En un comentario anterior, mencioné que estuve en Miami, participando en diversas actividades, por invitación de un grupo de nicaragüenses comprometidos en la lucha por la libertad de nuestro país. Pues bien, uno de esos días, mientras me encontraba en una parada de autobús, esperando que llegara mi ruta, se me acercó una mujer joven, delgada y con aires de regresar a su casa después de un día duro de trabajo, y me dijo: Disculpe, usted es Enrique Sáenz? sí, le respondí. No puede ser, exclamó. Qué está haciendo usted aquí, en una parada de bus?
… Y así iniciamos una corta conversación.
En el transcurso de la plática me manifestó que era fiel oyente de Radio Corporación y del espacio Vamos al Punto… y sabe que? …Me expreso: Usted introdujo a mi vocabulario una palabra que no conocía y que no utilizaba…ahora cada vez que escucho una mentira me respondo a mi misma o le digo a mis amistades y familiares..son .patrañas…y si la frase es de Daniel Ortega, igualmente digo: sólo es patrañas…
El reciente discurso de Daniel Ortega, del 22 de septiembre, me recordó la conversación con esta joven migrante nicaragüense…porque Ortega repite las patrañas de siempre, con la misma desfachatez de siempre, una desfachatez que francamente no tiene comparación, ni tiene límites.
Miente. Miente. Y miente. Y a la vez amenaza con mas muertes, mas terror y mas daño al país.
El terrorista mayor, siguió llamando terroristas a quienes son masacrados impunemente por luchar por la libertad a mano limpia y con su bandera azul y blanco como arma.
El mismo que saboteó a los gobiernos electos democráticamente, que encabezó asonadas y que puso en práctica la consigna “a gobernar desde abajo”, ahora se presenta como demócrata y respetuoso de la ley.
El cabecilla de las barricadas y de los grupos que asesinaban policías, a luz pública, como ocurrió con el asesinato, ante las cámaras de televisión, del subcomandante Saúl Álvarez, ahora se presenta como un pacífico líder político. A propósito, Saúl Álvarez fue asesinado un 21 de septiembre de 1993.
El mismo que exhibe la quijada de burro ensangrentada después de arrebatar la vida a centenares de compatriotas…se nos quiere presentar como mansa paloma.
Y uno podría preguntarse: por qué miente tanto Daniel Ortega?
Porque repite y repite mentiras tan burdas, mentiras tan groseras, mentiras tan colosales…
El sabe que en el mundo nadie le cree….él sabe que la gran mayoría de los nicaragüenses no le creemos…Por qué se empecina en mentir?
Las repite para los pocos seguidores que le quedan…necesita desesperadamente conservar esa estrecha base de seguidores, y lo pretende hacer a punta de mentiras…A la larga, se trata de un esfuerzo inútil.
Pero más allá de sus patrañas, hay dos aspectos del discurso que debemos tener en cuenta:
El primero es que le punza la frase que corean miles de nicaragüenses: Ortega y Somoza son la misma cosa. Por eso hablo del somocismo. Aunque, a decir verdad, Ortega dejó regados a los tres Somozas juntos en materia de crueldad, de corrupción y de odio al pueblo.
Habría que sustituir la frase “Ortega y Somoza la misma cosa” por otra que refleje mejor la realidad, por ejemplo: Ortega y su esposa, peor que Somoza…sería una frase más apropiada: Ortega y su esposa, peor que Somoza.
El segundo aspecto del discurso que debemos puntualizar es que a Ortega le duelen los paros.
Ortega dispone de su ejército de paramilitares para seguir masacrando al pueblo con total impunidad. Y sus cómplices del aparato judicial para seguir condenando a inocentes.
Pero no puede lidiar con la economía. A pesar de que se empeña en repetir su discurso de normalidad, ese discurso se estrella con la dura realidad que enfrentan las familias y las empresas, de todo tamaño. Y, al igual que da palos de ciego persiguiendo a quienes él considera que son cabezas de la rebelión pacífica, también da palos de ciego con la economía.
No entiende, ni puede entender que la economía no se puede encerrar en una cárcel. Ni someter a juicio.
Las amenazas que profirió en contra de los empresarios más bien profundizan la desconfianza. Nadie invierte su dinero por temor. Las amenazas de Ortega ahuyentan inversiones e inversionista y, lo mismo que su permanencia en el poder, agravan la crisis económica. Todos debemos tenerlo claro: mientras Ortega se encuentre en el poder el desempleo, el crédito y la situación de las empresas continuará agravándose.
Las palabras de su boca son iniquidad y engaño, como dice el pasaje bíblico…Recordemos pues ese pasaje de los salmos: Más blandas que la mantequilla eran las palabras de su boca,pero había guerra en su corazón; más suaves que el aceite eran sus palabras, mas ellas eran espadas desnudas.
Espadas desnudas son las palabras de Ortega por mucho que intente adornarlas…
Espadas desnudas y guerra en su corazón.
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