La historia, por lo general, la escriben los vencedores. Y, aunque se trate de las mentiras más atroces, la repetición termina por imponerlas como verdad. El olvido, a su vez, es el destino de hechos flagrantes, cuando resultan incómodos. Es la historia oficial.
En armonía con la historia oficial transita el signo de los tiempos, que ofrece contexto a los textos, y…