Sin importar época o signo político del gobierno, en Nicaragua los factores externos siempre desempeñaron un papel preponderante. Más para mal que para bien. Por consiguiente, cualquier análisis sobre nuestra realidad y sus perspectivas forzosamente debe incluir un examen sobre el entorno internacional.
Comenzaremos por nuestro vecindario latinoamericano. En el transcurso del 2018 se realizarán elecciones en varios países latinoamericanos, todas ellas con relevancia para Nicaragua.
La primera elección será en Costa Rica, en febrero. Faltan pocos días.
Todo lo que ocurra en Costa Rica es relevante para nosotros. Primero porque allá residen casi medio millón de nicaragüenses. Más de doscientos cincuenta millones de dólares en remesas. Segundo, porque siempre están de por medio los problemas fronterizos. Tercero, porque con nuestro vecino del sur nos unen intensos lazos comerciales, de turismo e inversión. Todo parece indicar que el nuevo presidente de Costa Rica ya no será del Partido Acción Ciudadana, actualmente en el gobierno.
La campaña ha tenido una dinámica sorpresiva. Un candidato que apenas hace un mes tenía un 2% de intención de votos, repentinamente se ha colocado a la cabeza ¿saben la razón? La sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo introdujo el tema al debate electoral. La oposición frontal al matrimonio igualitario por parte de Fabricio Alvarado lo catapultó al primer lugar. Es seguido por otro “outsider”, Juan Diego Castro. Ambos son candidatos de partidos hasta ahora irrelevantes. Los dos candidatos de los partidos tradicionales, Liberación Nacional y Socialcristianos han perdido gas y difícilmente pasen a segunda vuelta.
Debemos pues estar atentos al desenlace electoral en nuestro vecino más cercano.
Después de Costa Rica siguen las elecciones en Colombia. Aunque a veces pareciera distante, Colombia es uno de los países latinoamericanos más importantes para Nicaragua. Primero porque es nuestro vecino inmediato con la frontera más extensa. Si bien es una frontera marítima, son centenares de kilómetros de una frontera que a veces puede ser conflictiva. También hay litigios pendientes en la Corte Internacional de Justicia.
Y hay una razón poco conocida pero significativa: los lazos económicos son crecientes. Basta citar que uno de los principales bancos asentados en Nicaragua, el BAC, es propiedad de capital colombiano. Además, empresas colombianas son importantes inversionistas en minería. Silenciosamente, los colombianos han penetrado en áreas claves de las economías centroamericanas. De otro lado están las denuncias de lavado de dinero de las FARC, por medio de ALBANISA. De comprobarse esas denuncias las consecuencias son imprevisibles. Es relevante pues estar atentos al proceso electoral colombiano. La primera vuelta será en mayo.
El tercer país en relevancia para Nicaragua es México. Sin duda, para el régimen de Ortega son las elecciones más importantes dado que sigue encabezando las encuestas Manuel López Obrador. Es evidente que Ortega alienta esperanzas de que un gobierno de izquierda en México modifique el mapa político subregional y se constituya en una cortina de protección para su régimen. Socialismo del siglo XXI “a la mexicana”.
Aunque tratándose de México y de los mexicanos las cosas pueden resultar “si no es esto, es lo otro, o mejor, todo lo contrario”, lo previsible es que relaciones tensas con la administración Trump se pongan a la orden del día. Una agenda conflictiva llevaría a López Obrador a promover un frente latinoamericano que aliviaría de presión a Ortega y le colocaría detrás de la mampara. Pero igual, puede sorprender enarbolando banderas de democracia, derechos humanos y transparencia, circunstancia que favorecería las aspiraciones democráticas de la mayoría de los nicaragüenses.
También están de por medio las relaciones económicas. México se ha convertido en un importante destino de las exportaciones de las zonas francas cuyo dinamismo obedece a las relaciones con Estados Unidos. Una fractura comercial entre Estados Unidos y México tendría efectos perniciosos en materia de empleo en las zonas francas nicaragüenses.
Las elecciones son en Julio y allí no hay segunda vuelta. Se gana con un voto de diferencia.
Para octubre están programadas elecciones presidenciales en Brasil. Aunque el gigante sudamericano desde Nicaragua suena lejano, se trata de la mayor potencia económica latinoamericana y uno de los países de mayor influencia internacional. Aparentemente Lula sigue políticamente vivo. Se encuentra “entre la presidencia y la cárcel”. Un tribunal definirá en pocos días su destino político. No podemos pues dejar de prestar atención al proceso brasileño. Basta recordar el fraude, por hoy frustrado, con el proyecto Tumarín.
Finalmente conviene considerar los siguientes procesos políticos. Para abril está anunciado el relevo de Raúl Castro como presidente de Cuba. Si bien se menciona como sucesor al vicepresidente actual, Miguel Díaz Canel, también hay otros candidatos, en particular el general Álvaro López Miera. Pero la incógnita principal es si Raúl Castro dejará de ocupar el cargo de Secretario General del Partido Comunista Cubano.
Obviamente, no es previsible que en el corto plazo se produzcan cambios significativos en el régimen cubano. Sin embargo, por primera vez en casi 60 años, no estará un Castro como a la cabeza del poder en Cuba. Más temprano o más tarde, esos cambios se producirán. Es un proceso que también deberemos atender, considerando los tradicionales lazos de Ortega con los Castro y el régimen cubano.
En Venezuela, Maduro propinó un golpe inesperado: adelantó las elecciones presidenciales que en principio estaban previstas para el último trimestre del año. En las condiciones actuales no es realista esperar elecciones democráticas, más aún con las lamentables fracturas en la oposición. Sin embargo, la dinámica de conflicto planteada con la administración norteamericana, la crisis económica y social, y las relaciones todavía existentes con Nicaragua, nos imponen seguir atentamente el curso de los acontecimientos.
Finalmente están las elecciones legislativas en El Salvador, en marzo de este año. Estas elecciones permitirán visualizar qué espera a nuestro vecino ante el empantanamiento político existen entre ARENA y el FMLN.
A lo expuesto debemos agregar que en Chile asumirá un gobierno etiquetado como de derecha. El debilitamiento del gobierno de Perú a causa de la conmoción provocada por las acusaciones de corrupción. Y en Honduras, las complejidades derivadas del conflictivo proceso electoral reciente.
El signo del entorno descrito es la incertidumbre. Deberemos estar atentos.
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