A todas luces, la corrupción es y ha sido a lo largo de estos catorce años con Ortega en el poder, una de las características centrales del régimen. Sin discusión alguna, es el gobierno más corrupto de la historia de Nicaragua.
Pues bien. Resulta que ayer 28 de enero, la reconocida y prestigiada organización “Transparencia Internacional” publicó su informe anual sobre el estado de la corrupción en el mundo.
¿Y a qué no adivinan? Al igual que en los últimos años, el régimen de Ortega se encuentra a la cabeza de Centroamérica en materia de corrupción. Y esto ya es mucho decir.
En Guatemala, un ex presidente y su ex vicepresidenta fueron destituidos y condenados por actos de corrupción en el poder: Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti. También fue sometido a juicio por el mismo motivo el ex presidente Álvaro Colom. La tapa al pomo la puso Jimmy Morales, un payaso que los guatemaltecos tuvieron la desgracia de elegir como presidente: Para proteger a la mafia enraizada en el Estado y los poderes fácticos de ese país, despidió a la Comisión Internacional contra la impunidad, la CICIG, una entidad con respaldo de Naciones Unidas y de la comunidad internacional, que se estableció precisamente para ayudar a combatir la corrupción. El convenio fue anulado por Morales y los funcionarios que la integraban fueron expulsados del país.
Con todo, el régimen de Ortega está peor calificado que Guatemala en materia de corrupción.
Si vemos hacia Honduras, la esposa del ex presidente Porfirio Lobo fue condenada por fraude con caudales públicos, mientras un hermano del presidente en ejercicio guarda prisión en Estados Unidos. El mismo presidente Juan Orlando Hernández, al igual que Porfirio Lobo, se encuentran señalados por un tribunal federal norteamericano de recibir dinero del narcotráfico. A la vez, otro ex presidente, Óscar Leonardo Callejas, falleció el año pasado en Estados Unidos donde se encontraba enjuiciado, igual, por actos de corrupción.
En Honduras se constituyó, con el respaldo de la OEA, una institución parecida a la CICIG, de Guatemala, con el pomposo nombre de «Misión de Apoyo contra la corrupción y la impunidad en Honduras». Sin embargo, el mandatario hondureño, que no oculta sus simpatías por Ortega, parece que no aguantó el ácido y también canceló el convenio y le dijo adiós a la misión internacional de la OEA.
Con todo, el régimen de Ortega está peor calificado que Honduras en materia de corrupción.
En El Salvador ocurre otro tanto. El ex presidente Francisco Flores fue procesado y encarcelado por corrupción. Falleció antes que se dictara sentencia. El ex presidente Antonio Saca guarda prisión por el mismo motivo. Por su parte, el ex presidente Mauricio Funes se encuentra prófugo en Nicaragua, bajo la protección de Daniel Ortega. Hay otros ex funcionarios salvadoreños de alto nivel, encarcelados, incluyendo un ex fiscal general de la república. El involucramiento de tres ex presidentes nos da una idea de los graves niveles alcanzados con el saqueo de fondos públicos. Pero, a la vez, el procesamiento judicial de tres ex mandatarios es revelador de la existencia de instituciones que todavía luchan por combatir la corrupción.
Con todo, el régimen de Ortega está peor calificado que El Salvador en materia de corrupción.
La mafia gobernante en Nicaragua supera a sus congéneres de Guatemala, de Honduras y de El Salvador.
Con los antecedentes descritos, revisemos brevemente el informe de Transparencia Internacional. De 183 países evaluados Nicaragua ocupa el puesto 162. Es decir, entre los peores del mundo.
No solo eso, sino que hemos venido para atrás, como el cangrejo. Año con año retrocedemos en el escalafón. Según el mismo reporte Nicaragua es uno de los países que más ha retrocedido a nivel mundial en los últimos años.
Y si nos vamos a nivel de América Latina, tres países encabezan la lista de los más corruptos: Venezuela, Haití y Nicaragua.
Y aquí no hay un solo preso por actos de corrupción. La explicación es sencilla: la misma mafia que ejerce el poder se receta impunidad pues controla todas las instituciones estatales que, por ley, están obligadas a perseguir la corrupción: poder judicial, Fiscalía, policía y Contraloría General de la República. El gato cuidando la leche.
En resumen, tenemos en el poder una mafia señalada internacionalmente de cometer delitos de lesa humanidad en contra de su población, con el agravante de que también son señalados como los más corruptos de Centroamérica, y entre los peores de América Latina y a nivel mundial. Un status humillante y una imagen bochornosa que nos salpica a todos.
Junto a la libertad y la justicia, la otra bandera que debemos enarbolar es la bandera de la decencia. Si en el futuro no logramos edificar un país donde impere la decencia, la libertad y la justicia estarán en permanente peligro.
Dejar una respuesta