El Banco Central dio a conocer las estadísticas oficiales sobre la contribución económica de los nicaragüenses en el exterior; esos datos revelan que al cierre del mes de diciembre del año recién pasado ingresaron al país 1850 millones de dólares en remesas.
El primer punto a tener en cuenta es de dónde provienen esas remesas. El BCN indica que la fuente principal de esta corriente de dólares contantes y sonantes es Estados Unidos.
¿Saben cuánto aportaron en el 2020 los nicaragüenses residentes en Estados Unidos? Más de mil millones de dólares. Mil ciento once millones de dólares para ser más precisos.
Mientras Ortega vocifera y se desgañita en sus condenas al imperialismo, y contra los que llama países injerencistas, esconde la lengua al momento de reconocer la contribución de nuestros compatriotas residentes en estos y en estos países. Ni el dictador ni sus sirvientes han expresado jamás una palabra de reconocimiento a la contribución de nuestros compatriotas.
Decíamos que desde Estados Unidos llegaron más de mil millones de dólares. De España fueron US$ 272 millones y de Costa Rica US$ 270 millones. Siguen en la lista Panamá, Canadá, El Salvador, México. Por supuesto, no aparecen ni Cuba, ni Venezuela.
Sabemos que el impacto de la pandemia, principalmente en Estados Unidos, España y Costa Rica afectó gravemente tanto en materia de salud como en el plano económico. Sin embargo, nuestros compatriotas se las arreglaron para redoblar sus esfuerzos y elevar aún más la ayuda a sus hijos, madres, padres y resto de familia que en buena medida salen adelante con la ayuda que reciben. Las remesas crecieron en más del 10% en comparación con el 2019.
Recordemos. Después de 14 años en el poder, de acuerdo a las cifras oficiales, el ochenta por ciento de la fuerza laboral sobrevive en la economía informal. Casi el 70% se encuentra, o sin trabajo o trabajando un día sí, un día no, es decir, en subempleo, percibiendo ingresos por debajo del salario mínimo. Y, de acuerdo a cifras de CEPAL más del 50% se encuentra en condición de pobreza.
La zozobra y agobios que provoca esta situación no es aliviada ni por las políticas, ni por programas clientelares de la dictadura. El principal programa social en Nicaragua lo financian los nicaragüenses en el exterior, en la mayor parte de los casos, nicaragüenses pobres, mujeres pobres, con trabajos que exigen sacrificio, sobre esfuerzo y a veces humillaciones.
Subrayemos algunos datos.
Comencemos por la producción nacional. Las remesas representaron en el 2020 más del 15% del Producto interno bruto, el famoso PIB. ¿Qué significa esto? Es como si dijéramos que de cada 1000 dólares que produce el país en su totalidad, lo que aportan los nicaragüenses en el exterior equivale a 150 dólares. Esto es una simplificación, la utilizamos para que nos demos una idea.
Además, el aporte de los nicaragüenses en el exterior equivale aproximadamente al 85% de lo que el gobierno proyectó captar en concepto de impuestos en el 2020.
Y equivale a más del 65% de las exportaciones totales de mercancías.
Podemos seguir, pero con lo dicho nos damos una idea.
Pero el impacto de las remesas debemos analizarlo en una perspectiva más amplia. Las remesas contribuyen a evitar que se produzca una mayor caída de la economía. Con la pérdida de empleos y la reducción de salarios, uno de los rubros que más sufre es el consumo de las familias. Como no hay trabajo, no hay ingresos, cae el comercio, cae el consumo y caen las actividades económicas. Las remesas impiden que la crisis sea mayor ya que en gran proporción se utilizan directamente en consumo.
Como son dólares y euros contantes y sonantes, las remesas son decisivas para mantener la estabilidad macroeconómica, la estabilidad de la moneda y del sistema bancario, las reservas internacionales del banco central, el control de la inflación y del déficit fiscal: Nada de esto podría sostenerse sin el trabajo de los nicaragüenses en el exterior.
Otra contribución relevante y muy poco destacada es en la contención de la pobreza. Está demostrado, tanto por el Banco Mundial como por FIDEG, que las remesas familiares, durante el gobierno de Ortega contribuyeron más a contener la pobreza, que las políticas y programas clientelares de los que tanto alardearon.
Señores paniaguados y sirvientes de la dictadura, mientras ustedes sacan pecho presumiendo del comportamiento de la economía nacional, como si fuera mérito de ustedes o del dictador, resulta que es el trabajo, el empeño y la generosidad de los nicaragüenses residentes en Estados Unidos, España, Costa Rica, Panamá, Canadá y otros países, el factor decisivo para que la economía de familias, de empresas y, en general, la economía del país no sufra un quebranto mayor.
Y, lamentablemente, también sirve para que ustedes reciban sus salarios y hagan sus negocios al amparo del poder. Los negocios turbios y los menos turbios.
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