Escritos económicos

El misterio de las papitas fritas: las cadenas del atraso

papas fritas

Uno de estos días, circulaba por una de las calles de Managua y observé que un bus en su parte trasera llevaba un rótulo con anuncios de bolsitas de yuca frita, papitas fritas y platanitos fritos. Los productos que anunciaba el rótulo correspondían a una marca extranjera.

La pregunta inmediata fue ¿por qué si nosotros cultivamos yuca, plátanos y papas, tenemos que comernos los platanitos y las papitas fritas producidas en otros países?

¿Será que la tecnología necesaria para cortar, freír, aderezar y embolsar los plátanos, las papas y la yuca es muy compleja?

Obviamente la respuesta es no. No es necesario ser químico ni ingeniero industrial para saber que se trata de una tecnología sencilla. Entonces ¿por qué no producimos las papitas y los platanitos fritos que nos comemos?

¿Cuál es el misterio?

Una posible explicación sería que en Nicaragua la cantidad de consumidores de esos productos no justifica la inversión que se requiere para instalar una mediana planta industrial. Si así fuera, el negocio no sería rentable y por tanto resulta más conveniente comprar las papitas fritas en otros países.

El tema pareciera ser ocioso o intrascendente. Pero fíjense que no. Revisemos los datos: En el 2014 las compras a otros países de papas fritas, preparadas, llegaron a 6 millones 700 mil dólares. Y las papitas pre-fritas, congeladas, representaron 6 millones de dólares. Parece mentira, pero las compras en el exterior, solo en papas fritas superan los 12 millones de dólares.

Quiere decir que hay suficientes consumidores aquí de esos productos. Supongamos que una industria nacional se limite únicamente a cubrir la tercera parte de la demanda. Las ventas serían de 4 millones de dólares al año. ¿Cuántas empresas en el país generan ese volumen de ventas?

Si esa empresa de nuestro ejemplo fuera factible, además de generar empleo y actividad económica, también ahorraría divisas y aportaría ingresos al fisco. Además, previsiblemente los productores de yuca, plátanos y papas se verían alentados a producir más, y más eficientemente, y abrir así un círculo virtuoso.

En este sencillo ejemplo se revela el potencial que tiene nuestro país para crecer y generar empleo. Porque no se trata solamente de las papitas, los platanitos y la yuca. Podemos multiplicar ejemplos similares en los que tenemos el potencial de agregar valor a nuestra producción agropecuaria y con ello incrementar empleo e ingresos.

¿Saben cuánto gastamos al año en aceite de soya? 48 millones de dólares. ¿Y cuánto en alimentos derivados de la soya? 52 millones de dólares. Nada más y nada menos que 100 millones de dólares en productos derivados de la soya. Si hablamos de pan y galletas, son 53 millones de dólares al año en importaciones. Y así podríamos seguir citando ejemplos.

Pero no es tan sencilla la cuestión. Pasemos al entorno a fin de examinar si las condiciones son propicias o adversas. Porque una empresa nacional, para ser viable, tendría que producir a costos menores que los industriales de los países vecinos.

¿Y qué necesita un industrial para establecer una planta? Necesita crédito para la inversión y para capital de trabajo. Pero resulta que aquí las tasas de interés bancario son las más altas de Centroamérica. Nuestro inversionista entonces comenzaría con los pies hinchados.

Luego, al poner a funcionar la planta, tiene que pagar la energía eléctrica. Pero resulta que en Nicaragua se pagan las tarifas eléctricas más altas de Centroamérica. Con este costo nuestro industrial comenzaría a vérselas ¨de a palito¨.

Después vienen los gastos de transporte y distribución. Y resulta que en Nicaragua el combustible tiene un precio mayor al promedio centroamericano. Y además las tarifas de comunicaciones celulares se encuentran entre las más altas del mundo.

En tales condiciones, nuestro industrial para salir adelante solo tendría dos opciones: o apretar para pagar menores precios a los productores agropecuarios de papas, plátanos o yuca; o bien, pagar bajos salarios. O las dos cosas. Porque no puede subir el precio al producto, pues queda fuera de competencia; ni puede alterar las tasas de interés, ni reducir el costo de las tarifas eléctricas, ni el combustible, ni las comunicaciones.

En este sencillo ejemplo, que no está muy alejado de la realidad, están retratadas las cadenas que nos condenan al atraso y a la pobreza. En primer lugar, la ausencia de una institución nacional de fomento que promueva y respalde la inversión privada. Paralelamente, la existencia de monopolios en el combustible y la electricidad, que imponen precios abusivos succionando recursos a los empresarios. A ello se suma el estrangulamiento que produce el oligopolio bancario, con las altas tasas de interés.

Las élites económicas rentistas, medrando a expensas de las posibilidades de desarrollo del país. Lo que unos pierden, otros lo ganan a manos llenas.

Aun cuando no se trata de tecnologías complejas, sí se requería mano de obra calificada. Químicos, ingenieros en alimentos, ingenieros industriales… ¿Hay? ¿Con qué capacidades? Aquí tenemos el enlace con la calidad de la educación superior y de la formación técnica.

Después vienen los permisos, registros y trámites burocráticos, y las coimas correspondientes, las acechanzas de la DGI y, en el fondo, las inseguridades que se derivan de la corrupción, la competencia desleal y la falta de un régimen jurídico sólido.

No hay misterio. Esos son los mecanismos de producción y reproducción de la pobreza y el atraso. La pobreza, el desempleo y los bajos salarios, no caen del cielo, señores. Obedecen a estructuras, políticas económicas, mecanismos de poder y prácticas deliberadas. Estructuras, políticas y prácticas que pueden cambiar.

Y deben cambiar para que este país y su gente puedan tener oportunidades de prosperidad y de llevar la vida con dignidad.

Related posts
ArtículosEscritos económicos

Señor presidente del Banco Central: La gente no come estadísticas

-Mentiras y medias mentiras de un funcionario de la dictadura- Uno de los ejes de la…
Leer más
ArtículosEscritos económicos

El fondo del Fondo: ¿Ignorancia, ingenuidad o complicidad?

Una misión del Fondo Monetario Internacional emitió, después de visitar Nicaragua en la segunda…
Leer más
ArtículosEscritos económicos

La pobreza y la desigualdad no caen del cielo: Veamos un ejemplo

Una de las grandes preguntas que corresponde hacer sobre nuestro país es por qué hay tanta pobreza…
Leer más
Newsletter
Become a Trendsetter
Sign up for Davenport’s Daily Digest and get the best of Davenport, tailored for you.

7 Comments