La más reciente encuesta realizada por la firma CID Gallup corresponde al mes de mayo. No se trata de una empresa caracterizada por su oposición a Ortega, así que no podemos atribuirle ese sesgo. Por supuesto, sabemos que en las presentes condiciones de Nicaragua toda encuesta debe ser objeto de reservas, sin embargo, hay algunos datos en esa encuesta que es pertinente resaltar.
Según el informe, el 77%, esto es, casi ocho de cada diez, manifestó que el país va por mal camino. Lo más llamativo de la información es que, por primera vez en las encuestas realizadas por la empresa encuestadora, la mayoría de los sandinistas consultados opinó que el país va por el rumbo equivocado. Únicamente el 12% de los entrevistados opinó que el país va por el camino correcto. Es decir, prácticamente uno de cada diez le sigue otorgando méritos a Ortega.
También llama la atención que entre enero y mayo el porcentaje pasó de 66% al 77%. En otras palabras, la inconformidad de la población se elevó en once puntos porcentuales. Un salto pronunciado.
Otro dato relevante es que casi siete de cada diez, manifestaron que la situación económica de su familia está peor que el año pasado.
Si bien el dato anterior corresponde a opiniones expresadas en la encuesta, es relevante la coincidencia con las estadísticas del gobierno en materia de subempleo y desempleo. En efecto, según el reporte del INIDE sobre el desempleo, el 70% de la fuerza laboral se encuentra en condición precaria, o están completamente desempleados, o están en subempleo, o están en la triste categoría de trabajadores que no perciben salario, sino que trabajan por la comida. El 70% de la población laboral.
En este caso el salto en las opiniones fue dramático. Pasó del 46% al 67%. La población que siente que su condición ha empeorado creció en ¡21 puntos porcentuales!
El régimen ha colocado como uno de los ejes fundamentales de su propaganda el restablecimiento de la normalidad. A todas luces se trata de una aberración porque los apremios económicos, la represión y la crispación política, que la población enfrenta cada día, choca frontalmente con el discurso oficial. Pues bien, ¿Cuántos han creído la patraña del régimen del retorno a la normalidad?
El 12%. Solamente para el 12% hay normalidad. Para el 76%, es decir, para tres de cada cuatro, la normalidad retornará hasta que se produzca un cambio de timón en el país, bien sea por la salida de Ortega o bien por elecciones anticipadas.
En fin, los datos de la encuesta revelan que una abrumadora mayoría repudia al régimen de Ortega y está convencida de que el país únicamente tendrá futuro sin Ortega en el poder.
No obstante, hay dos datos más que corresponde resaltar. Por un lado el 72% de los entrevistados declaró que no tiene preferencias partidarias. Frente a un 18% que expresó simpatías por el Frente Sandinista.
Y más del 80% de los entrevistados no visualizan liderazgos con capacidad de enfrentar a Ortega.
Los datos de esta encuesta, con todo y las reservas que siempre existen, conducen a plantearnos dos campos de reflexión. El primero es sobre las razones que están provocando un desplome tan drástico en las bases de apoyo del régimen.
En nuestra opinión hay al menos tres causas: En primer lugar debemos anotar el incontenible deterioro económico y social. La propaganda y los cantos de sirena chocan frontalmente con las aflicciones y penurias que día a día enfrenta la población. Y la gente está consciente de que el gobierno no dispone de capacidad para revertir la crisis.
En segundo lugar, cada vez resulta más claro para la gran mayoría de la población, incluyendo sandinistas, que Ortega no está ya en capacidad de resolver la crisis política. Está aislado y desacreditado a nivel internacional, está señalado de cometer delitos de lesa humanidad, penden su cabeza y la cabeza de sus secuaces la amenaza de mayores sanciones. Sus embustes han perdido toda efectividad.
En tercer lugar está la inseguridad. La represión, la suspensión de los derechos y garantías para la gente, los abusos, las violaciones flagrantes a la ley agobian, irritan e indignan a la población. En este campo se registran otros datos interesantes: Ante la pregunta ¿ha sido usted o algún familiar que vive en este hogar con usted, víctima de un robo o, asalto en los últimos cuatro meses? En relación al 2018 creció en diez puntos porcentuales la población que respondió afirmativamente. Estamos hablando de delitos comunes. El dato coincide con las estadísticas oficiales de la policía: los robos con intimidación crecieron en 10%.
La otra reflexión es sobre la alternativa. Resulta claro que llegó el momento de plantearse la construcción de una alternativa política creíble, una alternativa de poder que ofrezca al pueblo una propuesta de cambio democrático coherente, sólida y viable, que despierte confianza, ilusión y respaldo. Requerimos mensaje y mensajeros creíbles. Porque la propuesta debe ser acompañada por liderazgos con capacidad, integridad y garra.
No vaya a ser y los acontecimientos se precipiten y nos agarren con los pantalones en la mano.
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