Política y Realidades nacionales

El “34-19” Los mismos actores y el mismo libreto

Anoche, en un noticiero de televisión, se presentó un reportaje sobre el vistoso desfile juvenil con el que se celebraba el 17 de julio, oficialmente declarado como Día de la Alegría. Es el día de la renuncia de Anastasio Somoza Debayle, el  último miembro de la dinastía somocista. A las preguntas del periodista los jóvenes respondían de manera inmediata y mecánica que estaban participando en la jornada del “34-19”. Eso respondían: con un número. Celebraban el 34-19. Cuando el periodista volvía a preguntar qué conmemoraban ese día, no sabían decir por qué estaban ahí. O respondían francamente que no sabían, o mencionaban motivos por las cuajadas.

Cuando se trata de los funcionarios públicos, en lo poco que hablan y los pocos que hablan ¿qué nos dicen?: El Comandante Daniel orientó abatizar para combatir el dengue.  El comandante Daniel orientó limpiar los cauces. El comandante Daniel orientó estar alertas con el volcán. El comandante Daniel orientó promover las inversiones. Y así. Como si no fuera su obligación cumplir tareas tan elementales, o no estuvieran en capacidad de pensar o moverse por sí mismos. El mesías lo sabe todo. Lo ordena todo. Lo resuelve todo. Mesianismo espurio, obviamente.

Es natural. Una de las características del orteguismo es forjar seguidores que no piensen por sí mismos, sino que solamente repitan consignas y acaten designios. Y el comienzo del no pensar es no recibir información ni formación sobre las realidades del presente, ni sobre la historia. El objetivo es construir en la mente de las personas una percepción del presente, despojada de realidades o con realidades desfiguradas. Una mirada al pasado expresada en consignas. Y un imaginario y una visión de futuro plagada de fantasías, delirios y emociones.

Las banderas, los colores, la multitud, la música, la agitación, los símbolos esotéricos y el jolgorio, desempeñan un papel esencial. La fe en el mesías se encuentra en el centro de la coreografía y de ahí la repetición y la repetición de su nombre. No importa la latitud ni el tiempo. El libreto es el mismo: “Somoza forever”; “Heil Hitler”; “Duce, mi luz”; “Dios en el cielo, Trujillo en la tierra”; “Stalin nuestro padre, la patria nuestra madre”. No hay innovaciones. Mismo guión, mismo libreto.

Hay un libro, escrito por George Orwell, llamado 1984. A quien no lo haya leído le aconsejo buscarlo y leerlo. Es una novela que, a pesar de haber sido escrita en 1949, preserva actualidad y le ayudará a descifrar el régimen que vivimos.

El pensamiento y la gesta de Sandino, estorban. Por esa razón están arrinconados y únicamente son sacados a relucir, de vez en cuando y cada menos, Con frases huecas. Con frases hueras. Es que el orteguismo hace ya tiempo se transformó en un proyecto político distinto, distante y contradictorio con los valores y banderas de Sandino.

Sólo fíjense en lo siguiente: ¿han visto alguna publicación sobre el pensamiento y la gesta de Sandino? Con tanto dinero y poder, nos inundan los folletos sicodélicos y esotéricos, pero ¿y Sandino?

El 34-19 es pues una exhibición más. Una consagración más. No puede ser de otra manera: no puede celebrarse la victoria de la libertad desde la plataforma de una dictadura.

El 34-20 la vida amanecerá igual, mientras los brazos estén cruzados.

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