“Declárase día de la Constitución Política de Nicaragua, el primer lunes del mes de Septiembre de cada año…”, establece el artículo 3 de la Ley 201. Una ley aprobada en 1996 que se encuentra plenamente vigente. Si viviéramos en un régimen democrático, ese día sería de especial significación y celebración, ya que la principal garantía de la convivencia pacífica es el respeto a la ley, en particular a la Constitución, que es la madre de todas las leyes.
Ayer lunes fue pues día de la Constitución Política de Nicaragua. Pero nadie celebró. En el caso nuestro, es natural, ya que no tenemos nada que celebrar, habida cuenta de que el orteguismo demolió el estado de derecho y transformó la Constitución en un traje a la medida de las aspiraciones totalitarias de Ortega. Lo extraño es que el régimen haya dejado pasar sin pena ni gloria ese día, sobre todo ahora que tienen ya su propia Constitución. ¿Alguno de ustedes puede especular sobre las causas de ese “olvido”?
Pareciera que queda un poquito de vergüenza para no celebrar ese día. Queda, por lo tanto, un resquicio de esperanza que, como toda grieta, puede abrirse y crear un enorme espacio de ley y de respeto a la ley.