Sin duda, la poesía otorga licencias que la filosofía no concede. Sin más ni más, el poeta nos declaró que se había bañado dos veces en las aguas del mismo río, lanzando así un baldón a la sentencia de Heráclito de Éfeso, incólume por siglos: lo único que existe es el cambio… nadie se baña dos veces en las aguas de un mismo río.
Esta y otras sorpresas nos trajo la presentación…