Historias de ayer y de hoy

¡Quién causa tanta alegría!

purisima

Hoy es día de olor a incienso, de sabor a gofio, de garganta irritada, de cañas y de nancites encurtidos, de sobresaltos por los triquitraques a media calle, de vasos de chicha helada, de humo y pólvora, y, aunque cada vez menos porque hay que rebuscarlos, de limones dulces. Es día también, o noche en realidad, de ayotes en miel. Y también flores, imaginación y esmero en los altares.

La gritería es una de las expresiones más auténticas del ser nicaragüense. Es expresión de la religiosidad popular. Es, al mismo tiempo, fervor mariano, fiesta religiosa y tradición. Una religiosidad que trasciende al catolicismo para acercarse más a las fibras íntimas del pueblo. Es parte sustancial de nuestra identidad como nación.

La identidad nacional se va forjando día a día con nuestros olores, sabores, saberes, sonidos, sentimientos, cantares y emociones. Y nuestros dolores. Y también nuestras esperanzas.

La emoción con la que el niño espera la hora de la salida a gritar, con el saco al hombro y la esperanza puesta en las gorras que se van a recibir. Después, la hora de vaciar los sacos con la satisfacción de todo lo que se recogió. Olores, sabores, sonidos y emociones. Recuerdos que se graban para siempre. Nostalgias que atesoran en tierras ajenas donde los trances de la vida han llevado a tantos nicaragüenses.

Más allá de la religión que se profese, no importa la edad o el lugar, el grito de quién causa tanta alegría, es algo que los nicaragüenses llevamos desde la más tierna edad y lo acompaña a uno hasta la tumba. Todos, o la mayoría, de alguna manera, volvemos a ser niños en este día estirando la mano para pedir la gorra, entonando cantos a la virgen y apurando el paso para visitar la mayor cantidad posible de purísimas.

Amigos, parientes, abuelas, novios, hijos, matrimonios, nietos, familias enteras se encuentran también en este día.

Cierto es que con el tiempo la tradición ha ido cambiando, hay menos pitos y matracas, hay menos limones dulces adornados con sus banderitas, menos penachos de indios y otros que menudearon en la niñez de nuestra generación, pero lo esencial se mantiene. Y se sobrepone a los burdos intentos de manipulación que con fines perversos de destilan desde el poder, mezclando la imagen mariana con serpientes misteriosas.

Es difícil que un nicaragüense no sepa al menos una estrofa de tu gloria, tu gloria, gozoso este día, o dulce María publica mi voz…o toda hermosa eres María… o por eso el cristianismo con grata melodía repite de María su nombre sin cesar…

Tal como lo señala la canción de Ruben Blades dedicada a la palabra patria, patria es el cariño que aún guardas después de muerta la abuela…patria es lo que se lleva en el alma todo aquel cuando se aleja…para los nicaragüenses patria es la purísima, patria es la gritería…

Vamos a dar pues nuestro grito…¡Quién causa tanta alegría!

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