La posición que expresaron los diputados del Parlamento Europeo, al cierre de su visita a Nicaragua, echó otra palada de tierra al régimen de Ortega. De entrada, los europarlamentarios descartaron que en Nicaragua se hubiera producido un intento de golpe de Estado.
Para interpretar de mejor manera la significación e implicaciones de ese posicionamiento, es importante repasar a quién representa la misión que visitó el país.
La Unión Europea está formada por 28 países, entre ellos los de mayor peso político y económico del continente europeo. Alemania, Francia, Italia, España, Holanda, Noruega, para mencionar algunos. La Unión Europea no solamente es un proceso de unificación económica, que incluye una moneda común, el llamado Euro; sino que abarca un abanico de políticas comunes en diversas áreas, una de las cuáles es una política exterior común.
Tres son los órganos principales: El Consejo Europeo, que está formado por la reunión de jefes de Estado y de gobierno de los países miembros. La Comisión Europea, es otro órgano fundamental. Es el brazo ejecutivo. Y El Parlamento Europeo, integrado por diputados electos directamente por los ciudadanos europeos en cada Estado Miembro. El parlamento tiene un peso político relevante, con facultad legislativa, de control, y además aprueba el presupuesto comunitario.
En su seno están representadas las principales fuerzas políticas de Europa, las cuales se agrupan por afinidades ideológicas y políticas. El bloque Popular, de centro derecha, es el mayoritario, seguido por la Alianza progresista de socialistas y demócratas. Hay que aclarar que un partido socialista europeo nada tiene que ver con lo que se entiende por socialismo en América Latina. Los socialistas europeos son socialdemócratas que combinan libertad, economía de mercado y justicia social. El tercer bloque son los conservadores. También están los liberales, la izquierda unitaria europea y los verdes.
¿Cuáles son los puntos a destacar del posicionamiento de esta misión de eurodiputados?
Primero. Expresaron una visión compartida. La misión estaba conformada por representantes de derecha, de centro derecha, de izquierda y de centroizquierda, de distintos países. Y todos compartieron una visión común. Incluso, tuvimos oportunidad de escuchar a un diputado que fue herido en el Frente Sur, en la lucha contra Somoza.
Ortega tiene la extraña virtud de generar consensos, pero en su contra. También en Estados Unidos logró que Republicanos y Demócratas, que no se ponen de acuerdo en nada, adoptaran un criterio unánime frente al régimen de Ortega.
Segundo. Esa visión compartida desnuda de la cabeza a los pies las patrañas que el régimen se empecina en pregonar. Entre otras cosas, afirmaron “El gobierno insiste en la tesis de un golpe de estado violento, actos terroristas, violencia, y sobre todo agresión externa. No creemos en esta hipótesis. Es especulativa y partidista”. Eso dijeron.
Pero además rebatieron la tesis de la normalización que se empecina el régimen en proyectar. Los europarlamentarios subrayaron que existe una grave crisis de democracia, de Estado de Derecho y de Derechos Humanos. En este sentido, mencionaron el recrudecimiento de la represión, las inadmisibles condiciones carcelarias, los juicios sin fundamento, las violaciones a la libertad de información, de reunión y de movilización.
En particular, destacaron que la crisis económica y política puede desembocar en mayor violencia. Literalmente afirmaron: “los riesgos de una guerra interna no son despreciables”.
Tercero. Como remate de sus consideraciones recomendaron la reanudación del diálogo y la negociación, centrado principalmente en condiciones para elecciones auténticas, a partir de tres condiciones indispensables: liberación de los prisioneros políticos. Retorno de los organismos internacionales de derechos humanos. Y restauración de los derechos y libertades, incluyendo movilización, reunión y prensa.
Racionalmente, el planteamiento de la negociación como salida es absolutamente pertinente, si estuviéramos hablando de unos gobernantes interesados en la convivencia democrática, incluso, si estuviéramos hablando de unos gobernantes autoritarios. Pero en Nicaragua estamos ante una mafia que se apoderó del aparato del Estado, que se aferra al poder a sangre y fuego.
Cuarto. La amenaza que remató el posicionamiento. Anotemos la cita: “la situación actual de Nicaragua en materia de derechos humanos y democracia no es compatible con el acuerdo de asociación que la Unión Europea tiene con Nicaragua”.
Recordemos que el Acuerdo de Asociación comprende tanto el acceso de exportaciones nicaragüenses al mercado europeo, en condiciones preferenciales; y la cooperación al desarrollo, tanto por vía directa como por la vía de instituciones financieras internacionales.
El régimen por su parte, mostró sus dos caras. Una ante los europeos, a quienes dejó circular, dialogar, opinar y visitar cárceles. Y otra para los nicaragüenses: militarizó la ciudad, negó el ejercicio del derecho de movilización y asedió a liderazgos de organizaciones que se entrevistaron con los parlamentarios.
En conclusión, la visita de los europarlamentarios dejó evidencia palmaria del aislamiento internacional del régimen y su pérdida total de credibilidad. Nadie cree sus patrañas. Aún así, todavía alientan la expectativa de la negociación, aunque advirtieron con claridad la ruta de las sanciones.
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