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La dieta de la cerveza

El Doctor Barbosa, reconocido médico nicaragüense y compañero habitual de tertulias culturales en Managua, ante mis problemas de peso me recomendó, muy seriamente, la «dieta de la cerveza». Según él, una dieta a base de cervezas satisface los nutrientes que el cuerpo requiere diariamente, además, los carbohidratos que contiene se absorben lentamente y por consiguiente la ingesta de calorías es reducida. Un poco incrédulo le cuestioné al doctor por qué se hablaba de las «barrigas cerveceras», pues a toda barriga tipo sandía se le atribuye en el caso de los hombres al hábito de tomar cervezas. Él replicó que eso no se debía al consumo de cervezas sino a que «bebían y comían», así que los engordaba la comida y no las cervezas.

La dieta que me recomendó fue la siguiente: “en la mañana te comés un buen desayuno, tu gallo pinto, tu huevito y tu lechita. Entre diez y once te comés una fruta. Y ya para las doce te lanzás tu primera cerveza. Y te tomás seis cervezas a intervalos de hora y media, más o menos. En la noche, podés hacer una comida ligera…”

¿Las ventajas? Las seis cervezas te quitan el hambre del almuerzo y representan alrededor de 900 calorías. Junto con las otras ingestas llegás a 1800 calorías. Como el gasto normal de calorías es 2.200, la dieta de las cervezas inmediatamente te coloca en ruta a la reducción de peso.

Una ventaja adicional es que esta dieta te hace pasar la tarde relajado, risueño y con energías. Y te vas a dormir como angelito.

El doctor Barbosa me recomendó que estos días de calor eran momento ideal para comenzar la dieta. Eso sí, exclamó: ¡nada de tragos!

Lamentablemente, en esta etapa de la exposición se acercó una persona conocida de ambos y nos interrumpió, de modo que no tuve oportunidad de preguntarle al doctor por cuánto tiempo es la dieta. Es decir, si podía adoptarla de por vida. Tampoco pude preguntarle por la reacción del hígado ante semejante empellón. 

Finalmente, me queda la duda de qué pasaría si me entusiasmo y en lugar de seis, comienzo a subir la cuota y paso, digamos, a ocho o diez cervecitas cada día, y paso de largo con la comidita de la noche… ¿La dieta sería más efectiva elevando el consumo?

Pero también se me quedó en la alforja la pregunta del millón de pesos: Preguntarle al doctor si él practicaba esa dieta o solamente la recomendaba.

Son preguntas que haré a mi estimado amigo antes de seguir su recomendación. Y les pido, por favor, que esperen las respuestas antes de dar rienda suelta a su entusiasmo por tan novedosa dieta.

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