A nadie parece preocuparle el peligro que corre Corinto. La realidad es que tratándose del principal puerto nicaragüense, es el origen y destino de la mayor parte de nuestras exportaciones e importaciones, por consiguiente enfrentar el peligro existente es un asunto de interés nacional, que debería ser tema de atención no solamente del gobierno sino también de todos los agentes económicos, dado que es vital para la economía del país.
¿Ajá, y cuál es el problema con Corinto?
Aparentemente a causa de corrientes marinas, el mar de año en año ha ido “comiéndose” la isla donde se asienta el puerto. Son centenares de metros perdidos, lo que redujo a una angosta faja el centro de la isla. No es ninguna exageración afirmar que un oleaje fuerte -o “marejada” como la llaman los porteños- cruce la isla de lado a lado y la parta en dos tantos, imposibilitando el transporte terrestre hasta el muelle.
En distintas administraciones gubernamentales, desde la década del setenta, se han ejecutado distintos proyectos de protección: varios rompeolas, diques de arena, hasta un proyecto de “robarle tierra al mar” se ejecutó. También se han colocado, a la zumba marumba, miles de toneladas de piedras. Finalmente se construyó, en la década de los noventa, “un espigón” que estaba destinado a proteger el puerto en el largo plazo. Como obra de ingeniería ha sido el más formidable, al menos visiblemente. Pero no se le dio el mantenimiento pautado por los constructores.
La realidad hoy es que el espigón se ha erosionado severamente y la penetración del mar en la costa no se detiene, cualquiera puede ver los socavones que amenazan también la seguridad de la población que vive a orillas de la costa. El Ministerio de Transporte e Infraestructura se ha limitado a realizar pequeñas obras de contención que gradualmente son socavadas.
Por otra parte, a causa de las mismas corrientes marinas, la bahía donde se sitúa el muelle y el “canal” por donde ingresan los barcos está sometida a una sedimentación constante, razón por la cual periódicamente debe realizarse un dragado para asegurar que los buques no encallen en algún banco de arena. Hace años que ese dragado no se realiza y en consecuencia el peligro crece de día en día.
Para remate, el mar ya rompió uno de los dos diques naturales que protegen la bahía: Punta Castañones, cuya consecuencia es aumentar la sedimentación y en un plazo previsible elevar el oleaje de la bahía.
¿Qué dijo el ministro?
Cuando el ministro de Transporte e Infraestructura compareció a la comisión económica en el proceso de consultas para el presupuesto del 2015, la semana anterior, le pregunté por Corinto, porque en el presupuesto solamente hay una partida de aproximadamente 500 mil dólares que, cualquiera sabe, no es útil ni siquiera para mantener las cosas en el punto actual. El ministro mostró conocimiento de la situación y preocupación genuina. Admitió que esos fondos no eran suficientes pero agregó unas consideraciones demoledoras, dijo: la verdad es que la tendencia de Corinto es a perderse si no se construye una obra de envergadura. Pero un proyecto de esa naturaleza está fuera del alcance del MTI. Tal vez habría que preguntarle a la Empresa Portuaria Nacional, agregó.
En cuanto a la Empresa Portuaria Nacional, al revisar su página web puede observarse que no hay ningún proyecto destinado a la protección de Corinto.
En conclusión, la protección estratégica del puerto no se encuentra ni siquiera en proceso de diseño. Es una paradoja fatal: los delirios del canal, además de sus otras consecuencias, impiden concentrar atención y recursos en conservar y desarrollar lo que tenemos.
Ya sabemos pues a qué atenernos.
Aquí la responsabilidad está clara, Francisco. Es una responsabilidad primordial del gobierno. Para comenzar, estoy dando la voz de alarma y utilizaré los medios a mi alcance. Esto no requiere ni siquiera elaboración técnica porque es de simple observación: la erosión del espingón, el socavamiento del dique de arena, la ruptura de Castañones, están a la vista. La próxima semana expondré el tema en el plenario de la Asamblea, pero es importante que se sumen otras voces. Por ejemplo, los corinteños en el exterior podrían enviar mensajes a la alcaldía para que tome cartas en el asunto. Asumo que Absalón es perfectamente consciente del problema, pero necesita alzar su voz dentro de su partido y frente a los funcionarios del gobierno. Los corinteños que vivimos en Managua también deberíamos hacer otro tanto, por ejemplo, enviar una carta al ministro y otra al director de la empresa portuaria. Espero que estés bien. Saludos, enrique