede contar con futuras notas.
Saludos,
E. Sáenz
Gaby
bueno es casi lógico si pensamos que aquí se caga más de lo que se siembra…el mundo está a punto de colapsar por esta nociva defenza al consumo y el oportunismo, sino revisemos tambien los salarios de la asamblea que unidos suguro se llevarán varios miles de rollos 😉
Donald Castillo
La conclusión es simple, Enrique, somos un país de cagones
oscar
¡¡¡¡55 millones en papel higiénico!!!!Y así hay malagradecidos que dicen que nuestro gobierno no hace lo suficiente por limpiar nuestra economía…
Luispeña
Que interezante articulo,,,