Hace cinco años publiqué en un diario local un artículo que tenía como título “Papel higiénico y desarrollo económico”. Parece un asunto de broma pero es bastante más serio de lo que el título pueda sugerir. En el escrito se presentaban algunos comentarios sobre la significación económica del papel higiénico. Después del tiempo transcurrido, por curiosidad revisé las cifras del 2016 y las comparé con las correspondientes al 2011. Comparto con ustedes algunos de los hallazgos. Aquí van.
Los registros oficiales del comercio exterior de Nicaragua correspondientes al 2016 revelan que las importaciones de papel higiénico ascendieron a 50 millones de dólares. Es bastante dinero. En córdobas serían aproximadamente 1500 millones de córdobas.
Pero ese dato nos habla más claramente cuando procedemos a realizar comparaciones.
Comencemos con educación. Se repite una y otra vez que la educación es una prioridad. Pues resulta que en el presupuesto del 2016 el total de la inversión en reparación y construcción de infraestructura escolar, esto es, escuelas, aulas, edificios, y demás ascendió a 1.158 millones de córdobas, es decir, menos de 40 millones. En otras palabras, en Nicaragua se gasta más en compras de papel higiénico que en infraestructura escolar.
Ahora vamos con salud. Por todos lados se escuchan las quejas sobre la calidad de las medicinas o sobre la escasez o carencia de medicamentos en los centros de salud y hospitales. Resulta que en el presupuesto del 2017, el año que va corriendo, el presupuesto asignado a medicinas ¿Saben cuánto fue? 50 millones de dólares aproximadamente. En otras palabras, la compra de medicinas del ministerio de salud equivale a las compras las compras al exterior en papel higiénico.
Vamos con otra comparación. Mucho se habla de lo bien mantenidas que están las carreteras en el país. En otra oportunidad explicamos que existe una institución que se llamaba FOMAV, la cual fue puesta en marcha en gobiernos anteriores a Ortega. El presupuesto del FOMAV se subvenciona con un impuesto que se aplica directamente a los consumidores de combustible. Pero no es ese el punto. El punto es que el presupuesto del FOMAV correspondiente al 2016 fue de 1.286 millones de córdobas, es decir, menos de 45 millones de dólares. O sea, en Nicaragua se invierte más en papel higiénico que en el mantenimiento de carreteras.
Para no cansarnos con comparaciones, vayamos al sector productivo. Es conocido de todos que la economía del país descansa en las actividades agropecuarias. La modernización, productividad y competitividad del sector agropecuario está directamente relacionada con la capitalización de ese sector, es decir, con la inversión en maquinarias y equipos. Resulta que en el 2016 las importaciones en maquinaria y equipos dirigidas al sector agropecuario ascendieron a 61 millones de dólares. Unos diez millones de dólares más que el gasto en papel higiénico. ¿Qué podemos deducir de esto? Que en materia de compras externas, para la economía nacional, tienen importancia parecida la producción y modernización de nuestra principal actividad económica, que el humilde papel higiénico.
¿Qué conclusiones podemos extraer de los datos anteriores? Por supuesto, cada oyente puede extraer sus propias conclusiones. Basta aplicar el sentido común para responder la siguiente pregunta: ¿Qué nivel de desarrollo social puede tener una economía que destina más recursos al papel higiénico que a las inversiones de capital en educación o a la compra de medicinas en el sector público? ¿Qué potencialidad de desarrollo puede tener una economía cuando asigna una suma bastante semejante a la importación de papel higiénico que a las importaciones de maquinaria y equipo destinados a la operación y modernización del sector agropecuario?
Desde otra perspectiva los datos también reflejan el nivel de nuestro aparato industrial. A ojo de buen cubero uno podría pensar que un negocio de US$$50 millones anuales resulta sumamente atractivo. No se trata de una tecnología compleja ni costosa. Imaginemos que se instala una planta en el país productora de papel higiénico. Significaría las plazas de trabajo, ingresos, actividad económica y ahorro de divisas. Está bien que construyan centros comerciales. Pero estaría mejor las plantas industriales.
Pero el papel higiénico puede llevarnos a discusiones más profundas: El interminable debate sobre el desarrollo económico y las desigualdades derivadas de la división internacional del trabajo. ¿Qué viabilidad y posibilidades de desarrollo y prosperidad tiene una economía que se especializa en exportar materias primas, cuya principal ventaja es la mano de obra barata, pero que no es capaz de producir un rollo de papel higiénico?
Un estado más inteligente, diligente y visionario podría ofrecer los incentivos y las condiciones para que un mercado eficiente pueda llevarnos algún día a producir un rollo de papel higiénico.
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