Hasta hace un poco más de un año era frecuente escuchar la frase: “Yo no me meto en política, porque la política no me da de comer”. La frase expresaba una creencia y un comportamiento que servía de pretexto para dejar hacer y dejar pasar, volviendo a ver hacia otro lado ante los desmanes del gobierno. Pero la política importa. Y mucho.
¿Tiene que ver la política con los frijoles que nos comemos o que dejamos de comer?
La realidad es que la política sí tiene que ver con las tortillas, la leche y los frijoles. Naturalmente, no estamos hablando de politiquería ni de los zánganos que viven y medran de la politiquería. Estamos hablando de los vínculos estrechos que hay entre las realidades políticas y los asuntos económicos, y entre los asuntos económicos generales y las realidades cotidianas que enfrenta cada familia: empleo o la falta de empleo; los salarios insuficientes; falta de acceso a los créditos o la falta de oportunidades para que una empresa progrese.
Pasemos a demostrar nuestras afirmaciones.
En una publicación reciente, el Fondo Monetario Internacional estimó que el Producto Interno Bruto de Nicaragua registrará en el 2019 una reducción del 5%.
¿…Y?
Así dicho, parecería una mención que poco o nada tiene que ver con la vida diaria de la gente. Pero, aunque no lo parece, detrás de ese simple dato, 5%, se esconden profundas implicaciones económicas, políticas y sociales para la población nicaragüense.
Escarbemos pues qué significa para las familias, para las empresas y, en general, para el país, ese dato del FMI.
Comencemos recordando qué es el Producto Interno Bruto. El PIB, como también se le conoce, es un indicador económico que revela cuánto producen las empresas, los trabajadores por cuenta propia, los campesinos, los profesionales, en fin, los agentes económicos de un país, en el período de un año. Es decir, el PIB incluye los quintales de maíz y frijoles que cultivan nuestros agricultores, los viajes que realizan “las caponeras” o los taxis, los litros de leche y las libras de carne que producen los ganaderos, los huevos, los pollos, las consultas médicas, los cortes de pelo, etcétera. Es decir, forma parte del PIB, todo lo que resulta del trabajo.
Estas actividades económicas tienen un valor monetario y la suma total de esos valores es el PIB. Cuando esa suma aumenta, es decir, cuando el PIB aumenta de un año para otro, hablamos de crecimiento económico. Si se mantiene en el mismo punto, hablamos de estancamiento económico. Y si disminuye, hablamos de recesión, decrecimiento o contracción económica.
Pues bien, según las cifras del Banco Central, en el 2018 el PIB se redujo aproximadamente en 4%. Y la previsión del FMI es que en el 2019 la reducción será del 5%.
Salta a la vista una primera conclusión: En el 2019 la economía estará peor que en el 2018.
¿Por qué razón la economía va a empeorar en el 2019 en relación al 2018 si no hay tranques, ni paros, ni grandes movilizaciones?
Por una razón sencilla. La causa es la permanencia de Ortega en el poder. Mientras Ortega siga aferrado al poder, la economía no levantará cabeza.
Pero nos estamos adelantando. Sigamos con nuestro razonamiento.
Ocurre que según las estadísticas del INSS, en el 2018 cerraron casi 3000 empresas, entre grandes, pequeñas y medianas. Nos referimos únicamente a las empresas que cotizaban al seguro social. Si contamos las otras empresas por supuesto que la cifra es mucho mayor.
Según estas mismas estadísticas, en el 2018 los trabajadores afiliados al INSS se redujeron en más de 150 mil afiliados. Según FUNIDES, en el 2018 perdieron su empleo más de 400 mil nicaragüenses, pero aquí estamos hablando de afiliados al seguro social.
De aquí se desprende una segunda conclusión: Si en el 2018 cerraron casi 3000 empresas registradas en el INSS y perdieron su empleo más de 150 mil afiliados, significa que en el 2019 cerrarán más empresas y habrá más trabajadores sin empleo pues, como dijimos, la contracción económica será mayor, según el FMI, que en el 2018.
Hay otra cifra muy relevante en economía que es el consumo. El consumo incluye todo lo que compra la población para satisfacer sus necesidades: alimentos, medicinas, refrigeradoras, celulares, agua, bicicletas, energía eléctrica, ropa. Pues bien. Según el Banco Central, en el 2018 los nicaragüenses consumieron menos que en el 2017. ¿Cuánto? 250 millones de dólares, aproximadamente, fue la disminución del consumo de la población. Esto significa que compraron menos alimentos, menos medicinas, menos ropa, menos celulares, menos todo.
Si en el 2019 la economía empeorará, significa que el consumo empeorará todavía más.
¿Y por qué va estar peor la economía?
Basta que nos hagamos algunas simples preguntas. Mientras Ortega esté en el poder:
¿Cuántos inversionistas extranjeros traerán su dinero a Nicaragua sabiendo que aquí no se respeta la ley, ni los derechos ciudadanos y además que los jerarcas del régimen están sancionados por Estados Unidos?
¿Cuántos turistas visitarán el país si sus embajadas les advierten cotidianamente sobre el ambiente de represión?
¿Cuántos países seguirán financiando proyectos de cooperación?
¿Cuántos créditos otorgarán los bancos y las microfinancieras?
Sin inversiones, ni turistas, ni crédito, ni cooperación internacional, obviamente, la economía seguirá deteriorándose: cierre de empresas, desempleo, menos dinero para comprar. Mientras Ortega esté en el poder, no hay esperanzas de mejorar.
La conclusión final está clara: Debemos redoblar esfuerzos para salir cuanto antes de este régimen que solo sufrimiento, desempleo, aflicciones y penurias receta a los nicaragüenses.
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