El problema no es que Ortega esté desaparecido. De hecho, para buena parte de los nicaragüenses lo mejor es que no aparezca.
Lo que verdaderamente importa es que Ortega y su camarilla no están asumiendo las graves responsabilidades que conlleva enfrentar la calamidad que se cierne sobre nuestras cabezas.
¿Cuáles son los hechos? …