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Cultura y espíritu

gueguense

Las expresiones culturales y artísticas tienen dos grandes virtudes. Por un lado, permiten que el ser humano proyecte y comparta sus sensibilidades y su poder creador. Por otro lado, educan, recrean, forman y forjan, y, frecuentemente, abren y fertilizan espacios de encuentro social.

La mezcla entre las expresiones creadoras y la recepción colectiva por parte de la sociedad o segmentos sociales determinados, a la larga van abriendo horizonte y cauces a nuevas manifestaciones que enriquecen espiritualmente a las sociedades, arraigando valores, tradiciones y vínculos de nacionalidad o vínculos universales.

Comparto con ustedes la anterior reflexión no como una divagación ociosa, sino porque llamó poderosamente mi atención que hoy jueves, por ejemplo, en Managua, hay las siguientes actividades culturales:
• La continuación del ciclo de cine contemporáneo mexicano (“Amor en fin”), auspiciado por la Embajada de México.
• Una exposición de fotografías sobre las mujeres en el mundo y una obra de teatro (“Antes del desayuno”), en la Alianza Francesa
• Una exposición de fotografías sobre la historia reciente de Centroamérica, organizado por el Centro Cultural de España en Nicaragua y la Agencia Española de Noticias, ACAN-EFE.
• Una exposición de pintura barroca peruana, con una muestra de cuadros de la universalmente prestigiada “escuela cuzqueña”.
• Un festival internacional de teatro, promovido por el grupo del Teatro Justo Rufino Garay (instrucciones para abrazar el aire y Muerte en directo, más un concierto con Mike Cortina).

Todo esto, en un solo día y gratis casi todas. En el transcurso de la semana también se desarrollaron otras actividades culturales, como el festival de cine latinoamericano, en el Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica. Todavía más, mañana viernes, el Centro Nicaragüense de escritores ofrecerá un homenaje al Doctor Carlos Tunnermann, uno de los mayores exponentes de nuestra cultura actual.

Me parece que no se trata de meras coincidencias, ni de hechos menores. Al contrario. Opino que se trata de realidades que deben movernos a la reflexión. Primero, porque en todos los casos citados se trata de actividades ajenas a la manipulación oficialista o partidaria. O son promovidos por embajadas, o por instituciones culturales o por los mismos creadores artísticos.

En segundo lugar, es llamativo que la mayoría sean actividades de origen internacional, y de alcance centroamericano, latinoamericano o universal. Evidencia de que hay un dinamismo fértil que atraviesa fronteras y del cual debemos beneficiarnos. No obstante, debe destacarse el esfuerzo de nuestros propios connacionales que con desvelos, sacrificios y con las uñas desarrollan sus propias creaciones. Asisto asiduamente a las actividades que promueve el Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica y puedo dar testimonio del apostolado cultural que cumplen tanto los creadores como los promotores.

En tercer lugar, es notorio que buena parte de las creaciones culturales siguen siendo, involuntariamente, espacios con accesos limitados, por distintas razones, incluso geográficas (la geografía de Managua, por ejemplo, no es propicia a los espacios de encuentro). Por eso es notable que el festival internacional de teatro hayan programado algunas de sus presentaciones en el Centro Cultural Batahola.
Tenemos entonces que saludar y alentar todas estas expresiones culturales. Y afrontar el desafío de promover espacios que posibiliten a los creadores de cultura proyectar su arte, y a la población en general tener mayor acceso a esas expresiones.

No solo de pan vive el hombre. Ni la mujer. También las producciones culturales son alimento del espíritu.

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