Los extranjeros que visitan Managua por primera vez suelen declarar que hay dos características de la ciudad que inmediatamente llaman la atención: la basura y el verdor. De tanto verlas, ya no las vemos. En mi caso, hasta que me toca acompañar a algún visitante y escucho sus comentarios y exclamaciones vuelvo a percatarme de lo linda que podría ser Managua, con un poquito de corazón, imaginación y voluntad.
De ahí la necesidad de espacios que permitan debatir los problemas y soluciones de nuestra ciudad. Por esta razón quisiera compartir aunque sea sumariamente algunos temas abordados en un reciente evento realizado con el auspicio del Centro Cultural Pablo Antonio Cuadra.
El coloquio, promovido por el periodista e historiador Roberto Sánchez Ramírez (q.e.p.d), quien actuó como moderador, tuvo como tema: ¨La Managua deseable y posible¨. Participaron como ¨conversadores¨ el ex alcalde Dionisio Marenco y dos exdirectores de planificación urbana de Managua: arquitecta Alina Sálomon Santos y arquitecto Gerald Pentzke.
Comenzó Nicho con un enfoque francamente catastrófico. Afirmó que el territorio que ocupa Managua es, en términos geológicos, el peor lugar del mundo para construir una ciudad. Una ladera, con suelo frágil, cruzada de fallas sísmicas y sembrada de cráteres volcánicos. Propicia para terremotos, inundaciones, deslaves y erupciones.
En adición, la forma en que ha crecido la ciudad multiplican los embrollos a tal punto que el ex alcalde amenazó con publicar un libro utilizando todas las letras del alfabeto para describir los problemas de Managua. Comenzó con la letra ¨A¨: agua, agua y agua. Primero, la escasez de agua. El agua que consume Managua proviene principalmente de Ticuantepe y es cada vez más insuficiente. Segundo, cómo tratar las aguas servidas. Tercero, cómo lidiar con las escorrentías de las aguas pluviales cuya amenaza crece a causa del despale de la cuenca sur. Con este cuadro precario, Nicho lanzó varias propuestas:
• Primero, Los problemas y las soluciones de Managua solamente pueden abordarse con una perspectiva integrada que abarque al menos los municipios adyacentes, principalmente ciudad Sandino, El Crucero, Ticuantepe, Nindirí, La Concepción, Mateare, Tipitapa.
• Segundo, debe promoverse el desplazamiento de las concentraciones urbanas hacia los departamentos aledaños a fin de ir gradualmente moviendo la ciudad. Para ello desempolvó la iniciativa de construir un tren rápido hacia Granada, Masaya y Los Pueblos. Según Nicho su costo no sería inalcanzable. Costaría alrededor de un millón de dólares por kilómetro. Si consideramos que Masaya está a 30 kilómetros y si en verdad ese es un costo aproximado, no estamos hablando de una inversión colgada en los cachos de la luna.
• La tercera propuesta fue sobre la cuenca sur. Si no se protege y reforesta con prontitud Managua está condenada a padecer calamidades.
• Una cuarta propuesta fue sobre el abastecimiento de agua. En el mediano plazo para Nicho la única solución está en el lago de Granada.
La arquitecta Sálomon tuvo un enfoque más tranquilizador. Aunque compartió el criterio sobre la conveniencia de desplazar la ciudad, aseveró que con buenas construcciones pueden superarse los peligros existentes, citando que las diez urbes más pobladas del mundo enfrentan peligros parecidos. La arquitecta sí enfatizó en la necesidad de densificar la ciudad, dotarla de un centro urbano y planificar su desconcentración. Para densificar la ciudad planteó que debemos superar el temor y los prejuicios hacia construcciones verticales. Las técnicas de construcción actuales lo posibilitan.
Por su parte, el arquitecto Penzke fue más optimista. Hizo una interesante reseña de los principales cambios de la ciudad durante las últimas gestiones edilicias. Entre los que recuerdo mencionó: Los tres pasos a desnivel (Portezuelo, la Centroamérica y Rubenia). La construcción de la Avenida Monseñor Obando y su posterior prolongación. La edificación de centros comerciales con altos estándares. La pista al mayoreo. La ampliación de la carretera a Masaya.
La planta de tratamiento de aguas servidas a orillas del lago Xolotlán. La ampliación de la Avenida Bolívar. La transformación de La Chureca. La pista suburbana.
Sin embargo, Penzke concluyó que estas obras no obedecían a un plan estratégico de desarrollo de la ciudad, la cual seguía creciendo de manera dispersa y desordenada.
Aunque parezcan contradictorios, estos tres enfoques pueden ser complementarios: Enfrentar los peligros y afrontar los problemas existentes, planificar con base a técnicas urbanísticas modernas el desarrollo de la ciudad y adoptar una visión optimista sobre las potencialidades de transformar Managua en una ciudad atractiva y funcional.
Los asistentes tuvieron una participación activa. Por razones de tiempo solamente rescato la propuesta de convertir los cauces en vías de circulación para desahogar los embotellamientos.
Se recordó cómo la prolongación de la Avenida principal de Altamira, hacia la rotonda El Redentor, se construyó sobre un cauce, mejorando el ornato y la circulación. Ese ejemplo podría replicarse con otros cauces que atraviesan la ciudad. Nicho Marenco reaccionó afirmando que sí era viable hacerlo con algunos, no con todos, al menos para habilitarlos como ciclo vías donde podrían circular bicicletas, motocicletas y hasta caponeras.
Sería imposible resumir todo lo que se planteó en este conversatorio sobre la Managua deseable y posible. Lo que sí puedo decir es que todos los asistentes quedamos con ganas de seguir el coloquio, así que se dejó planteada la idea de organizar otros encuentros para abordar, con enfoques propositivos, distintos aspectos de la ciudad.
Desconozco cómo lo verán ustedes, pero a mí me parece que los temas reseñados son de interés de todos. Nada más y nada menos que se trata de la sobrevivencia de nuestra ciudad, de su viabilidad y, por qué no decirlo, de la posibilidad de transformarla en una ciudad amable, atrayente y, como dijo un asistente, que inspire a los poetas y cantores.
Es cuestión de ponerle ganas, inteligencia y corazón.
Virginia Eugenia Vijil Icaza
Lo más importante para mi, no se menciona. Poner a personas capaces y eficientes en los lugares de mando para que todas esas propuestas puedan realizarse. Hasta el momento es doña Chayo la que hace y deshace de la ciudad a veces con altos costos para los contribuyentes como los dichosos altares y nacimientos y carritos chocones y árboles de lata. Si no se detiene eso ninguna propuesta será viable.