En días recientes se produjeron dos episodios que retratan de cuerpo entero la naturaleza totalitaria del régimen, su mezquindad y su vocación represiva.
Totalitaria, porque revela su aspiración a controlarlo todo. La vida y las mentes de las personas. Mezquindad, porque no es capaz de tolerar el más pequeño resquicio a su pretensión totalitaria. Y su vocación represiva porque no tiene misericordia para castigar a todos aquellos que, aunque sea mínimamente, hagan uso de su libertad. También revelan que todos estamos expuestos a los manotazos represivos, aún aquellos que han guardado fidelidad al monarca.
El primer episodio fue con Sergio Ramírez. Por su proyección en la cultura nacional e internacional, el escritor nicaragüense fue invitado a participar en la inauguración del Instituto Libre para Adultos, en San Juan del Sur. La construcción y operación del centro educativo es financiado por la organización no gubernamental estadounidense Random Acts.
Tratándose de un acto municipal de carácter educativo, asistieron como invitados el secretario del Consejo Municipal, José María Guadamuz, y la delegada municipal del Ministerio de Educación, Dorquis Muñiz.
Ellos cometieron el terrible delito de asistir a un acto en el que estaba presente Sergio Ramírez, quien, como se sabe, mantiene una actitud crítica frente al régimen de Ortega. ¿Cuál fue la consecuencia? Guadamuz fue destituido de su cargo por el Concejo Municipal y Muñiz fue destituida por el Ministerio de Educación. Ambos, echados a la calle con un estigma político que gravitará en sus vidas y en la de sus familias.
Totalitarismo. Mezquindad. Y voluntad represiva.
Ramírez expresó en una carta pública: “me siento profundamente apenado por su suerte, solidario con ellos, y avergonzado de que semejante barbarie ocurra en Nicaragua, ellos y yo igualmente nicaragüenses”.
Y en verdad se trata de un acto que todos debemos repudiar y, particularmente, solidarizarnos con las víctimas de semejante atropello.
El otro episodio se produjo el pasado 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer. Anualmente, la Embajada norteamericana organiza un encuentro con mujeres representativas de distintos sectores del país. Con ocasión del acto, la Embajadora anunció que se había nominado a la Doctora Vilma Núñez para el Premio Internacional a las Mujeres de Coraje. Este es un premio otorgado anualmente por el Departamento de Estado de los Estados Unidos para las mujeres de todo el mundo que han demostrado liderazgo, coraje, ingenio, y su disposición a sacrificarse por los demás, especialmente en la promoción de los derechos de la mujer.
Todos aquí sabemos que la doctora Núñez, al frente del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos, el CENIDH, por décadas ha demostrado los atributos de coraje, liderazgo y disposición a sacrificarse por los demás.
Pues bien, al acto fueron invitadas ministras y viceministras del régimen quienes al escuchar la nominación abandonaron el recinto. Seguramente recordaron lo que había pasado con la destitución de los funcionarios de San Juan del Sur.
Pero no paró allí la cuestión. Al día siguiente, nueve de marzo se conoció un comunicado que está encabezado por la siguiente frase: “Gobierno de Unidad y Reconciliación Nacional”. Fijémonos bien. Es encabezado por la frase Unidad y Reconciliación Nacional. La carta está suscrita por las ministras y viceministras del régimen que asistieron al acto en la embajada estadounidense. En su comunicado califican la nominación de la Doctora Núñez como “un acto de hostilidad con nuestro pueblo”, y agregan, “Repudiamos ese acto de hostilidad” por considerar que las prácticas de la presidenta del CENIDH “han ofendido reiteradamente al pueblo de Nicaragua”. El comunicado contiene varias aseveraciones críticas a la gestión de la embajadora Dogu.
La carta que hicieron firmar a las funcionarias del régimen contienen dos aberraciones que son propias de todo poder totalitario: Solo los súbditos del régimen son pueblo. Esta concepción se encuentra en el origen de los atropellos a los derechos de los nicaragüenses. Para el régimen, nosotros, la mayoría de la población, no somos pueblo.
La segunda aberración se encuentra estrechamente relacionada con la primera, es la consideración de que la defensa de los derechos humanos es ofensiva. Por eso los atropellan. El ejercicio y la defensa de los derechos humanos de los nicaragüenses resultan ofensivas para el régimen. Eso afirma la carta que hicieron suscribir a las funcionarias del régimen.
Se trata de dos episodios que podrían considerarse de menor cuantía, pero en realidad son dos episodios de alta significación porque completan un retrato de cuerpo entero.
Totalitarismo. Mezquindad. Y vocación represiva.
Horacio Gonzalez
Que ojo de fotografo!
Martina
Exelente retrato , ahora descifremos como desmontarlo, si es ilegal, atropellante y no estamos dispuestos a ser una 2da Venezuela, tenemos 6 meses para Obligarlos a nuevas elecciones presidenciales y limpias municipales, Verdaderamente Unid@s y con una estrategia de concenso !! El pueblo votò : No creo en este sistema electoral, No mas Ortega !