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¡Cantemos el oro!

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Los dos conflictos recientes acaecidos en los poblados mineros San Pancha y Santo Domingo, con heridos, golpeados y presos, me llevaron a investigar cuáles son las dimensiones del negocio del oro y me encontré algunos datos interesantes que ahora quisiera compartir con ustedes.

El oro en el año 1950 llegó a representar el 23% de las exportaciones de Nicaragua y se mantuvo como el segundo rubro de exportación durante el primer lustro de esa década hasta que fue desplazado por el algodón. Desde entonces su importancia disminuyó hasta reducirse a una significación marginal. Sin embargo, en años recientes la producción aurífera ha registrado un crecimiento espectacular hasta convertirse en un gran negocio.

Ahora el oro ocupa el tercer lugar entre los productos de exportación del país, sólo detrás del café y de la carne. Fíjense que las exportaciones de oro de Nicaragua pasaron de 208 millones de dólares en el 2011, a 422 millones de dólares en el 2012. Se duplicaron en sólo dos años. También ha venido subiendo el volumen  pues en el 2011 se exportaron 179 mil onzas y, en el 2012, las exportaciones llegaron a 258 mil onzas.

¿Y cuál es la causa de ese crecimiento tan formidable? La causa principal ha sido el aumento de los precios internacionales del valioso metal. Para que tengan una idea de este aumento, en el 2004 la onza de oro costaba alrededor de 400 dólares. En el 2012 el oro nicaragüense se exportó a un precio promedio de 1650 dólares la onza. Es decir, el precio internacional del oro se multiplicó por cuatro.

Y este negocio va a seguir mejorando porque se estima que en el 2013 el precio de la onza llegará a los dos mil dólares, mientras la empresa B2gold, concesionaria de las principales minas del país, reporta oficialmente que el costo de producción por onza anda alrededor de los 550 dólares.

Con tan formidable negocio la pregunta obligada es quiénes son los principales beneficiarios de este auge.

Cualquiera podría imaginarse que la principal o las principales empresas exportadoras del país pertenecen a los Pellas, con el azúcar, a los Baltodano con el café, o los Zamora con la leche. Pero no. La principal empresa exportadora de Nicaragua es B2gold, la dueña de las minas Santa Pancha, Rancho Grande y Santo Domingo. En el 2012 esta empresa exportó 186 millones de dólares y en el 2011, 163 millones de dólares.

Una siguiente pregunta es sobre las perspectivas del negocio. Y los datos revelan que el negocio seguirá mejorando. ¿Por qué? Porque la principal causa del crecimiento del precio del oro es la incertidumbre, o las incertidumbres de la economía mundial. Y esas incertidumbres continuarán. Ante ese escenario las economías emergentes como China y la India, en lugar de tener sus reservas en dólares o en euros, que están marcados por la inestabilidad, prefieren el oro. Por ello se han convertido en grandes compradores, a tal punto que concentran más del 40% de la demanda mundial. Es previsible pues que el precio del oro siga muy alto por un plazo largo.

Pero hay otras preguntas que corresponde formular.

¿Cuánto empleo generan estas empresas mineras?

¿Qué nos queda a los nicaragüenses a cambio del oro que se llevan?

Ya sabemos que nos quedan pequeños mineros arruinados, garroteados y presos. ¿Pero cuánto queda al país en concepto de impuestos?

¿Cuáles son las medidas que adoptan las autoridades del gobierno para asegurarse de que no se afecte el medio ambiente y nuestros recursos naturales?

Y la pregunta del millón: ¿hay socios nicaragüenses y, en tal caso, quiénes son

Y esto no es estar en contra de la inversión extranjera. Se trata simplemente de resguardar los intereses del país y de los nicaragüenses. ¿O es que volveremos al tiempo de cambiar nuestro oro por espejitos y cuentas de vidrio?

Las realidades descritas me recordaron a una de las piezas geniales de Rubén Darío: La canción del Oro. Una obra maestra de ironía, erizada de espinas y adornada de cáusticos aderezos.

¡Cantemos el oro! … proclama Darío…”rey del mundo, que lleva dicha y luz por donde va, como los fragmentos de un sol despedazado”.

“Cantemos el oro porque tapa las bocas que nos insultan; detiene las manos que nos amenazan y pone vendas a los pillos que nos sirven”.

Cantemos el oro! …continúa Darío, con agudo sarcasmo… “Unámonos a los felices, a los poderosos, a los banqueros, a los semidioses de la tierra”!

Pero nuestro poeta también nos coloca ante una interrogante vital, en su poema Los Cisnes: ¿callaremos ahora para llorar después?

Las respuestas cada uno y cada una debe buscarla y encontrarla en su propia conciencia. Es hora de hacerlo.

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