El New York Times es uno de los diarios más influyentes de Estados Unidos. En realidad, es uno de los diarios más influyentes del mundo. Por esta razón se impone ponerle mente a una noticia sobre Nicaragua que publicó en días recientes, nada menos que en su primera plana.
El artículo del diario norteamericano se titula ¨Nicaragua parece regresar a los ochenta con el resurgimiento de los contras¨. Se trata de un reportaje sobre la existencia de grupos armados en el norte del país. El reportaje incluye una entrevista realizada por Frances Robles, corresponsal del periódico, a un uniformado que utiliza el seudónimo de Tyson, además de párrafos de conversaciones con otros rearmados acerca de los motivos de su lucha.
Además de la confirmación de la existencia de grupos armados, el artículo desliza un conjunto de señalamientos sobre el régimen que incluyen el enriquecimiento desmesurado como resultado de la apropiación por la familia gobernante de la cooperación petrolera venezolana.
Literalmente, el artículo afirma: ¨La familia de Ortega, sus amigos y aliados disfrutan de lujos como casas en la playa y autos costosos. Controlan las compañías gasolineras, las televisoras y los proyectos públicos de construcción. También abrieron un banco, lo cual ha hecho que muchos críticos comparen a su familia con la dinastía de los Somoza¨
Además, el reportaje se refiere al control que ejerce Ortega en el ejército, policía, administración de justicia, sistema electoral y asamblea nacional.
Sin duda, la publicación asesta un fuerte golpe al régimen orteguista en términos de opinión pública. Por la influencia del New York Times, la publicación seguramente erosionó años de inversión en oficinas de relaciones públicas que la camarilla gobernante y sus aliados contratan y pagan en Estados Unidos. Esta inversión hasta hoy había sido efectiva pues el régimen disfrutaba de lo que se conoce como ¨una buena prensa.¨.
Con posterioridad, dos obispos católicos de diócesis del norte del país han reconfirmado la existencia de estos grupos, cuya presencia es obvia dado que son públicos y flagrantes los operativos militares que realiza el ejército en estas zonas y son frecuentes también los comunicados en los que se da a conocer la muerte en enfrentamientos armados de nicaragüenses de uno y otro bando. El ejército y la policía siguen calificando a estos grupos como bandas delincuenciales.
Aunque estas noticias coloquen al régimen de Ortega en el radar de la opinión pública internacional, lo cual es positivo, particularmente en un año electoral donde el régimen se prepara para realizar un nuevo fraude, la verdad es que, en el fondo, se trata de una noticia que debemos lamentar pues no es una buena noticia que se estén generando condiciones para el recrudecimiento de la violencia armada.
En 1974, cuando Anastasio Somoza Debayle se preparaba para su reelección, un grupo de 27 nicaragüenses suscribió un documento lúcido y premonitorio, que se conoció en la época como el documento del grupo de los 27. Repetiré dos párrafos de ese histórico comunicado:
¨Nadie sin embargo debe llamarse a engaño. En la coyuntura histórica que vivimos quienes creen que pueden mantener el sistema actual para seguir medrando a la sombra del poder y abusando de este en beneficio de sus personales intereses, están equivocados pues solo hacen más penosa la solución a la que habrá de llegarse inevitablemente.¨
Y agregaba: ¨El gobierno se empecina en apartarnos a los nicaragüenses del camino electoral, al reservarse inescrupulosamente el manejo de todos los mecanismos que desde la inscripción hasta el escrutinio, conforme normas preparadas ad-hoc, le permitirán hacerlo desembocar adonde él quiera, o a cerrarlos a importantes y mayores sectores de ciudadanos que conforman la opinión del país. Este empecinamiento constituye una abierta provocación al pueblo que se verá obligado a buscar legítimamente otros procedimientos para encontrar sus propias soluciones, de lo cual, el mismo gobierno será directamente responsable¨.
Pero el dictador prestó oídos sordos a esta y a otras advertencias. El pueblo nicaragüense pagó con vidas, dolor y destrucción el aferramiento del dictador al poder.
Hoy, igual que ayer, nos corresponde hacer la misma advertencia y señalar con el dedo al responsable: cerrar las puertas a la libre expresión de la voluntad popular en elecciones honestas, es abrir cauces a la violencia.
Y usted señor Ortega será el único responsable
Donald Sarria V.
El dictador se siente muy seguro, posiblemente pondra oidos sordos a la advertencia. Cuando pidio perdon por sus errores se vistio de blanco y solicito una nueva oportunidad. Alli estan los resultados.
Donald Sarria V.
El dictador se siente muy seguro, posiblemente pondra oidos sordos a la advertencia. Cuando pidio perdon por sus errores se vistio de blanco y solicito una nueva oportunidad. Alli estan los resultados.