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Silogismo sobre la tercera ley de Newton

nariz golpeada

Premisa mayor: La tercera ley de Newton es “Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria: quiere decir que las acciones mutuas de dos cuerpos siempre son iguales y dirigidas en sentido opuesto”, usualmente la sintetizamos en “toda acción tiene su reacción”.

Premisa menor: El vidrio es un material duro. Si es delgado puede ser frágil, pero a mayor espesor, más dureza. Cuando lo utilizan como puerta o como pared, es mucho más sólido y resistente.

Conclusión: Si usted golpea una puerta o pared de vidrio con cualquier parte de su cuerpo (puño, frente, nariz, rodilla) el golpe que recibirá será de la misma intensidad del golpe que propine al vidrio.

La historia: Ayer alguien se pegó tremendo pijazo en una puerta de vidrio que no vio. Me disculpan la expresión pero utilizar cualquier otra palabra sería falsificar el hecho. Quienes no han pasado por esos episodios les describiré la sensación: Es como que le caiga un rayo porque el golpe uno no lo ve venir, hasta que lo siente.

Naturalmente, quienes estaban cerca se asustaron al escuchar el estruendo y se acercaron. En estas circunstancias es fundamental que usted guarde la compostura y se esfuerce por recuperar el aplomo por mucho que le duela y con paso seguro siga caminando sin sobarse. Si pone cara de asombro o se soba, las risitas que provoca el incidente pueden transformarse en burla abierta. Suficiente con el golpe como para sufrir mayores escarnios. Seguidamente con voz segura algo así como: ¡me salvó la rodilla! Camine de prisa hasta donde ya no lo vean y hasta entonces comience a sobarse el pijazo. ¿La frente, la nariz, la boca o las tres cosas? El dolor le dará una idea de lo que usted tiene más protuberante.

Ya con más calma, consuélese pensando que a casi todos nos ha pasado. A quienes no han tenido la experiencia mejor es que pongan su barba en remojo porque ahora con tantos centros comerciales están permanentemente expuestos.

Moraleja: No todos los golpes tiene uno oportunidad de verlos venir pero, por muy dolorosos e inesperados que sean, después puede resultar divertido contarlos y reírse de uno mismo: …jejeje.

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