Política y Realidades nacionales

Una acción despreciable

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Hoy se cumplen tres años de una de las más despreciables actuaciones represivas del régimen. Un grupo de jóvenes fueron vapuleados por el simple motivo de respaldar, pacíficamente, la lucha que realizaba un movimiento de ancianos en reclamo de pensiones reducidas al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social.

Despreciable por la actuación masiva de los delincuentes que perpetraron los atropellos. Se sabe que fueron fuerzas de choque organizadas y movilizadas desde la alcaldía de Managua, con la complicidad de la policía.

Despreciable por el tipo de delitos que cometieron. No solamente vapulearon a jóvenes indefensos sino que se robaron 7 vehículos, 4 motocicletas, cámaras digitales, celulares, guitarras, billeteras. En fin, un despojo masivo.

Despreciable por los agravantes con que se cometieron los delitos. En derecho penal son agravantes la premeditación, la alevosía y la ventaja. La premeditación se produce cuando la actuación criminal es madurada y planificada con anticipación. La ventaja se produce cuando el agresor tiene superioridad por las armas que emplea o por la superioridad en el número de atacantes. Y la alevosía se da cuando el delincuente se ha asegurado de que no corre ningún riesgo que pudiera provenir de una reacción defensiva de parte de la persona o personas atacadas. Actuaron pues con premeditación, alevosía y ventaja. Se trata de un acto criminal, agravado.

Despreciable por la participación en la comisión de los delitos de varias instituciones públicas debidamente concertadas: la alcaldía de Managua, que organizó y movilizó a los delincuentes; el INSS que actuó como depósito de los bienes robados; la policía nacional que actuó como cómplice y encubridor; y la Fiscalía de la república que asegura el encubrimiento e impunidad de los malhechores.

Despreciable por la impunidad que todavía cubre a los autores intelectuales y materiales de los delitos.

Despreciable por ensañamiento con que actúa la policía del régimen. La policía se ensaña en las víctimas por cuanto se niega a extender la constancia obligatoria que permitiría los dueños de los vehículos robados completar sus reclamos a las empresas aseguradoras. Quedaron vapuleados, sin vehículo y con las deudas.

Los hechos ponen de manifiesto que cuando el régimen percibe la más mínima amenaza o cuando considera necesario realizar actos intimidatorios, no tiene escrúpulos en ejecutar la más amplia variedad de actos de represión, valiéndose del control que ejerce sobre la totalidad de las instituciones del Estado.

En unos casos son instituciones del poder ejecutivo como la procuraduría, en otros la misma fiscalía que toma partido y actúa como acusadora en contra de víctimas de actuaciones policiales. En otros son fuerzas de choque organizadas, financiadas y alentadas por instituciones como la alcaldía. En otros es la fuerza policial, a lo bruto, como las que hemos visto en el caso de protestas sociales, y en otros son fuerzas siniestras, como el bombazo de Pantasma.

Frente a un régimen dictatorial, la memoria también es un arma de resistencia. Y no nos confundamos con las apariencias: no es un arma insignificante. Precisamente, una poderosa arma a la que apelan las dictaduras es al olvido.

Repitamos pues hoy 22 de junio ¡NO AL OLVIDO!

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