Temas Sociales

Acabemos con los meones públicos

 No  me lo van a creer pero hoy, a mediodía, me trasladé por aproximadamente 400 metros desde el lugar donde me encontraba, hasta el lugar donde fui a almorzar; en ese corto trayecto me topé, en distintos puntos, con tres sujetos, ninguno de la tercera edad, que procedían a orinar muy tranquilamente en plena vía pública. Uno se tapaba con un folder, otro lo hacía directamente en una pared y el tercero descargaba en unas plantitas a la orilla de una casa.

Yo entiendo que a veces hay necesidades imperiosas que no es posible posponer. A todos nos ha pasado. Igualmente entiendo que las urgencias prostáticas son un tema de salud para los hombres de determinada edad. Pero, dígame usted, cuántas veces ha visto en cualquier lugar y a cualquier hora, que el conductor de un vehículo –joven o adulto, pero siempre hombre- sea taxi o particular, se detiene, se baja, se acomoda, apunta y dispara, esté quien esté, sean niñas, mujeres o jóvenes.

Y no es que me las dé de mojigato. Repudio la mojigatería. El problema es que estos descaros revelan, aparejan y promueven vicios perniciosos que como sociedad estamos obligados a desterrar.

En primer lugar, es usual que quienes realizan estas acciones escondan motivaciones enfermizas hacia niñas y mujeres, y estos actos y primeros atrevimientos sean eso, primeros episodios. En segundo lugar, un país que promueve el turismo y presume de seguridad ciudadana, muy mal favor se hace, sobre todo a quienes viven de esa actividad, cuando exhibimos ante los turistas este tipo de conductas. En tercer lugar, reflejan un problema cultural, desorden, yoquepierdismo, descuido y falta de responsabilidad que seguramente se extienden a otros ámbitos del entorno social de estos individuos. Finalmente, se trata también de una cuestión de higiene y salud.

Pienso que la permisividad en estos casos es igualmente perniciosa ya que no se trata de actos de libertad individual. La tolerancia en este caso no es señal de liberalismo, es corresponsabilidad. ¿Alguien puede decirme si ha visto a alguna mujer bajarse del carro, levantarse la falda o bajarse el pantalón y proceder a regar el piso? ¿Verdad que no? Obviamente, si las mujeres pueden controlar el acto de orinar, no hay razón orgánica que justifique que los hombres no puedan hacerlo. Más aún ahora que en Managua hay una gasolinera a cada vuelta de la esquina y en cada uno hay servicios higiénicos de acceso público.

Propongo que acordemos aplicar una sanción moral al menos pegándole un grito a quienes veamos orinándose en público. Podemos gritarles ¡“cochinos”!, o algo semejante, ya que las autoridades, a pesar de ser una acción legalmente sancionada se hacen de la vista gorda.

¿Alguien tiene otra idea?

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